Carbón para producir electricidad onerosa y criminal — ecologica
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Carbón para producir electricidad onerosa y criminal

Leticia Merino

Este número especial de La Jornada Ecológica incluye varios textos sobre los riesgos y retrocesos que en materia ambiental, social y de salud pública implica el seguir utilizando el carbón para generar electricidad en México.

Como podrá comprobar el lector, la minería y el uso de carbón para generar electricidad tienen altísimos costos sociales y ambientales. En cambio, son dudosos sus supuestos beneficios, incluso en términos económicos: la generación de electricidad a partir de carbón es de tres y hasta cuatro veces mayor que la energía solar y eólica. Y es más onerosa que la generación de energía a partir de gas.

Por otra parte, las condiciones en que los trabajadores de las minas de carbón realizan su labor son infrahumanas y altamente riesgosas. Junto al caso emblemático de los 63 mineros que murieron atrapados en 2006 en la mina de Pasta de Conchos, propiedad del Grupo México, es importante mencionar que las de carbón históricamente han cobrado centenares de vidas en accidentes recurrentes. No fruto del azar, sino de la negligencia criminal de las empresas que operan tales minas.

Incluso hoy, en el contexto de la pandemia, en las minas de carbón –muchas de ellas ilegales y algunas controladas por el crimen– prevalecen condiciones insalubres y de riesgo para los trabajadores, entre los que se cuentan menores de edad.

La Comisión Federal de Electricidad, que pretende comprar el carbón coahuilense para la operación de sus plantas, no puede deslindarse de la responsabilidad que implica la continuidad de la extracción de carbón basada en violaciones constantes a los derechos humanos y a la vida; hacerlo constituye un caso de negligencia criminal.

Las y los mexicanos no podemos ni queremos recurrir al uso de energía a partir de lo que en Coahuila se denomina el “carbón rojo”, teñido con sangre de los trabajadores mineros.

Al apostarle a la extracción y uso del carbón para generar electricidad, la CFE tampoco puede deslindarse de otras responsabilidades, más difusas pero no menos graves: los daños a la salud pública que genera la exposición constante a los contaminantes que generan las plantas, y su altísima contribución a la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del peligroso aumento de las amenazas que implica el cambio climático global. La política energética del país no puede basarse en la negación de estos peligros.

Pero incluso en este contexto de riesgo y preocupación, es importante resaltar un tema positivo: a diferencia de otros países, la dependencia del carbón para generar electricidad en México es pequeña, mucho menor que la de países como Alemania, España y Chile, que hoy se encuentran en proceso de cierre de sus carboeléctricas.

Iniciar la transición del país hacia una matriz energética libre de carbón, tiene costos relativamente bajos, al tiempo que es una oportunidad de construcción de alternativas de energías renovables, basadas no en el abuso de grandes corporaciones transnacionales. Por el contrario, en esquemas cooperativos o público-sociales que incluyan a los actuales trabajadores del carbón, iniciativas innovadores en lo económico y social, y de mucho menor costos que la generación de energía con base en el uso de carbón. México podría ser un caso de éxito de transición hacia la descarbonización con equidad.

La motivación de las y los autores de estos textos es contribuir a la justicia social y a la justicia ambiental. Son todos ellos miembros de organizaciones de la sociedad civil que laboran desde hace años en una agenda de cambio que genere un futuro posible ambiental y socialmente.

El fotorreportaje sobre la minería de carbón incluido en este número de La Jornada Ecológica forma parte del proyecto de documentación colectiva Así se ve la minería en México, convocado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, la Fundación Heinrich Böll y Fundar, Centro de Análisis e Investigación, y por el Observatorio Académico de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Los textos fueron elaborados por Iniciativa Climática de México y la Fundación Heinrich Böll. Gracias a todos ellos y a La Jornada Ecológica por su trabajo de años, por su compromiso por un México y un planeta vivible para nuestros hijos y nietos.

Leticia Merino