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¿Y PARA CUÁNDO?

XUN BETAN

El territorio de las lenguas mexicanas es vasto, complejo, de una riqueza inconmensurable. Es hora de que se deje de hablar ellas como si fueran manatíes, especies en peligro de extinción. Ésa es la lástima, otra vez la lástima que exuda la sociedad dominante cuando insiste en ver a los pueblos originarios como “pobres” necesitados de redención social, y no como lo que deberían ser: maestros de la Nación. La nueva corrección política ejerce un racismo al revés. Las lenguas son un tesoro nacional, no un pretexto de ocasión. Vivimos un jardín de lenguas. Para Dolores Batista, poeta rarámuri, los idiomas son flores que se hablan en todo México, cantando por las llanuras. Ojarasca presenta un amplio dossier, no sobre las lenguas, sino desde ellas.

Para cuando seas mayor puedas compartir con los demás las formas tan distintas en las que vivimos, y sobre nuestra lengua, que es la forma más fina y pura para acercarnos a contemplar la naturaleza, la espiritualidad, el arte y las cosas que nos ayudan a defender lo que nosotros protegemos, nuestros territorios. Aún estando afuera soñarás en tu lengua, recordarás el sabor del maíz y el aroma del copal.

Éstas fueron las palabras de mi abuelo Bartolo cuando cumplió 90 años. Palabras que no las tomaba tan en cuenta hasta enfrentarme a la soledad, a caminar entre las distintas formas de lenguajes, entre los coloridos trajes de un pueblo a otro. Donde recordar lo tuyo se hace más fuerte y firme.

Palabras que tuve presente todo este año que mis letras han estado calladas, porque quise escuchar y conocer otras voces que hicieran florecer y engrandecer mi corazón. Además, guardar y recordar las tristezas de siglos de oscuridad y tiniebla sobre nuestra vida, una especie de oscurantismo que se vive en Latinoamérica con respecto a los pueblos originarios. Al parecer, nos falta mucho por transitar. Pero aquí estamos y seguiremos unidos, enfrentados, conviviendo, celebrando y llorando las alegrías y las derrotas que nosotros mismos estamos construyendo, o dividirnos cual muro de Trump. Oscurantismo en nuestras relaciones sociales, en exponer nuestro racismo y clasismo en cuanto nos convenga, victimizarnos después de tirar el panal, idealizarnos con los discursos y construir palabras desde nuestros escritorios para defender las extremidades ideológicas donde los que siguen siendo carne de cañón seamos los de siempre, los indios. La lucha de las “izquierdas” en México y en otros países casi siempre ha sido muy racista en su proceso de organización, estructura y forma. Ninguna realmente propone o construye procesos marcados en la construcción del conocimiento originario. Algunos líderes revolucionarios terminan siendo más racistas en forma y actuación que la misma derecha. Ambos usan la miseria y la dependencia política y de liderazgos para el control, unos son más finos que otros. La derecha es descarada: el dinero los libera de conflictos, te callan con dinero, te reprimen, desaparecen o te matan. La izquierda es persuasiva: mientras sirvas está contigo, te corta comunicación o poco a poco te destruye en discurso y acto, y busca venganzas. Esas actitudes son comunes en los distintos procesos de lucha, incluso en los procesos pastorales, que muchas veces grupos de curas y/o monjas y mestizos ajenos de a nuestra cultura y lengua planean estrategias de movilizaciones para las comunidades indígenas donde tienen presencia.

No es tan fácil hablar del racismo entre grupos enfrentados, ya que en ambos casos los indios terminamos confrontados y usados en el discurso proteccionista de los líderes, o para justificar conceptos académicos. El clasismo es tan peligroso como el racismo entre los pueblos. La mayoría somos aún campesinos, algunos más urbanos y otros pocos profesionistas, y se da el racismo y en algunos casos el clasismo. Entre la población mestiza la situación es más fea pero se unen para denostar a un indio. Su posición de mestizos los hace superiores, aún siendo pobres. Lo evidenciamos con la entrada de los hermanos centroamericanos en el país. O ese no soportar ver en la televisión o en las revistas de moda a una mujer actriz como Yalitzia o María Reyna, la soprano mixe, o ver a Mardonio Carballo en un programa de televisión, o que Hubert Matiúwáa ganara el premio de literatura, o que Marichuy fuera candidata a la presidencia de la República, entre otros personajes que vienen de los pueblos originarios y son ahora actores sociales.

Para muchos es insoportable tener un presidente que sea del sur del país, de tez morena, fuera de los círculos privilegiados o de la realeza mexicana. En contraposición prefieren a los extranjeros “rebeldes” que vienen a aventurarse unas semanas en San Cristóbal de Las Casas y hacer zapaturismo. Eso demuestra que aún no hemos llegado al diálogo para comprender estas situaciones de cambios, hemos crecido en un estado de dependencia y con esquemas culturales marcados por el sistema educativo, económico y de comunicación que nos separa constantemente.

Ya es ese “cuándo” para perder el miedo, ya es “cuándo” para crear procesos de diálogo entre los distintos actores sociales, ya es momento de construir juntos un proceso que nos lleve a mejorar las condiciones sociales y humanas en el país. Muchos creemos y aprendimos de la lucha zapatista, del proceso de sus autonomías, pero existen otras comunidades con sus propios procesos de organización, otros pueblos con más años de lucha y que desde su forma han buscado su autonomía política. El levantamiento zapatista fue fundamental en el 94 por la situación política que atravesaba el país durante el salinismo: la firma del TLC, la reforma del Artículo 27, etcétera. Pero también es importante respetar la lucha de la sociedad civil y organizada para desterrar los partidos del poder, PRI y PAN, que han saqueado el país por años. A dos meses del nuevo régimen, habrá que estar pendientes y ser críticos para no repetir lo que hicieron los otros partidos. Lo importante es aprender a ser ciudadanos y exigir derechos para vivir con respeto y armonía, en una democracia, dentro de una autonomía.

Como pueblos indios es importante buscar canales de comunicación y encaminarnos en un frente de lucha contra un sistema y un proceso destructor que viene de la derecha y de la izquierda. Para cuando nuestro corazón llegue a florecer.

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Xun Betan, autor tsotsil originario de Venustiano Carranza, Chiapas.

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