¿Qué es la demisexualidad? — letraese letra ese

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¿Qué es la demisexualidad?


Desde niña, Paulina se supo diferente a todo lo que le decían. Siempre le mencionaron que era un niño, pero ella jamás se identificó como tal. Su cuerpo y la forma en que otras personas la identificaban, no correspondía con su realidad. Hoy, a sus 21 años, reconoce que sus dudas sobre quién era ella no sólo tenían que ver con su expresión de género, es decir, la forma en que la sociedad la había asumido.

Poco antes de su adolescencia, recuerda que un niño le había despertado ciertos sentimientos. A pesar de su corta edad, no lo pensó mucho y consideró que era homosexual. Sin embargo, mientras estudiaba la secundaria, tuvo una novia, con la que permaneció un tiempo prolongado, y después otra. Conforme a su razonamiento, había dejado de ser gay, y todo era normal, como se lo habían dicho.

Pero hacia el inicio de su vida adulta, comenzó a transicionar, al darse cuenta que su cuerpo y su forma de ser eran muy diferentes. A la par, ocurrió que con un amigo, con el que mantenía un vínculo de hacía varios años, inició una relación sentimental. En medio de las dudas, su amigo le decía que lo que ocurría era normal porque ella era una mujer, mientras que Paulina se volvió a cuestionar su orientación sexual, y llegó a la conclusión preliminar de que era bisexual.

Su propia respuesta no la dejó satisfecha y continuó buscando información sobre vínculos afectivos y sexualidad en varias plataformas virtuales hasta que llegó a los sitios web en los que se hablaba de la asexualidad. En un principio, tampoco quedo complacida con el término, pero allí encontró el concepto de demisexualidad.

Ella misma recuerda que “decía que era el desarrollo de una atracción sexual ya que tienes un apego emocional a la gente. Puedo saber que la persona es atractiva, pero no me atrae. Se tiene que crear un lazo emocional con la persona, y ahí surge la atracción sexual”.

A partir de la lectura de esa definición, supo que ella era una persona demisexual, pues le ocurría que con las personas que le atraían tenía un lazo emocional muy fuerte, después de conocerlas por meses. Por eso, desde hace dos años se asume con esa identidad, y sabe que puede encontrar a alguien que no se identifique en el binario del género, pero le encanten sus sentimientos y entonces no importa, puede haber un vínculo.

Para la fotógrafa y activista de 21 años, lo más importante es apreciar a la persona, no por el género, sino por ser persona, pues lo que te atrae es la persona en sí.

Por eso, le disgusta que no la tomen en serio cuando fija su postura y menciona que no le gusta lo que ve de las personas en cuanto a lo físico, sino la forma en que le despiertan emociones, pues la tachan de indefinida. Por el contrario, afirma Paulina Vera, el sólo pensar en la atracción sexual genitaliza a la sexualidad y los sentimientos, y ambos son mucho más que eso.

De acuerdo con la Red Asexual de Visibilidad y Educación, alrededor de uno por ciento de la población mundial es asexual.

Un poco de historia

En un foro de internet sobre asexualidad, una persona describió que no sentía atracción sexual por las personas a menos que primero haya una fuerte conexión emocional. En esos momentos, reportaba que no se sentía ni asexual ni no asexual y propuso que a la necesidad de sentir un vínculo emocional como un prerrequisito para que hubiera una atracción sexual se le denominara como demisexualidad.

Esta propuesta fue planteada en 2006 en el foro de la Red Asexual de Visibilidad y Educación, colectivo virtual global con mayor incidencia en el posicionamiento del espectro de la asexualidad como una orientación sexual. Tras retomar el prefijo griego “demi”, cuyo significado es “mitad” y que describe esta sensación de no tener una atracción sexual por una persona y, en algunos momentos, sí. Tras varias discusiones y debates, el término se comenzó a posicionar en la agenda pública asexual desde 2008.

En siglo XXI comenzó con un cambio en la noción del ejercicio de la sexualidad, o más bien, en su práctica o no práctica de una manera muy diferente al lugar común. Un grupo de personas se conjuntó, de manera virtual, para comenzar a proclamar que había quienes no necesariamente sentían atracción sexual por otras, comprendiendo a este tipo de atracción como aquella en la que no hay un deseo de contacto sexual con otra persona o algún interés sexual. Sin embargo, el hecho de que no haya un apetito sexual no significa que no se puedan generar vínculos emocionales con otras personas.

A partir de la irrupción en público de colectivos asexuales, surgieron dos posicionamientos: la asexualidad no es un trastorno psicológico caracterizado por la falta de un deseo sexual y ésta debe ser reconocida como una orientación sexual. La máxima premisa del movimiento es que no se necesita tener o sentir una atracción sexual para ser considerada como una persona sana.

Al paso del tiempo, algunas personas consideradas como asexuales comenzaron a plantear algunos cuestionamientos respecto al surgimiento de atracción sexual en algunos casos muy particulares. Esto dio pie al surgimiento del término de grisexualidad, definido como aquella posibilidad de ser asexual, pero en algunas situaciones, sentir esa atracción sexual, o al de espectro asexual, en el que se reconoce la gama de posibles vínculos. También surgió el concepto de demisexualidad, que, por el momento, de acuerdo con el Centro LGBT de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel, define a aquellas personas que no experimentan una atracción sexual primaria hacia una persona, aunque sí pueden sentirla, de manera secundaria, una vez que se propició una fuerte conexión emocional.

