La sombra de la ultraderecha — letraese letra ese

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La sombra de la ultraderecha


El 2 de septiembre de este año comenzó una polémica. Un grupo de senadores, senadoras y diputados de las bancadas del Partido Acción Nacional (PAN), encabezados por el coordinador del partido en el Senado, Julen Rementería, se reunió con Santiago Abascal, presidente del partido español VOX. El resultado del encuentro con el máximo representante de este partido ultraconservador fue el establecimiento de una “alianza para frenar el avance del comunismo en la Iberosfera”.

Lo interesante es el grado de confusión que puede englobarse en una frase tan corta. Por un lado, pintar al comunismo como el enemigo, tal como se hacía en la Guerra Fría, y por otro, la ocurrencia de llamar “Iberosfera” a lo que ya se llama “Hispanoamérica” o “el mundo hispanoparlante”, es decir, América Latina y España, pero creando una palabra nueva cuyo significado aún no está del todo claro.

VOX es una organización política de extrema derecha que, desde su fundación en 2015, ha pugnado por la defensa de la vida y la familia, y en su sitio web declara su lucha “contra la corrección política asfixiante”. En materia migratoria, se manifiesta por expulsar a los migrantes que no tienen documentos e impedirles de forma permanente la entrada a España, principal vía de ingreso de personas africanas que cruzan el estrecho de Gibraltar con el fin de llegar al viejo continente. Además, se han pronunciado por eliminar el concepto de violencia de género y, en su lugar, utilizar el de violencia intrafamiliar. Con todo, sus propuestas han encontrado eco en la sociedad española, que en 2019 la convirtió en la tercera fuerza política del país ibérico.

Si bien el PAN comparte algunos de los mencionados principios, como la defensa de la vida (traducida en oposición al aborto) y la familia, la postura de VOX es tan extrema que la polémica se desató incluso dentro del propio partido mexicano. Según lo reportado por los medios de comunicación, 14 de los 25 senadores del PAN firmaron el acuerdo con VOX, es decir, más de la mitad de la bancada en la cámara alta. Pero al mismo tiempo, militantes panistas de gran relevancia mostraron sus opiniones en contra de la firma del acuerdo. Tal fue el caso de Los expresidentes del PAN Gustavo Madero y Damián Zepeda, las senadoras Xóchitl Gálvez y Kenia López Rabadán (quien dijo que el encuentro fue “claramente un error”), y el exsecretario de Gobernación y actual presidente de la Comisión Política Nacional del PAN, Santiago Creel.

Después del rechazo en varios niveles, Julen Rementería reviró diciendo que “lo sucedido” fue un error “por las condiciones en que se dio” y que “se prestó a interpretaciones que no corresponden a los ideales y principios del PAN”, además de que aclaró que no se trató de una alianza, pues en ese caso debía haberla suscrito la dirigencia del partido.

En su momento, Santiago Creel aclaró que las verdaderas coincidencias ideológicas del PAN están con el Partido Popular español, ya que ambas organizaciones políticas coinciden en instancias internacionales que agrupan a partidos de derecha (sin el prefijo “ultra”). Sin embargo, la historia de la extrema derecha en México se ha expresado en muchos momentos políticos recientes.

 

Las organizaciones ultraderechistas en México han sobrevivido a los tiempos. Desde la otrora hermandad secreta de El Yunque la muy extendida red laica del Opus Dei, la ideología conservadora ha operado más bien en silencio, con un bajo perfil, y de esa manera ha ido incidiendo en las políticas nacionales.

 

Viraje a la derecha

El año 2000 trajo al mundo entero la algarabía de un nuevo milenio. En México, la coincidencia parecía ser profética: el 2 de julio de 2000, un candidato cercano a la gente vencía los 71 años de continuidad priísta y el “cambio” por fin se sentaba en la silla presidencial.

En aquel momento se sintió como un triunfo, pero quizás se perdió de vista la herencia ultraconservadora que Vicente Fox traía consigo y de la cual ya había dado señales durante su gestión como gobernador de Guanajuato. Como ejemplo, nombró como Jefe de oficina de la Presidencia de la República, es decir, como su principal asesor, a Ramón Muñoz Gutiérrez, cuyo ritual iniciático en El Yunque describe el periodista Álvaro Delgado, el autor que más ha dado seguimiento a la organización.

En su libro El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés, 2003), Delgado describe la existencia de este grupo secreto de militantes del PAN. Se trata de una organización de extrema derecha cuyas estrategias constan lo mismo de incidencia política que de incidentes de choque promovidos a costa de estudiantes o jóvenes católicos devotos de las clases populares.

“No es un grupito de fanáticos”, acota Delgado, entrevistado en 2006 para un documental realizado por alumnos del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). “Se trata de una estructura muy poderosa, integrada por varios miles de militantes”. Además, en su mencionado libro afirma que el grupo tiene un origen para militar, y que arrastra asesinatos de sus adversarios políticos.

