Inmunización en México — letraese letra ese

Director fundador | CARLOS PAYAN Director general | CARMEN LIRA SAADE • Director Alejandro Brito Lemus

SALUD SEXUALIDAD SOCIEDAD

ARCHIVO HISTÓRICO

Número

Usted está aquí: Inicio / 2021 / 07 / 01 / Inmunización en México
× Portada Guardada!

Inmunización en México


Hueyzahuatl, tepitonzahuatl y el más conocido, el cocoliztli fueron las epidemias que azotaron el actual territorio mexicano durante la época novohispana y causaron millones de muertes, muchas más que los conflictos armados o cualquier otra situación. Viruela, sarampión, peste, disentería o tifo fueron las enfermedades que desolaron pueblos y ciudades, entre los siglos XVI y XVIII, debido a que se carecía de cura o de algún mecanismo para prevenirlas. Se estima que su costo fue de 20 millones de vidas.

La situación era preocupante debido a que cada brote provocaba millares de defunciones y afectaba, de manera significativa, a las comunidades, sobre todo, de origen indígena o rural. Los médicos debatían ampliamente sobre las posibles soluciones, pero no las había. Por el contrario, las muertes se acrecentaban y las esperanzas se desvanecían.

Contrario a lo que se piensa, a la Nueva España llegaban las noticias de manera rápida, por lo que a mediados del siglo XVIII se supo del caso del niño James, un chico inglés a quien un médico de su comunidad, Eduardo Jenner, puso en contacto con las pústulas de la viruela de una vaca, y al poco tiempo, mostró que él no adquiría la enfermedad.

Así se demostró que algunas enfermedades se podían prevenir si se mantenía un contacto previo con el agente infeccioso que las provocaba. En un primer momento, dicho contacto era por medio del brazo.

En las cortes españolas, las grandes afectaciones provocadas por los brotes epidémicos, sobre todo de viruela, alentaron a la realización de la Expedición Filantrópica de la Vacuna contra la Viruela, encabezada por el doctor Francisco Xavier de Balmis, quien viajó con 22 menores con viruela de la costa gallega, en La Coruña, hasta Puerto Rico, Venezuela, Cuba, y después, México.

El objetivo era que estos menores entraran en contacto con otros a fin de generarles una respuesta inmunológica, y así de manera sucesiva, hasta que muchas personas fueran resistentes al agente patógeno.

Primeros pasos

Seis años antes del inicio del movimiento de Independencia, en 1804, se inoculó a las primeras dos personas en contra de la viruela. Eran dos mujeres que trabajaban con doña María Bustamante, integrante de una acaudalada familia veracruzana, quienes habían llegado de Puerto Rico y habían sido expuestas a la enfermedad.

A partir de esa experiencia, se determinó armar una expedición por todo el territorio veracruzano y otra por la península de Yucatán, sumándose a la travesía de Balmis, quien en varias ciudades que visitó, estableció centros de vacunación, donde se llevaban los contactos de las personas con los agentes infecciosos y se prevenían futuros brotes.

 

En 1950, alrededor de siete por ciento del total de defunciones de menores de cinco años eran motivadas por enfermedades prevenibles por vacunación. En 1992, la cifra se había reducido a 0.24 por ciento.

 

Casi 50 años después llegó a nuestro país el agente contenido dentro de la vacuna contra la viruela desarrollada en Francia, así como los avances realizados por Louis Pasteur con respecto a la rabia.

Hacia finales del siglo XIX, el doctor Eduardo Liceaga, tras haber visitado Francia y traído un cerebro de conejo con rabia, logró inocular a un niño que había sido mordido por un perro con rabia. Otros médicos obtuvieron resultados similares, por lo que se comenzó a elaborar una vacuna antirrábica en el país, la primera manufacturada en tierras mexicanas.

Este éxito sanitario alentó a que, en medio de la Revolución Mexicana, comenzara la producción masiva de vacunas contra la viruela derivadas de bovinos en Yucatán en 1912, y en 1916, y se asignara esa tarea al Instituto Bacteriológico Nacional. Ante esa disponibilidad de insumos, por primera vez en la historia sanitaria del país, en la década de los 20, se establece como obligatoria la aplicación de la vacuna contra la viruela a menores de edad.