De acuerdo con el Centro de Recursos sobre Demisexualidad, las personas demisexuales sólo sienten atracción por un puñado de personas a lo largo de su vida o, incluso, sólo por una persona. En muchas ocasiones, no tienen interés en el sexo, así que tienen mucho en común con los asexuales, pero en otros momentos, son capaces de sentir atracción sexual, aunque sólo después de haber formado un profundo vínculo emocional.

 

La bandera demisexual consiste en un triángulo negro, colocado de manera horizontal, una franja blanca y una gris, y una morada en medio, más delgada que las otras dos.

 

Salir del clóset dos veces

Zacatecas es uno de los últimos estados del país en los que se han realizado modificaciones a las leyes para reconocer el derecho al matrimonio de las parejas del mismo sexo y la rectificación de la identidad legal de las personas trans, además de tipificar los crímenes de odio y sancionar las terapias de conversión. Hace 10 años, cuando Alex decidió salir del clóset, el panorama era muy diferente.

A pesar de vivir en un estado considerado como conservador, Alex López consideró que una vez que su madre y su padre supieron que no era heterosexual, no se escondería de nada ni de nadie. Por ello, desde sus 17 años gustaba de pasear de la mano de su pareja en la vía pública. A la par, comenzó a buscar asociaciones civiles con trabajo en diversidad sexual a las cuales sumarse, pues quería ayudar a otros jóvenes a vivir sus procesos de asimilación de orientación sexual o identidad de género.

Lo que encontró fue que el mayor interés era la incidencia política ante la falta de reconocimiento de derechos humanos de las poblaciones LGBTI en la entidad zacatecana. A pesar del panorama, no cesó en buscar las formas para poder crear grupos de apoyo juveniles para acompañamientos emocionales y encontró el apoyo en Yaaj México, donde se ha formado para ser el vocero de su estado.

Este interés por la salud mental y las emociones le llevó a cuestionarse a sí mismo una vez más, pues consideraba que con su expareja de la preparatoria no había tenido un “correcto” desempeño sexual. Le preocupaba que no se despertaba en él un deseo sexual. Si comentaba su situación con alguien más, le iban a decir que estaba mal, pues no “funcionaba” como lo esperaba la sociedad. En medio de sus preocupaciones, como buen joven centennial, es decir, de principios de este siglo, busco información en internet.

En un ciclo de conferencias, escuchó el testimonio de una chica asexual, quien explicó que había un espectro de posibilidades de falta de atracción sexual, entre ellos, la demisexualidad. La palabra retumbó en la cabeza de Alex, pues todo lo que decía la conferencista concordaba con su manera de sentir. Con ciertas personas con las que había generado algunos vínculos afectivos sí era posible que tuviera sexo, pero no había un constante deseo sexual en él.

Aprendió que el sentirse atraído sexualmente por otra persona es posible, y que esta sensación quiere satisfacerse por medio de un acto sexual, pero también hay la posibilidad de un deseo hacia otra persona que no necesariamente debe culminar en un acto sexual, pues esta sensación puede saciarse de muchas otras maneras.

Por lo tanto, para Alex, a través de la demisexualidad se rompe el binarismo prevaleciente con respecto a la sexualidad y se demuestra que hay muchas otras maneras de vivir la sexualidad, muy alejadas de un “funcionamiento óptimo” en la intimidad. Incluso, considera que, a pesar de que la sexualidad está muy romantizada, realmente no contempla las emociones, pues, necesariamente se piensa que debe haber una penetración para disfrutarla, cuando en realidad hay muchos otros caminos conducentes a la satisfacción.

A pesar de contar con más de un lustro de experiencia en el activismo de la diversidad sexual, considera que ha tenido que salir del clóset en dos ocasiones, primero como hombre homosexual, y después, como demisexual, resultando más problemática esta segunda ocasión debido a que, tanto fuera como dentro del ámbito de la diversidad, se generan burlas hacia estas orientaciones sexuales y posiciones políticas, dudando de la autodefinición de la persona.

Ante la situación, el activista piensa que hace falta una mayor visibilización y mayor conocimiento sobre la demisexualidad y otras variantes que toman en cuenta múltiples aspectos para la formación de vínculos, pero no han encontrado cabida dentro de las propias siglas LGBT. En definitiva, asegura, uno de los mayores retos para el diálogo entre las generaciones es el cambio de paradigmas sobre la sexualidad y las emociones.

“No debemos quedarnos con lo establecido, sino romper con las barreras del binarismo, con esa visión de blanco y de negro, para dar cabida a muchos colores que pueden ser fantásticos y podemos caber en ellos, pero como estamos en el blanco y el negro, de ahí no pasamos. Debemos convertir lo tradicional en una mejor vivencia y en nuestro disfrute”, asegura Alex, quien desea que más personas conozcan experiencias diversas y encuentren múltiples caminos para sentirse bien con su sexualidad y sus emociones.

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