Basados en la fe católica, en 1955 un grupo de militantes fundó El Yunque, cuya influencia se pudo sentir ya en plenitud durante el gobierno de Vicente Fox, no sólo al interior de su gabinete, sino también en la sociedad en general. Por ejemplo, gran revuelo causó la acción de Fox al recibir al entonces papa, Juan Pablo II, en México, e inclinarse para besar el anillo del pontífice. Esto generó polémica porque ningún mandatario antes, a pesar de haber reconocido su fe católica, se había comportado como un feligrés frente a un papa. Además, en aquella visita de julio de 2002, Juan Pablo II había sido recibido como jefe de Estado, aun cuando estaba claro que el objetivo de la visita era pastoral.

Pero cuando se dio este simbólico momento, el “gabinetazo”, como lo llamaba Fox Quesada, ya había echado a andar las políticas conservadoras que pretendían cambiar el rumbo del país. Carlos Abascal ocupó primero la Secretaría del Trabajo y más tarde la Secretaría de Gobernación, desde donde movió su influencia para despedir a una maestra del Instituto Félix de Jesús Rougier, donde estudiaba su hija, por haber dejado a las alumnas (la escuela sólo admitía mujeres) la lectura de Aura, novela de Carlos Fuentes que, consideró Abascal, mostraba un papel que la mujer no debía desempeñar.

Más allá de ese incidente, Abascal fue el encargado de operar una política interior que limitó el trabajo de organizaciones civiles progresistas, como las enfocadas al empoderamiento de las mujeres y defensa de los derechos humanos, mientras que privilegió a otras afines a su ideología, como el Comité Nacional Provida o la Unión Nacional de Padres de Familia. De hecho, fue durante esta administración cuando México consiguió ser la sede del III Congreso Mundial de Familias, un evento que promueve los valores cristianos más conservadores.

 

Los vínculos entre la doctrina católica y la derecha extrema en el país se han documentado o incluso manifestado abiertamente desde que el PAN llegó al poder en el primer año de este siglo.

 

Otros operadores

Otro de los personajes que llegaron al poder con Fox fue José Luis Luege, quien fungió primero como titular de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente y más tarde fue puesto al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Según un perfil publicado por el investigador Edgar González Ruiz en la revista Contralínea, en 2009, el poblano Luege era bien conocido como un antiguo militante de ultraderecha, por ejemplo, en el grupo político-empresarial Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana, del cual fue presidente y desde donde impulsó la lucha por encarcelar a mujeres que abortan.

Luege siguió en la función pública al llegar al poder otro panista, Felipe Calderón, en 2006. Con él, Luege Tamargo dirigió la Comisión Nacional del Agua, donde también, de acuerdo con González Ruiz, fue señalado por llevar a cabo un manejo político de la distribución de este recurso.

Finalmente, en 2017 renunció a su militancia en el PAN y en 2018 quiso contender por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México como candidato independiente, pero no logró aparecer en la boleta.

Una de las mujeres vinculadas con El Yunque es Ana Teresa Aranda, quien con Vicente Fox asumió la dirección del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), y más tarde fue nombrada Secretaria de Desarrollo Social. Como titular del DIF acudió al mencionado III Congreso Mundial de Familias, y enarboló la perspectiva que su férrea formación católica le había inculcado sobre esta estructura social. Según lo recuerda el Álvaro Delgado, Aranda comenzó militando en la Asociación Cívica Femenina, una organización de corte ultraconservador. Hoy en día, Ana Teresa Aranda es diputada federal y ha expresado su deseo de contender por la dirigencia estatal del PAN en Puebla.

 

Cerrando filas a futuro

Una vez saliendo a la luz la existencia de El Yunque, se fue conociendo su estructura e ideología. Según lo establece Mónica Uribe, politóloga y doctora en historia en su artículo La ultraderecha en México: el conservadurismo moderno (revista El Cotidiano, 2008), “El Yunque se concibe a sí mismo como una organización instrumenta a los designios de Dios en la Tierra”. Y para cumplir ese objetivo, se valdrá de todo los medios posibles, incluyendo la violencia.

Como también lo había afirmado Delgado, los valores de esta organización, originalmente secreta, son la disciplina, la lealtad y la obediencia absoluta. Y de acuerdo con Uribe, la cúpula yunquista se conforma por ciertas élites que no dejan salir la información importante hacia los grupos de base, los cuales están conformados por diversos sectores de la población.

Así, los militantes del grupo surgen de la clase media y media alta, describe la autora, a través de escuelas de corte cristiano, pero también han obtenido adeptos en los grupos empresariales (se les ha vinculado con la Confederación Patronal Mexicana, Coparmex) y políticos. De esta manera, El Yunque logró germinar y fortalecerse, principalmente en estados como Guanajuato (considerado su bastión), Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, Puebla, Sonora, Zacatecas y Yucatán.

De acuerdo con el periodista Álvaro Delgado, el hecho de que algunos personajes polítocs de la extrema derecha no sean tan visibles no significa que no hayan permanecido dentro de los espacios de poder. Basta ver el caso de Ramón Muñoz, quien después de terminar el sexenio de Vicente Fox pareció alejarse de los reflectores, sin embargo, actualmente es en quien el reciente dirigente del PAN, Marko Cortés, tiene en sus manos la planeación de la estrategia del partido para los años futuros. El perfil del partido, muy seguramente, seguirá por el camino de la ideología de El Yunque

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