Especies de tortugas, en peligro de extinción por el calentamiento global
Francisco Viveros Dávalos
Cada año, miles de ejemplares de tortugas marinas se dan cita en playas mexicanas para depositar una centena de huevos y así poder completar un ciclo vital más. De las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo, México tiene la fortuna de recibir a seis de ellas: la carey (Eretmochelys imbricata), la golfina (Lepidochelys olivácea), la lora (Lepidochelys kempii), la negra (Chelonia agassizii), la laúd (Dermochelys coriácea) y la caguama (Caretta caretta).
Pertenecientes a la clase de los reptiles, al igual que los cocodrilos o las serpientes, las tortugas marinas son animales que nacen de un huevo, requieren de las condiciones ambientales para regular su temperatura, poseen escamas y, en el caso de las especies citadas, sus patas evolucionaron para convertirse en aletas que les ayudan a recorrer grandes distancias en los océanos del mundo.
La dieta de las tortugas marinas es muy variada, comprendiendo desde pastos marinos y corales, hasta crustáceos e inclusive medusas. Su función en los ecosistemas marinos es de vital importancia ya que, con su tránsito a lo largo de los océanos, contribuyen al transporte de minerales y nutrientes para otras especies; inclusive aquellos organismos que viven en las playas también se ven beneficiados cuando éstas salen a desovar.
De igual forma, sus regímenes alimenticios las vuelven controladoras naturales de poblaciones de otras especies, contribuyendo al equilibrio ecológico.
En un contexto de cambio climático como el que estamos viviendo en la actualidad, algunos fenómenos como el aumento en la temperatura en los océanos afecta no solamente a las tortugas marinas, sino a ecosistemas marinos enteros e inclusive al ser humano.
Con las ‘ondas de calor’ marinas los arrecifes pierden poco a poco las algas microscópicas que les permiten llevar a cabo funciones como: la producción de alimento para otros organismos (como las tortugas marinas), refugio de diversas especies, y sobre todo, la producción de oxígeno y la captura de dióxido de carbono.
Según cifras de las Naciones Unidas, un aumento de 1.5 oC en la temperatura del mar supondría la pérdida de entre el 70 por ciento y el 90 por ciento de especies marinas, mientras que con un aumento de 2 oC se perdería prácticamente el 100 por ciento.
En riesgo el equilibrio entre sexos
El aumento de la temperatura no solo afecta dentro del agua, pues el sexo de varios reptiles estará definido por la temperatura a la que sean incubados los huevos: mientras más altas sean, habrá una mayor cantidad de tortugas hembras; al contrario, las temperaturas más baja favorecerán el nacimiento de machos.
Una vez más, el calentamiento global incide directamente en las poblaciones de tortugas marinas, pues al bajar la cantidad de individuos machos, se reducen las posibilidades de que las hembras encuentren alguien que las pueda fecundar.
Aunado a esto, la cacería de ejemplares, la extracción de sus huevos, la destrucción de ecosistemas costeros y la expansión de las manchas urbanas, han llevado a casi todas las especies de tortugas marinas al peligro de extinción.
Dicho escenario de cambio climático –que además coincide con la sexta extinción de especies que reporta la comunidad científica– ha movilizado a organizaciones de la sociedad civil a formar campamentos playeros dedicados a la protección de los ecosistemas costeros, la conservación in situ y ex situ de nidos de tortugas marinas y la implementación de programas destinados a la educación ambiental para poblaciones locales y visitantes.
La gran mayoría de estos campamentos se sostienen de programas de voluntariado, en los cuales participan sobre todo jóvenes. Algunos reciben financiamiento del sector privado o cuentan con alianzas estratégicas con asociaciones internacionales dedicadas a los mismos fines.
En 2012 se publicó una Norma Oficial Mexicana (NOM-162-SEMARNAT-2012) enfocada en la protección, el manejo y la recuperación de poblaciones de tortugas marinas, específicamente en sus zonas de anidación.
La norma especifica las funciones que se deben cumplir en las playas que reciben tortugas durante el proceso de desove, tales como realizar monitoreo constante de los ejemplares o quitar todos los objetos que puedan obstaculizar el tránsito de las tortugas.
De igual forma, la legislación contempla un protocolo en caso de que la conservación de nidos tenga que ser ex situ (es decir en los viveros operados por los campamentos tortugueros) y restringe aquellas actividades humanas que puedan poner en peligro tanto a los ejemplares que desovan como a los huevos depositados.
Estas son algunas de las medidas que se han tomado para la protección de las tortugas marinas y sus hábitats, sin embargo, el escenario de calentamiento global mundial aún amenaza su estado de conservación.
Por lo tanto, es fundamental apoyar las actividades de los campamentos tortugueros, conocer la legislación que protege a estas especies y participar en actividades de educación y sensibilización sobre el cuidado de ecosistemas marinos y costeros.
Referencias:
1. “¿Cómo cuidar a las tortugas marinas?” – Sistema Michoacano de Radio y Televisión https://www.youtube.com/watch?v=Vgp5kzECNTc
2. “Acción ambiental 15 de junio de 2020” – Sistema Michoacano de Radio y Televisión https://www.youtube.com/watch?v=Ne4XnR0739A&t=415s
3. “Tortuga Marina” – Sistema Michoacano de Radio y Televisión https://www.youtube.com/watch?v=RUA_AKbImzs&t=821s
4. NOM-162-SEMARNAT-2012 https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5286506&fecha=01/02/2013#gsc.tab=0
Francisco Viveros Dávalos
Correo-e: franciscovd96@gmail.com