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Ni rastro del financiamiento a las naciones más vulnerables

Los Estados más vulnerables se niegan a calificar los acuerdos de la COP26 como un éxito. Y tienen un motivo de peso: los países ricos, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, han impedido destinar ayudas económicas para hacer frente a los destrozos causados por la crisis climática. No habrá, por ahora, un financiamiento específico para paliar pérdidas y daños (pagar a las naciones más vulnerables por los destrozos causados por eventos extremos; no confundir con adaptación), reivindicación histórica de muchos países pobres. Muchos pequeños países, incluidas islas, están en riesgo de desaparecer por los efectos del calentamiento global de la atmósfera.

Lo que sí recoge el Pacto Climático de Glasgow es que los donantes (países ricos) se comprometen a sacar adelante la promesa –incumplida– de 2009 de destinar 100 mil millones de dólares al año a partir 2020 y hasta 2025 para que los países con menos recursos hagan frente al cambio climático (en materia de mitigación y adaptación). Además, a partir de ese año la cifra destinada a adaptación deberá ser el doble (llegando a unos 40 mil millones de dólares). Una noticia positiva que queda empañada pues sigue sin estar claro cómo se logrará recaudar la financiamiento.

Otra promesa empantanada

También se ha acordado la creación de un mecanismo que busca canalizar esas ayudas, gestionadas a través la llamada Red de Santiago. Sin embargo, lo que no se ha logrado es cerrar una cifra concreta, en otro golpe más de los países del norte global a los del sur global. La próxima cumbre, la COP27 que se celebrará en Egipto, buscará cerrar de una vez este tema.

Más allá del texto de decisión final, la COP26 ha dejado un sinfín de acuerdos, compromisos, pactos y alianzas, en su mayoría no vinculantes. Por eso, nadie asegura que se vayan a cumplir las promesas sobre el metano, la deforestación, los combustibles fósiles, los coches contaminantes…

Una cumbre lejos de lo necesario

Las principales ONG de acción climática, como Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Oxfam y Seo Birdlife, coinciden en que en Glasgow se logró un acuerdo sin “ambición” y que el documento suscrito se aleja de la meta de no sobrepasar los 1.5 °C de calentamiento global, un objetivo que limitaría los desastres ambientales.

Pese a diferentes anuncios fuera de las negociaciones, que ganaron titulares con nula repercusión real, los puntos más importantes para el control de las emisiones de gases de efecto invernadero no lograron el compromiso de los países con mayor responsabilidad.

“Los compromisos se dejaron para el año que viene”, mantiene Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional. “En Glasgow se debía cumplir el objetivo del 1.5 °C y eso no ha sucedido”. Como pasó en Madrid, en la COP25, que se adormecieron las decisiones para las que no había consenso, en la COP26 se enterraron hasta la siguiente cita, en Egipto. La diferencia está en que la cita en Reino Unido era, se suponía, la fecha límite.

“El resultado es totalmente insuficiente”, dijo David Howell, responsable de clima de SEO Birdlife. “Estamos lejos de la senda del 1.5 ºC”. Hay algo peor: un retroceso. El documento suscrito “pierde todo el carácter vinculante que se exigía. No hay ningún verbo en el texto que genere una vinculación legal, es decir, una obligación de los países a actuar. Son todo invitaciones, recomendaciones y ruegos”, sostiene Irene Rubiera, portavoz de Ecologistas en Acción. “No concreta ni cuándo ni cómo se va a hacer ni, sobre todo, con qué financiamiento”.

Aunque Greenpeace considera un logro que se critique específicamente el uso del carbón, alerta que no se ha abandonado el uso de combustibles fósiles, ni se presiona para hacerlo. “La eliminación progresiva de las subvenciones al carbón y a los combustibles fósiles es débil”, señala Greenpeace.”Reducir un 45 por ciento las emisiones para 2030”, como recoge el documento, “debe ponerse en práctica”.

Por su parte, la ONG Amigos de la Tierra, señala que se “abre la puerta a las falsas soluciones” por la presión de los países industrializados y la plataforma internacional 350.org, que reúne a pequeñas y distintas organizaciones. Destaca que por primera vez se habla de “la necesidad de poner fin a los combustibles fósiles. Pero no hay medidas concretas para lograrlo.

La COP26 no sirvió para que los países que emiten más gases de efecto invernadero dejen de “retrasar su descarbonización y las medidas necesarias” para lograrla, apunta Seo Birdlife.

Las ONG llaman a la COP26 “la cumbre más excluyente de la historia”, pues los Estados ricos se “esconden” tras “propuestas privadas e indefinidas” para no aportar sus cuotas hasta llegar a los cien mil millones de dólares anuales para la adaptación y mitigación de los países pobres, dice Amigos de la Tierra. “La cumbre ha fracasado”, sentencia Lourdes Benavides, responsable de Justicia Climática de Oxfam Intermon.

Greenpeace considera un triunfo que se haya reconocido lo obvio: que los países vulnerables ya están sufriendo pérdidas y daños reales por la crisis climática. No obstante, las aportaciones prometidas para paliar la devastación está lejos de lo que “se necesita en el terreno”, dicen.

Por su parte, 350.org revela que “Los negociadores se vieron superados por los grupos de presión”, indica su director en el Pacífico, Joseph Sikulu. “Había doce lobistas a favor de los combustibles fósiles por cada negociador, y el gobierno de Reino Unido hizo que fuera inseguro para la sociedad civil asistir a las conversaciones”.

Aunque se logró un objetivo para el financiamiento de la adaptación, reconoce Oxfam, “los países desarrollados bloquearon la reconstrucción de los países afectados por los fenómenos meteorológicos y todo lo que aceptan es financiar con limitaciones la asistencia técnica y dialogar”, señala Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional. “Resultado irrisorio” y “oídos sordos” frente al “sufrimiento de millones de personas”, señala.

Los retrasos en concretar las ayudas al tercer mundo son “inaceptables”, dice Seo Birdlife. ¿Por qué firmar un documento que rebaja la ambición en la lucha contra el cambio climático de manera tan evidente? Ecologistas en Acción responde: “Para poder seguir manteniendo viva la llama del trabajo conjunto”.

La sensación es que la brecha entre las demandas ciudadanas y científicas y lo que finalmente hacen los gobiernos es inmensa. Lo ejemplifica muy bien Mohamed Adow, director del think tank Power Shift Africa: “Esta cumbre ha sido un triunfo de la diplomacia sobre la sustancia real. El resultado aquí refleja una COP celebrada en el mundo rico y el resultado contiene las prioridades del mundo rico.