La restauración de los ecosistemas y los espacios agropecuarios — ecologica
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La restauración de los ecosistemas y los espacios agropecuarios

José Luis Torres Betanzos y Roberto González Ángeles

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 están cada vez más cerca, las metas, los objetivos y las acciones que se plantearon hace ya más de una década requieren de atención y sobre todo de la coordinación, de todas las naciones, así como de todas las personas que habitamos en este planeta.

La ONU concibe un llamado a la protección, restauración y reactivación de los ecosistemas en el mundo para las generaciones futuras. Por esta razón, la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, un plan que tiene el encargo de millones de hectáreas de ecosistemas alrededor del mundo enfocado en acciones de protección, restauración y reactivación para el beneficio de la naturaleza y de las personas.

Impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el plan del decenio surge con el compromiso de crear más y mejores sinergias entre las diferentes instancias locales, regionales, nacionales e internacionales.

Tiene como objetivo inspirar y apoyar a los gobiernos, organizaciones multilaterales, la sociedad civil, empresas del sector privado, comunidades locales y a las personas a nivel mundial para colaborar, desarrollar y catalizar iniciativas de restauración en todo el mundo.

La UNESCO es una de las seis agencias colaboradoras principales de las Naciones Unidas en el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, dirigida por el PNUMA y la FAO, además de coordinar otros dos Decenios de las Naciones Unidas (Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) y el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032), que están interconectados y trabajarán en sinergia).

Más de 10 millones de km2, que equivalen aproximadamente al 6 por ciento de la superficie terrestre del planeta, ya se encuentran bajo una o más designaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a través de sus mil 154 sitios del Patrimonio Mundial (incluidos 252 sitios naturales y mixtos y 114 paisajes culturales, sus 738 reservas de biosfera y sus 177 Geoparques Mundiales.

Todo esto es un esfuerzo mundial que también da respuesta a la Triple Crisis Planetaria que vivimos actualmente y se refiere a tres problemas interrelacionados: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

Vinculando el sector agropecuario con la restauración de ecosistemas

Por otro lado, el sector agropecuario es un elemento fundamental en el accionar y bienestar de la sociedad: genera alimentos y medios de vida a millones de personas en todo el mundo.

Sin embargo, las actividades en este espacio también pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente, contribuyendo a la deforestación, la desertificación del suelo, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad.

En este contexto es importante considerar la necesidad de encontrar un equilibrio entre los espacios destinados a la producción en las actividades agropecuarias y la conservación del ambiente.

Como si fuera poco, estamos viviendo una época en que, por un lado, el sector primario tiene la responsabilidad de alimentar a una población mundial que está en constante crecimiento y, por otro, debe hacerlo de manera que no comprometa la integridad de los ecosistemas de los que depende, buscando revertir la degradación de los hábitats y promover su recuperación a escala global, ante las adversidades que están generando los crecientes fenómenos climáticos generados por el calentamiento global.

Si bien se busca una intersección entre la restauración ecológica y la llamada agricultura sostenible o regenerativa, puede representar una oportunidad única para reconciliar las necesidades de producción alimentaria con la conservación y regeneración de nuestros ecosistemas, o por otro lado, puede ser una limitante, por las formas tradicionales en las que los productores actualmente generan alimentos en los espacios agropecuarios.

Habría que decir, que la agricultura consume aproximadamente más del 70 por ciento del agua; así como las actividades pecuarias generan alteraciones en los ecosistemas, la contaminación del aire por olores y desgaste en suelo; el uso de productos químicos, como fertilizantes y pesticidas que reducen la presencia de polinizadores; la sobreexplotación en la actividad agraria tradicional, enfocada hacia la producción de autoconsumo, está siendo reemplazada por una producción orientada al mercado de bienes y servicios.

Es una prioridad la recuperación de la estructura física de los ecosistemas, por sus funciones y servicios ecológicos; en el sector agropecuario, conlleva a reformar el uso y manejo de las cuencas hidrográficas, implementando prácticas que mejoren la retención de agua y reduzcan la erosión del suelo, es decir, aquí entraría el papel gubernamental para modificar las políticas, los permisos, concesiones y demás acciones en cuestión a la utilización del agua en los distintos sectores económicos de la población.

Otro punto por considerar para restaurar los espacios es la resiliencia climática, la adaptabilidad es crucial tanto para los ecosistemas naturales como para los sistemas agropecuarios ante las manifestaciones que genera el cambio climático. El uso de especies de flora y fauna que puedan ser adaptadas a diferentes condiciones climáticas, así como el uso de especies nativas, pueden reducir el riesgo de pérdidas por los eventos extremos; además de reducir el estrés térmico que genera las actividades y aumentar la captura de carbono.

Desafortunadamente, en los últimos años, el ser humano y la industria han explotado los mantos acuíferos, sabiendo que estos cuerpos de agua regulan el ciclo hídrico y proporcionan servicios ecosistémicos frente a inundaciones y sequías.

La restauración de ecosistemas debe considerarse desde la planificación de las actividades agropecuarias, la forma de integrar a todos los actores relevantes, incluyendo agricultores, comunidades locales, autoridades gubernamentales y organizaciones no gubernamentales; dar seguimiento y medir el progreso de la restauración de ecosistemas y adaptar las prácticas agropecuarias según sea necesario.

Es importante destacar que la restauración de ecosistemas en el contexto agropecuario no se trata de volver a lo tradicional, sino de crear entornos productivos que sean a la vez funcionales, ecológicamente resilientes y adaptables.

Referencias:
Altieri, M. (s/f). La Agricultura Moderna: Impactos Ecológicos y la Posibilidad de una Verdadera Agricultura sustentable. Motril.es. Recuperado el 13 de agosto de 2024, de http://www.motril.es/fileadmin/areas/medioambiente/ae/IOAgriculturaModerna.pdf
FAO. (2022). Principios Para La Restauración De Los Ecosistemas Como Guía Para El Decenio De Las Naciones Unidas 2021-2030 (pp. 1–2). (2021). https://www.fao.org/3/cb6591es/cb6591es.pdf
Tanentzap, A., Lamb, A., Walker, S., & Farmer, A. (2015). Resolving Conflicts between Agriculture and the Natural Environment. PLoS Biology, 13. https://doi.org/10.1371/journal.pbio.1002242

José Luis Torres Betanzos y Roberto González Ángeles
Planificación para el Desarrollo Agropecuario
Docentes en la Facultad de Estudios Superiores Aragón
Conductores del programa de radio comunitaria AgroFaro
Correo-e: agrofaro20@gmail.com