Una Ley de Residuos que no frena la contaminación por plásticos — ecologica
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Una Ley de Residuos que no frena la contaminación por plásticos

Ornela Garelli

La contaminación por plásticos es una de las principales amenazas que enfrentan los océanos y otros ecosistemas. Se estima que en 2010 entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas métricas de estos residuos llegaron a los océanos a nivel global.1

Estas cifras son aun mayores si se toma en cuenta la contaminación de cuerpos de agua, como ríos y lagos; un estudio publicado en la revista Science indica que en 2016 entre 19 y 23 millones de toneladas métricas de residuos plásticos entraron a los ecosistemas acuáticos.2

El mismo estudio estima que para 2030 esta cifra podría alcanzar los 90 millones de toneladas si no se hace algo al respecto.

La llegada masiva de estos desechos a los océanos del mundo trae consecuencias muy negativas para la biodiversidad que los habita y México no es la excepción.

Por ejemplo, un estudio realizado por Greenpeace México en 2019 encontró que uno de cada cinco peces comerciales en el país tenía microplásticos en sus vísceras, mientras que otro estudio de la misma organización (2020) halló residuos plásticos en todas las ocho áreas naturales protegidas estudiadas, tanto en la superficie como en la columna de agua y en el fondo marino.3

Estas consecuencias ambientales no son ajenas a las personas, por lo que diversos estudios publicados en los últimos años dan cuenta de las crecientes afectaciones de los plásticos a la salud de la gente.4

Ante este panorama, desde la sociedad civil hemos emprendido un camino de lucha para lograr que en México se implementen las medidas necesarias, particularmente en el plano legislativo, para frenar este grave problema ambiental.

Desde principios de 2019, diversas organizaciones de la sociedad civil, incluidas aquellas que forman parte de la Alianza México sin Plástico (AMSP), hemos trabajado para lograr una reforma a la ley de residuos del país (Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos o LGPGIR), como forma de hacer frente a la contaminación por plásticos.

Nuestras principales propuestas y demandas para ello han sido las siguientes:

Incluir en la LGPGIR la responsabilidad extendida del productor (REP), la cual implica que las empresas que producen, comercializan e importan plásticos, se hagan responsables de los residuos que sus productos generan, pues son éstas quienes los ponen en el mercado.

Basta ver los resultados de la auditoría de marca de 2021 de Break Free From Plastic donde se identifica a grandes empresas como Coca-Cola, Pepsico, Unilever, Nestlé, entre otras, como las principales generadoras de contaminación plástica.5

Asimismo, la REP implica que estas empresas innoven en sus modelos de distribución de productos para ofrecer a los y las consumidoras opciones libres de plásticos y otros artículos de un solo uso.

Estas empresas deben saber que queremos el producto, no el empaque ni el envase. Necesitamos responsabilidades claras y ambiciosas para el sector privado, las cuales estén a la altura de su contribución a este problema ambiental.

Que se respeten e impulsen las prohibiciones y regulaciones aprobadas en estados y municipios frente a los plásticos de un solo uso y sus prohibiciones.

Si bien estas medidas pueden ser perfectibles en variados aspectos, son grandes avances para cambiar nuestros hábitos de consumo, para dejar atrás la cultura de lo desechable, y avanzar hacia la disminución en la generación de residuos.

Por tanto, cualquier modificación legislativa que se haga debe partir de estos avances y no ponerlos en riesgo.

La no incineración de residuos. Los legisladores han aprobado en los últimos meses iniciativas que impulsan la incineración y el coprocesamiento de residuos, particularmente para convertirlos en energía. Pero esto no es ni será nunca la solución.

La incineración de basura genera amplios impactos ambientales (como el agravamiento de la contaminación del aire y la emisión de tóxicos, como dioxinas y furanos que son contaminantes orgánicos persistentes), sociales y para la salud pública. Además de que no es compatible con la economía circular.

Antes de quemar basura, un modelo de gestión de residuos circular privilegia la prevención y la minimización: el mejor residuo es el que no se genera.

El reciclaje tampoco es la solución. En la LGPGIR se debe respetar la jerarquía de gestión de residuos, la cual indica que antes de valorizarlos se debe evitar que se generen, reducir su generación e impulsar la reutilización.

Soluciones de raíz. La solución a la contaminación por plásticos no es sustituirlos por otros productos que también sean desechables.
Los productos biodegradables, compostables, reciclables, bioplásticos, de papel, cartón, etc., si están diseñados para tirarse, siguen siendo parte del mismo problema y generando grandes afectaciones ambientales.
La solución se encuentra en el impulso de modelos circulares de distribución de productos basados en la reutilización. Es decir, en retornables, rellenables, libres de empaque, etcétera.

Han pasado cerca de tres años en los que hemos buscado dialogar con las y los senadores de la República, así como hacer presión pública para que se aprobaran modificaciones legislativas que incluyeran las propuestas aquí mencionadas. Sin ellas no será posible combatir la contaminación por plásticos desde su raíz.

Este problema no es solo una cuestión de mala gestión de residuos. Es más profundo, tiene su origen en el modelo dominante de producir y consumir basado en lo desechable y en la conveniencia inmediata, en la puesta en el mercado de productos concebidos para tirarse.

Por lo anterior, hemos llamado a las y los legisladores a tomar esto en consideración y a no proponer “soluciones” superficiales que solo agravan el problema.

Desafortunadamente, durante todo ese tiempo de trabajo, después de haber enviado estas recomendaciones numerosas veces a los senadores y senadoras, a finales del año pasado el Senado aprobó las modificaciones a la LGPGIR sin considerar ni una sola de nuestras principales propuestas y alertas.

