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ANTE EL CONFLICTO ENTE GUELATAO E IXTLÁN. COMPARTIR, PARA UN MUNDO MEJOR

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El 30 de agosto pasado, la asamblea de la comunidad agraria de Guelatao de Juárez emitió un comunicado alertando de “la situación de conflictividad agraria” entre la comunidad de San Pablo Guelatao y la de Ixtlán, que “ha estado presente desde la época colonial y ha sido influida por la hegemonía política y religiosa que ha tenido la actual cabecera distrital de Ixtlán, así como por el despotismo con que la ha hecho valer”.

El comunicado le demanda a las autoridades correspondientes “que se garantice el respeto absoluto a la Resolución Presidencial y Carpeta Básica entregadas a San Pablo Guelatao en 1972 y se revoquen las disposiciones administrativas realizadas por el Procede entre las dos comunidades. Que se respeten los terrenos enclavados de los comuneros del núcleo agrario San Pablo Guelatao en las tierras de la comunidad agraria de Ixtlán, como lo expresa nuestra resolución presidencial”.

Por último le expresan “a las autoridades y habitantes de la comunidad de Ixtlán de Juárez, que cobren conciencia de la extensión de terreno con que cuentan y que por esa razón no necesitan invadir terrenos que el gobierno federal ha reconocido como propiedad comunal de San Pablo Guelatao; y que la ubicación geográfica y el desarrollo de la comunidad de Ixtlán está dañando directamente a Guelatao; por lo que les solicitamos que la planeación del desarrollo y progreso de Ixtlán tome en cuenta la adversidad geográfica de Guelatao, quienes de manera honesta practicamos una manera política y de respeto y de buena vecindad hacia Ixtlán”.

El comunicado lo firman las autoridades comunales de Guelatao, añadiendo una frase que es poco usual en los escritos de reclamo. Dicen las autoridades comunales: “Estamos convencidos de ser parte de la naturaleza y que compartirla conscientemente, nos permite el ejercicio de un mundo mejor y de bienestar para todos”.

Según la historia oral de Guelatao que varias versiones de la gente ratifican: “se trata de un conflicto que se originó por el Procede-Fanar, ahora Rraja. Guelatao ha tenido conflicto con Ixtlán documentado al menos desde 1670, sólo que los documentos están en el archivo de Ixtlán”. La gente sabe que existen tales documentos por un libro La Sierra Juárez, escrito en 1940 por el profesor Rosendo Pérez, de Ixtlán, que registra el dato.

“En la época de Juárez, la gente de Guelatao le pidió ayuda para resolver el conflicto, pero Juárez les dijo que no podía intervenir. De allí hay una frase que se recuerda en la comunidad ‘otros vendrán a hacer por mi pueblo lo que yo no puedo hacer por él’. Según la tradición oral les entregó a las autoridades de Guelatao unas monedas de plata y nomás”. Se cuenta también que a principios del siglo pasado las autoridades estatales le otorgaron la categoría política de municipio (Guelatao de Juárez) “y probablemente de ahí fue que Ixtlán le subió los impuestos que les cobraba por consumo de agua y pastos, ya que se afirmaba que la tierra no era propiedad de los de Guelatao”.

La gente de Guelatao dice que en ese entonces “se surtían de agua a través de canales que se derivaban del arroyo conocido como Sho Betoo (Río de las Codornices), los cuales fueron bloqueados y los de Guelatao sólo pudieron obtener agua de la laguna durante siete años y sembrar a su alrededor en terrazas”.

Lo paradójico es que “en la época de la revolución, Guelatao se alió con la gente de Ixtepeji que protestaba por los malos tratos recibidos por Ixtlán. La gente de Ixtepeji había servido a Benito Juárez Maza cuando fue gobernador y había conservado las armas. Con esas armas tomaron Ixtlán y fusilaron al recaudador de rentas que residía ahí en la cabecera (el recaudador era el símbolo de la opresión)”. Pero esto no para aquí.

“En represalia, los de Ixtlán —que tenían mejores armas y habían formado el ejército soberanista— tomaron Ixtepeji, Guelatao y Analco, cuya gente huyó o fue desplazada como al estilo de los yaquis. Las comunidades fueron quemadas. El ejército soberanista se formó para impedir que los revolucionarios carrancistas entraran a Oaxaca y se implementara la Constitución de 1917. Aunque su líder principal fue el general Guillermo Meixueiro, uno de los principales líderes de Ixtlán (que participó en la formación del ejército soberanista) fue Fidencio Hernández, quien participó en la Decena Trágica al lado de Félix Díaz y Victoriano Huerta. Al final los soberanistas fueron derrotados por los carrancistas y la región se pacificó, por lo que la gente desplazada pudo regresar a sus tierras.”

En el caso de Guelatao, cuenta la gente, las tierras estaban ocupadas por los vecinos de Ixtlán y en la mayoría de los casos las tuvieron que comprar. “Los soberanistas obtuvieron cierto prestigio en Oaxaca y lograron negociar con los triunfadores de la revolución, por lo que algunos llegaron a ser gobernadores del estado, al menos durante algunos meses, como fue el caso del general Honofre Jiménez de Ixtlán”.

Cuando Cárdenas fue presidente, “visitó la región, impulsó la educación al estilo de la época, y estableció en Guelatao un internado para niños indígenas, cuyo nombre a la fecha sigue siendo Centro de Integración Social. Su objetivo era incorporar a los indios al desarrollo nacional. A Guelatao la visita le trajo beneficio porque el general Cárdenas habló con los de Ixtlán para que se solucionara el conflicto agrario y le cedieran a Guelatao las tierras que ocupaban. Los ixtlecos accedieron y el conflicto se encaminó a una solución”.

En 1972 “Guelatao recibió finalmente la resolución presidencial que reconocía sus tierras como bienes comunales. Ixtlán recibió su resolución posteriormente, en 1983, porque tenía conflicto con sus comunidades vecinas. A algunas de ellas les habían arrebatado tierras”. En 1990 las comunidades entraron al Procede- Fanar y se volvieron a medir las tierras incorrectamente, debido a la corrupción de los funcionarios de la Procuraduría Agraria.

“En Guelatao hubo oposición pero el entonces comisariado pudo controlar a un grupo de gente que aceptaron entrar al programa”. Las tierras comunales fueron medidas nuevamente y los de Ixtlán movieron sus límites hacia las tierras de Guelatao, que contaba sólo con 442 hectáreas. Aparentemente el Procede midió 442 hectáreas pero movió los límites en perjuicio de Guelatao, pasando por alto el plano de la resolución presidencial de 1972. Los de Ixtlán procedieron a deslindar el terreno con los ‘nuevos límites’ y en Guelatao la gente se inconformó porque el comisariado no había defendido las tierras ya reconocidas”.

Hoy, dice la gente de Guelatao en múltiples testimonios: “Este año nuevamente han entrado los comuneros de Ixtlán a limpiar sus supuestos límites, ante la inconformidad de los comuneros de Guelatao y su comisariado de bienes comunales. Por eso estamos pidiendo la intervención de las autoridades correspondientes, a fin de que se respeten los límites establecidos por la resolución presidencial y no los del Procede-Fanar, que al final es una resolución administrativa voluntaria que violenta la Resolución Presidencial, que es el equivalente a una resolución de los Tribunales Agrarios según la reforma del 92”.

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