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El carbón que cuida de los bosques evitando plagas e incendios

Karol Hernández

Desde hace varias décadas, ejidos y comunidades de las regiones forestales del país han buscado diversificar su economía local a través del manejo sostenible de sus recursos naturales.

Un ejemplo de esta diversificación lo dan los ejidos La Selva, en Veracruz; San Juan, en el estado de México y Nuevo Becal, en Campeche. Son algunos entre muchos más que le han apostado a la producción de carbón vegetal como una manera de generar empleos locales y de manejar recursos forestales difíciles de aprovechar, como las ramas y las puntas de los árboles.

La decisión de aprovechar estos residuos y transformarlos en carbón se da luego de que estos ejidos han trabajado para consolidar su gobernanza interna. Y a partir de ella, generar proyectos productivos que den trabajo a la gente de las comunidades. Entre ellos, la creación de sus marcas propias de carbón.

El ejido La Selva, por ejemplo, ha logrado conservar un macizo forestal de 3 mil 200 hectáreas gracias al manejo forestal comunitario que han desarrollado desde hace varias décadas.

Los ejidatarios no solo viven de la extracción legal y sustentable de la madera. También tienen alternativas de empleo en el vivero forestal, en las reforestaciones, en el aserradero y en la producción de carbón vegetal a partir de encinos.

Han logrado construir alrededor de 10 carboneras u hornos de ladrillo donde producen carbón vegetal a partir de podas, aclareos y saneamientos que hacen del bosque. Su producto tiene alta demanda en el vecino estado de Hidalgo.

Gracias a esta actividad varias familias obtienen empleos e ingresos muy preciados en la región. Y al ejido le deja utilidades muy valiosas a partir de las cuales pueden seguir invirtiendo en otros proyectos.

El ejido San Juan, por su parte, produce una marca propia de carbón: Bosque Vivo-Carbón Ecológico. La asamblea del ejido ha puesto énfasis en la inclusión de los jóvenes de las comunidades, quienes están al frente de este proyecto con el que transforman la madera en carbón. Ellos han recibido las capacitaciones para realizar el proceso entero: desde la creación de los hornos, los tiempos y el empaquetado.

Este emprendimiento genera recursos para cerca de 100 familias y proporciona importantes beneficios relacionados con la protección del bosque.

Si bien el ejido cuenta desde hace varios años con la autorización para hacer un aprovechamiento sostenible de su bosque, sus propietarios se dieron cuenta que después de la extracción de los encinos seleccionados bajo su plan de manejo, quedaban muchos residuos.

Con el fin de aprovecharlos junto con los trozos pequeños de madera, y para evitar los incendios, comenzaron a transformar esos desperdicios en carbón vegetal.

La producción de carbón vegetal implicó adoptar medidas adicionales de vigilancia y seguridad para proteger tanto el ecosistema como a las y los trabajadores.

Esta actividad productiva es uno de los diversos esquemas disponibles para manejar colectivamente el territorio; otras incluyen la promoción de la agricultura orgánica, la recuperación de ríos, el aprovechamiento de bosques de oyamel, pino, encino, entre otros.

Como parte de su gobernanza local, cada año la asamblea ejidal planea las actividades e inversiones que harán en su territorio con base en las decisiones colectivas.

Por su parte, el ejido de Nuevo Becal, con la producción de carbón vegetal se integró a una iniciativa mayor que abarca a numerosas comunidades y ejidos de la península de Yucatán. Todas ellas buscan actuar de manera organizada y abrir mercados en la industria turística para promover y difundir los productos comunitarios provenientes de la selva. Todo ello, con el fin de mejorar las economías locales, al mismo tiempo que protegen el patrimonio natural de la región.

El carbón producido por Nuevo Becal proviene de los árboles muertos, plagados, enfermos o derribados a causa de huracanes. Como parte de su plan de manejo, el ejido debe eliminarlos para evitar incendios o la propagación de plagas en su territorio, obteniendo así un doble beneficio.

Esta iniciativa deja beneficios económicos para decenas de familias. Parte de las utilidades se destinan al apoyo de jóvenes de la comunidad para terminar sus estudios.

Dicha actividad, al igual que el manejo forestal sustentable, brinda una alternativa económica que intenta mitigar los altos índices de desempleo y migración que tienen las zonas rurales del sur-sureste.

La producción de carbón vegetal, junto con la leña, se encuentra en el tercer lugar respecto a la producción forestal maderable en el país. Ocupa el primer lugar el aserrío y el segundo lugar los celulósicos.1

Del 2017 al 2018, la producción de carbón vegetal tuvo un incremento considerable en México, pasando de 534 mil 918 m3r a 620 mil 195 m3r.

Puesto que la producción de carbón vegetal en México requiere de un plan de manejo, esta actividad representa una alternativa sustentable de mínimo impacto a los ecosistemas.

No está de más señalar que, al adquirir los productos de comunidades y ejidos se brindan incentivos para conservar los recursos naturales y generar ingresos para los habitantes rurales.

Pero no sólo se mejoran las condiciones de los bosques, sino que también se fomenta la sustentabilidad social y cultural de los ejidos.

Referencias
1Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Anuario Estadístico de la Producción Forestal 2018. P. 72 https://dsiappsdev.semarnat.gob.mx/datos/portal/publicaciones/2021/2018.pdf

Karol Hernández
Correo-e: karolhg@gmail.com