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Los colibríes no solo son bonitos, también son eficaces polinizadores

María del Coro Arizmendi

Los colibríes son aves altamente especializadas en la polinización de las plantas. Su dieta depende en 90 por ciento del néctar que obtienen en las flores y que representa una recompensa para los animales que las visitan y las ayudan a llevar a cabo su reproducción sexual.

Son una familia de aves muy diversa con un poco más de 330 especies descritas, todas en el continente americano. Es una familia homogénea, de manera que cualquiera de nosotros podemos fácilmente discernir que es un colibrí. Son aves pequeñas (2.5 a 24 gramos de peso), con picos largos y finos que pueden ser rectos o curvados, alas largas y puntiagudas, patas muy cortas casi imperceptibles.

En cuanto a su función son también únicos, ya que pueden volar en todas direcciones: hacia adelante, en reversa, a los lados. Incluso volar y no moverse del sitio, aleteando de manera muy rápida.

Por esta razón son casi puro músculo, especialmente pectorales; son como pavos de doble pechuga pero diminutos (30 por ciento de la masa muscular). Pero además son muy listos: su cerebro representa 30 por ciento de su masa corporal.

Con esto, sus huesos son ligeros y porosos, como la mollera de los bebes al nacer que es hueso no completamente osificado y que con el tiempo se vuelve duro. Pero en los colibríes no alcanza nunca esa osificación completa.

Visitan y polinizan una gran variedad de plantas con flor. Generalmente, aunque no de manera exclusiva, prefieren flores de colores llamativos (rojo, rosa, morado, naranja, etc.) y de forma tubular, en las que las partes reproductivas están en la boca del tubo y el néctar en el fondo de manera que el colibrí introduce el pico en la flor para extraer el néctar y el polen (gameto sexual masculino de las plantas) se pega en su cabeza, donde es transportado a la siguiente flor para ahí unirse a los óvulos de las plantas, completando la polinización.

Para extraer el néctar tienen una lengua muy larga (dos veces el largo del pico) que sacan y usan como un popote con el que extraen el néctar por capilaridad y succión. El néctar es generalmente una solución de azúcares en agua transformado en energía rápidamente, por lo que los colibríes tienen que comer todo el tiempo, teniendo un metabolismo muy acelerado.

Sus plumas son muy coloridas y tiene que ver con algo llamado iridiscencia que hace que partes del cuerpo que se ven opacas, al darles el sol se tornen altamente coloridas. Son aves muy hermosas que impactan a quien las ve por su diminuto tamaño aunado a sus bellos colores.

En ellos, como en otras aves, es común que los machos sean muy coloridos y las hembras menos. Esto tiene que ver con su reproducción, donde los machos tienen que atraer a las hembras para aparearse, mientras que las hembras escogen al mejor postor.

Los colibríes se reproducen construyendo un nido en forma de copa pequeña en la que ponen dos huevos blancos sin marcas. Toda la reproducción corre a cargo de la hembra, quien después de copular con el macho busca los materiales para construir el nido.

Los nidos están hechos de partes de plantas que incluyen pedazos de ramas, hojas y otras estructuras que tejen formando una copa. Esta copa la recubren con musgos y/o líquenes y la pegan utilizando tela de araña.

Los nidos quedan como tacitas de café expresso muy bien formadas, en donde los dos huevos son incubados por la hembra por alrededor de 15 días.

Una vez que los pollos salen del cascarón, comienza su crecimiento acelerado; son alimentados por su madre con una mezcla de néctar e insectos triturados en el buche y vomitados en los picos de los pequeños. La hembra alimenta durante 15 días a los críos, quienes abandonan el nido y, ya independientes, son brevemente instruidos en el arte de alimentarse de néctar.

Son animales muy importantes en la cultura de los pueblos mesoamericanos. Son considerados como diferentes cosas. Todo aunado a su forma y función en la naturaleza.

Por un lado son guerreros importantes o la reencarnación de éstos. Por ejemplo, el dios Huitzilopochtli, entre los aztecas, es el de la guerra. Su nombre hace alusión a un colibrí zurdo, mismo que se encuentra como parte de su tocado.

Los colibríes en la naturaleza defienden sus flores, formando territorios de alimentación. Para su tamaño son increíblemente fieros y se enfrentan con quien traspase los límites de su territorio, así sea otro colibrí, otra ave sin importar cuál sea por lo que las rapaces están incluidas. Incluso el humano.

También se les relaciona con el amor y la buena suerte. Esto sin duda tiene que ver con su relación con las plantas en donde promueven la reproducción sexual y la producción de frutos, por lo que se les ha relacionados con dioses y diosas de la fertilidad.

Entre los mayas se les relaciona con el transporte de los pensamientos y buenos deseos entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Esto refleja otra de las características de estos animales. Los colibríes solo vuelan de día y tienen un metabolismo tan acelerado que deben de comer más o menos cada diez minutos para sobrevivir.

De noche descansan, pero si las condiciones ambientales son extremas, no tienen suficiente energía para mantener estable su temperatura corporal y no morir durante la noche. Por eso entran en torpor, una especie de hibernación que dura una noche.

De esta manera dejan caer su temperatura corporal al mínimo en el que se mantienen las funciones, pero parece petrificado. En la mañana cuando el sol calienta, salen del torpor, lo que hace parecer que reviven. Es decir, cada noche visitan el reino de los muertos y nos visitan trayendo sus pensamientos y buenos deseos.

Los colibríes solo son de buen agüero si están vivos. No pueden vivir en jaulas o ser utilizados en rituales crueles. Atraerlos a tu jardín, a tu patio o a tu ventana es la mejor manera de tenerlos cerca y disfrutarlos en libertad.

Es claro que son bonitos, muy bonitos pero, más allá de su belleza, son aves muy importantes.

¡Conservémoslos!

María del Coro Arizmendi
Profesora Titular C y directora de Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM

Correo-e: coro@unam.mx