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EL FORO ALICIA Y LA CULTURA ALTERNATIVA

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

Ciudad de México

El Alicia no es antro ni cantina, ni restaurante ni bar con música en vivo, sino un foro cultural autogestivo y libertario que reclama, en colectivo, respeto y apoyo para estos espacios en los que decenas de miles de jóvenes de las zonas marginales de la Ciudad de México han escuchado a sus bandas musicales preferidas, asistido a un taller sobre anarquismo, o a un concierto por la libertad de los presos políticos.

En su aniversario de plata, Ignacio Pineda, conocido simplemente como Nacho, fundador y motor del Multiforo, refiere que la experiencia de dos décadas y media de un trabajo sólo interrumpido por la actual pandemia deja en claro que “la autogestión es posible”. El Alicia, resume, “es autogestión, autonomía y apoyo mutuo”.

La fiesta de aniversario se suspendió por la irrupción del coronavirus, que, además, los metió en la crisis económica más severa de sus 25 años. Sin conciertos y sin apoyos institucionales para este tipo de espacios, el Alicia enfrenta una vez más la disyuntiva de seguir o parar, cuestión que tendrán que decidir en estos primeros meses del año. “Es muy estresante pagar las rentas, ver cómo hacerle para cubrir los sueldos. Estamos contemplando qué hacer, si nos vamos o seguimos tratando de seguir vendiendo nuestros carteles y nuestros discos. No sabemos si eso seguirá funcionando. La gente apoya con gusto y el cariño que se ha demostrado a lo largo de estos meses es rebonito, nos dicen que no nos piensan dejar ir”, afirma Nacho en entrevista.

La conversación se lleva a cabo en el local, donde a partir de la pandemia están vendiendo los carteles y discos acumulados en 25 años de existencia. En mesas rectangulares se exponen cientos de carteles diseñados por Andrés Ramírez y algunos por Alejandro Magallanes, que exponen la historia musical y política del foro.

Durante muchos años cada jueves se organizaron aquí mesas de discusión y reflexión sobre género (cuando no se hablaba tanto del tema como ahora), sexualidad, legalización de la mariguana, los jóvenes, la represión, los presos políticos y la situación social y política del país. Eran los Jueves de Rebeldía, organizados con colectivos zapatistas. El 8 de marzo de 1996, tres meses después de su nacimiento, el Alicia organizó su primer evento dedicado a la lucha de las mujeres, más tarde fue anfitrión de reuniones del Consejo General de Huelga de la UNAM, y el cartel con la frase “Que la rebeldía siempre nos bese en la boca” recorrió la movilización finalmente reprimida. La lucha zapatista, inspiradora de la fundación, ha estado presente en su reflexión política y en muchas de las bandas que aquí han empezado.

El Alicia ha sido sinónimo de solidaridad y compromiso con muchas causas, igual que decenas de bandas que han tocado aquí para apoyar otros proyectos autogestionarios, o en solidaridad con diversas luchas sociales barriales y comunitarias. Pero hoy, en opinión de Ignacio Pineda, hay un cambio no sólo en la música, “sino que veo a los grupos y a los chavos más conservadores, no tan politizados. Tantos años de proyecto educativo, cultural y social del panismo y priísmo influyeron a la gente. Nos faltó politizar”, se cuestiona. La banda que sigue a el Alicia sigue siendo pueblo, jóvenes sin recursos. Nacho insiste en que este espacio ubicado en la colonia Roma, delegación Cuauhtémoc, “es más un lugar de resistencia cultural que un bar o un antro de moda”. Y el sueño siempre ha sido algo más grande: “Desde un inicio, cuando nos concebimos como Laboratorio, siempre quisimos un espacio más grande para tener un lugar más cómodo, con más espacio para los conciertos, camerinos, un lugar para los Alicios para dormir y estar a gusto, un pequeño consultorio médico con medicinas alternativas, un comedor, una biblioteca. Empezamos a buscar un lugar más grande, pero nos dimos cuenta de que ya era demasiado tarde para pensar en el cambio. Las rentas estaban elevadísimas y un lugar de 400 o 500 metros tenía un precio de 100 mil pesos en la Cuauhtémoc. Vimos que si la cultura alternativa ya es para ricos y que entonces ya no existe. Si un colectivo de barrio quisiera hacer un espacio tipo Alicia ya no puede, ya es muy difícil. A eso nos ha llevado el neoliberalismo en la ciudad y en la cultura. La cultura alternativa ya no es para pobres”.

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Una versión más amplia de la entrevista se publicó en Desinformémonos en diciembre de 2020.

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