Treinta años después, se dio una gran noticia: se erradicó la viruela de México. Ante el éxito, se comenzaron a llevar a cabo campañas de vacunación masiva para la tuberculosis y la poliomielitis, una enfermedad que afectaba a siete de cada 100 mil habitantes a mediados del siglo XX . También se empezó a vacunar para prevenir el sarampión.

Inmunizaciones

Para la década de los 70, la tendencia global era lograr inmunizar a todos los niños y las niñas del mundo para seis enfermedades: viruela, sarampión, poliomielitis, tosferina, tuberculosis y tétanos, a través de programas de inmunización intensiva en los centros de salud. La respuesta mexicana fue la creación de la Cartilla Nacional de Vacunación en 1978, a fin de que todas las familias tuvieran un control sobre la prevención de ciertas enfermedades de sus elementos más pequeños.

La idea fue reforzada con la implementación de los Días Nacionales de Vacunación, obteniéndose como resultado de estas intensas medidas de acción, la erradicación de la poliomielitis en México hacia 1990 y convirtiéndose en uno de los siete países del mundo autosuficientes para elaborar todas las vacunas del Programa Ampliado de Inmunizaciones.

A pesar del éxito, ese mismo año se aplicó la Encuesta Nacional de Coberturas de Vacunación, la cual mostró que las coberturas aún no era suficientes, pues sólo 46 de cada 100 infantes contaban con su esquema de vacunación. Como medida paliativa, se crea el Consejo Nacional de Vacunación, que impulso la vacunación permanente, los días de vacunación, las brigadas móviles en zonas altamente aisladas y marginadas, las semanas nacionales de salud, para menores de 14 años, y un esquema al que se agregaron las vacunas para rubeola, parotiditis y hepatitis B.

También se idearon estrategias sectoriales para vacunar a bloques demográficos específicos como a mujeres en edad fértil, a quienes se les aplican las dosis para protegerse del virus del papiloma humano o a las y los adultos mayores, proporcionándoles insumos para prevenir el neumococo.

Uno de los mayores resultados obtenidos fue que en 1997 dejaran de registrarse nuevos casos de sarampión, una tendencia que se mantuvo por más de 20 años.

 

Durante el siglo XVIII, el promedio de vida era inferior a los 50 años, pues mucha población moría a causa de enfermedades prevenibles con vacunas.

 

Emergencias

Muy pocas personas recordaban haber estado encerradas en casa por varios días para evitar contraer la denominada “gripe española”, una epidemia que azotó en distintas partes del mundo, siendo una de las más afectadas, México, donde miles de personas murieron a causa de la enfermedad.

Sin embargo, en 2009, la influenza provocada por el virus AH1N1 paralizó al país por algunos días y conjuntó a los grupos científicos de todo el mundo para desarrollar una vacuna, la cual estuvo disponible en meses.

Un insumo que, a diferencia de las vacunas ya existentes, requiere de un reforzamiento al año y se ha convertido en una estrategia de salud pública masiva, pues cada año se aplican más de 30 millones de dosis del inmunizador.

En aquel momento se cuestionó severamente el papel de las farmacéuticas en la distribución de la vacuna. Este debate se revivió a partir de la irrupción por la pandemia de COVID-19, ya que varios de los países en lo que se desarrolló la vacuna, la acapararon y no facilitaron su distribución.

En el caso de nuestro país, se establecieron acuerdos, incluso para la participación de la ciudadanía en protocolos de investigación, y para la fabricación de la misma en las instalaciones existentes, además de diseñarse un plan de vacunación que ha permitido la aplicación de 44 millones de dosis, y lograr que una sexta parte de la población ya tenga completo el esquema de inmunización.

Las experiencias mexicanas de vacunación masiva han sido ampliamente replicadas en otros países a lo largo de la historia debido a sus buenos resultados. En esta ocasión, frente a la mayor pandemia que se ha presentado en las últimas décadas y debido a que fue una de las primeras naciones en las que se implementó una estrategia de vacunación masiva, vuelve a marcar la pauta y aportar conocimientos para una realidad en la que esos procesos de inmunización colectiva continuarán requiriéndose.

Además, desde México también se contribuye a la búsqueda de la tan ansiada vacuna para el VIH a través del proyecto Mosaico, en el que se busca lograr dar respuesta a todas las posibles variables del virus existentes en el mundo. Un resultado, que en caso de lograrse, marcaría un punto de inflexión en la historia contemporánea de la humanidad.

Comments
comentarios de blog provistos por Disqus