Detrás de esto se encuentra el fuerte vínculo entre el poder político y económico que persiste en el país, donde la presión de la industria del plástico logró que sus intereses se vieran privilegiados en las reformas legislativas hechas.

El poder y la influencia del sector privado se vio reflejado en al menos dos situaciones:

1) En documentos que llegaron a nuestro poder donde encontramos las modificaciones solicitadas por José Ramón Ardavín, director ejecutivo de la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES, organismo vinculado con la industria del plástico) y que se aprobaron tal cual fueron hechas.

2) Durante la sesión del pleno de la cámara alta donde se aprobó el dictamen en comento. En esta sesión, senadores y senadoras del bloque opositor, particularmente del PAN, acusaron que los senadores impulsores del dictamen (del Partido Verde y Morena, con Raúl Bolaños-Cacho Cué, presidente de la Comisión de Medio Ambiente, a la cabeza), estaban vendidos a la industria del plástico por claramente privilegiar sus propuestas e intereses en el contenido del dictamen.

Desde Greenpeace y otras ONG como las que escribimos para este número de La Jornada Ecológica denunciamos públicamente este proceso y alertamos sobre las implicaciones negativas que estas modificaciones tienen en el medio ambiente. En efecto, no solo no contribuirán a combatir efectivamente la contaminación por plásticos sino que pueden agravarla.6 Nuestras principales alertas son las siguientes:

Las reformas significan un retroceso para las prohibiciones de plásticos aprobadas en 29 estados de la República.

Lo anterior por diversas disposiciones que los obligan a cumplir con lo mandatado en las recientes modificaciones a la LGPGIR que son menos ambiciosas. Y porque se incluye una definición de plásticos de un solo uso y variadas exenciones (por ejemplo por motivos de higiene o preservación de alimentos) que dejan fuera de las prohibiciones a prácticamente todos los productos plásticos de un solo uso si estos pueden reciclarse, compostarse o valorizarse energéticamente.

Lo anterior es problemático porque un “plástico de un solo uso” es tal por su diseño para ser desechable, no por si idealmente puede reciclarse o compostarse.

Supuestamente la reforma a la LGPGIR llevaría a la eliminación de los plásticos de un solo uso hacia 2025. Sin embargo, de acuerdo al punto anterior, esto no es así. La definición de plásticos y las exenciones consideradas permiten que prácticamente todos los plásticos puedan ser permitidos.

El dictamen promueve la valorización energética, la incineración/coprocesamiento de residuos para convertirlos en energía, lo cual incentiva la producción y el consumo de plásticos bajo la excusa de que pueden valorizarse mediante su quema.

Esta perspectiva es muy peligrosa porque no soluciona el problema de raíz. Para frenar la contaminación plástica se debe reducir la producción y consumo de plásticos y avanzar hacia esquemas de distribución de productos basados en la reutilización, no en lo desechable.

El dictamen no incluye responsabilidades ambiciosas para las empresas. Al contrario deja la responsabilidad de la solución de los problemas que ocasionan los plásticos a la ciudadanía y con dinero público. Es decir, mediante nuestros impuestos.

Este dictamen, así como el de la Ley General de Economía Circular (que se aborda en otro artículo de esta serie por Larisa de Orbe), ha pasado a la Cámara de Diputados para su discusión y fue turnado tanto a la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, bajo la presidencia de la diputada Karen Castrejón del Partido Verde, como a la Comisión de Cambio Climático y Sostenibilidad, a cargo de la diputada Edna Díaz del PRD.

A estas comisiones y sus respectivas presidentas les hacemos el llamado para tomar en consideración las principales alertas y propuestas que hacemos desde la sociedad civil. Y esperamos que este dictamen no sea aprobado sin antes hacerle modificaciones sustanciales.

Para esto será muy importante que se abran los espacios necesarios para incluir las voces de la sociedad civil y la academia, ignoradas repetidamente por el Senado.

Diputadas y diputados: esperamos que no ignoren su responsabilidad y legislen por el medio ambiente y el bienestar general, no por los intereses de unos cuantos, como ya pasó en el Senado.

1 Jambeck, Geyer, et al. “Plastic waste inputs from land into the ocean”. Science 347, 6223, 768–771 (2015) DOI: 10.1126/science.1260352
2 Borrelle et al. “Predicted growth in plastic waste exceeds efforts to mitigate plastic pollution”. Science 369, 1515-1518 (2020). DOI: 10.1126/science.aba3656
3 Greenpeace México, et al. Estudio sobre el impacto de la contaminación por microplásticos en peces de México (2019) https://www.greenpeace.org/mexico/publicacion/3377/estudio-sobre-el-impacto-de-la-contaminacion-por-microplasticos-en-peces-de-mexico/ y Greenpeace México, et al. Impacto de la contaminación por plásticos en áreas naturales protegidas mexicanas (2020) https://www.greenpeace.org/mexico/publicacion/8865/contaminacion-por-plastico-en-areas-naturales-protegidas-mexicanas/
4 Véase por ejemplo este estudio que analiza la presencia de microplásticos en placentas humanas. Ragusa, A. et al. “Plasticenta: First evidence of microplastics in human placenta”, Science Direct, 146. https://doi.org/10.1016/j.envint.2020.106274.
5 Break Free From Plastics, The Brand Audit Report 2021. https://www.breakfreefromplastic.org/wp-content/uploads/2021/10/BRAND-AUDIT-REPORT-2021.pdf
6 Greenpeace México, Aprueba Senado retroceso en la regulación de plásticos de un solo uso, Noviembre 18, 2021. https://www.greenpeace.org/mexico/noticia/49582/aprueba-senado-retroceso-en-la-regulacion-de-plasticos-de-un-solo-uso/

Ornela Garelli
Especialista en consumo responsable y cambio climático en Greenpeace México
Correo-e: ogarelli@greenpeace.org