Mortalidad masiva de corales: efectos humanos y aguas inusualmente cálidas — ecologica
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Mortalidad masiva de corales: efectos humanos y aguas inusualmente cálidas

Andrés López-Pérez, Rebeca Granja-Fernández, Omar Valencia-Méndez, Eduardo Ramírez-Chávez, Héctor Nava y J. Fernando Alvarado-Rodríguez

Bastaron menos de tres décadas, 27 años, para que los una vez fueron considerados los “arrecifes coralinos mejor desarrollados del Pacífico oriental”, experimentaran una mortalidad severa.

Hace relativamente pocos años, entre 1995 y 2012, un grupo de investigadores mexicanos y estadunidenses exploraron y dieron a conocer la presencia de ecosistemas arrecifales extensos y bien desarrollados en el sur del Pacífico mexicano, es decir en las bahías de Ixtapa-Zihuatanejo y Acapulco,Guerrero, y Puerto Escondido, Puerto Ángel y Huatulco, Oaxaca.

Pese a que ésta era la primera vez que se registraban, estos corales y arrecifes se desarrollaron en las aguas poco profundas y cálidas de esta región durante los últimos 7 mil años. Actualmente, tienen una extensión equivalente a poco menos de 150 canchas de fútbol –ordenadas una detrás de la otra– y una altura promedio de tres a cinco metros; es probable que su tamaño haya sido mucho mayor en la antigüedad.

Probablemente usted no conozca los arrecifes de coral de esta región, pero en su mente podría imaginar playas de arena blanca, vívidos colores, una gran riqueza marina y escenarios exuberantes.

La imagen no se aleja de la realidad, alrededor de 200 especies de peces, cerca de mil 500 especies de invertebrados y de todos estos varios miles de individuos de todos los tipos, formas, colores y tamaños pueden ser observados en algunos cientos de metros de cualquier arrecife ubicado en el Pacífico sur mexicano.

Para las personas que habitan en la costa, los arrecifes significan alimento, ingresos, servicios, turismo y una forma de vida. Con tristeza, ambas imágenes rápidamente deberán ser reemplazadas por otras menos alentadoras. Hoy, solo una pequeña porción del extenso arrecife que antes existió y de los servicios que un día proveyó, está luchando para seguir en pie.

La marcha hacia el “desarrollo”

El siglo pasado vio nacer dos ideas de desarrollo costero en México. En la primera, Acapulco, alguna vez considerado la joya del Pacífico mexicano, se erigió grandilocuente con carreteras, grandes hoteles y la llegada del turismo masivo.

Entre las décadas de los años 60 y 90 del siglo pasado este desarrollo trajo para los ecosistemas coralinos, y otros, grandes cantidades de sedimentos que se depositaron encima de los corales, abundante actividad pesquera para satisfacer la creciente demanda de alimentos y la remoción de miles de organismos para su venta en el mercado de artesanías. La venta ilegal de grandes cabezas de coral y de sus organismos asociados acabó casi por completo con los arrecifes de Acapulco.

La segunda idea del gobierno mexicano para impulsar el desarrollo de infraestructura del país, el Fondo Nacional del Fomento al Turismo (Fonatur) ideó y desarrolló los centros integralmente planeados de Loreto, Los Cabos, Litubú y Costa Capomo, Playa Espíritu, Ixtapa-Zihuatanejo y Huatulco en el Pacífico mexicano, y Cancún en el Caribe.

Curiosamente, los centros turísticos, erigidos casi desde cero, se construyeron alrededor de ecosistemas arrecifales para atraer turistas nacionales y extranjeros. Aunque su diseño urbano tuvo una lógica distinta a la del puerto de Acapulco, los ecosistemas arrecifales aledaños han estado sujetos a las mismas presiones antrópicas: sedimentación y aporte de materia orgánica, contaminación, daños por uso turístico, pesca y extracción de especies para el consumo humano y el mercado de artesanías.

Aunque en la actualidad, la extracción de individuos como “recuerdos turísticos” se ha visto reducida debido a la acción gubernamental en aeropuertos, el tráfico “hormiga” de corales, conchas, arena y rocas aún continua, aunque se desconoce la cantidad de material extraído y el impacto medioambiental generado.

El ineludible ambiente

El título de una reciente película estadounidense Todo en todas partes al mismo tiempo (Everything Everywhere All at Once, Estados Unidos, 2022) resume de la mejor manera la forma en que los corales “sienten” lo que ocurre en su entorno. Desde que nace, la larva de un coral (similar a la forma de una sandía y cubierta de vellosidades, pero de no más de 0.5 mm de longitud), flota mientras viaja en la superficie del océano.

Ésta es capaz de sentir todo tipo de señales del medio que la rodea: qué tan cálida es el agua, a qué profundidad se encuentra, en qué dirección y velocidad está viajando y qué tan adecuado es el fondo del mar para que, una vez que está lista, se sujete y viva en él.

Aunque esta larva recibe señales físicas y químicas que le permite elegir “el mejor lugar” para crecer hasta la adultez y formar un ecosistema de coral, una vez elegido, no hay marcha atrás ya que, toda su vida, decenas, cientos o miles de años, tendrá que vivir inmóvil en el mismo lugar y deberá lidiar con todo lo que pase a su alrededor.

No me ayudes compadre

Desde inicios de 2023, el sistema océano-atmósfera del hemisferio norte experimentó cambios que ocasionaron que el agua del océano se calentara más allá de lo que usualmente lo hace durante el verano, incluso usted mismo pudo sentirlo desde su hogar.

El incremento fue tan fuerte que, desde mediados de mayo y durante 16 a 18 semanas, el agua en el sur del Pacífico mexicano experimentó temperaturas cerca de 3 °C arriba al promedio en la zona y pese a que, pensamos que esta tendencia no se mantendría, aún a principios del 2024, se seguían registrando altas temperaturas.

Este aumento puede no ser fatal para los humanos, podemos movernos a lugares menos calurosos o contamos con sistemas de ventilación que nos permiten no percibir tanto calor, pero para los corales, arrecifes y la fauna que ahí habita sí puede ser fatal, ya que estaban siendo “cocinados a fuego lento” en aguas de cerca de 32 °C.

Por sí sola, esa temperatura y la duración de la onda cálida es suficiente para ocasionar que cientos o miles de colonias de coral mueran. De manera natural, los corales del Pacífico sur mexicano viven ondas cálidas recurrentes durante el verano, de mayo a septiembre, pero no son suficientemente intensas como para causarles daño.

Pese a esto, en la región se han detectado ondas cálidas anormales que han ocasionado mortalidad coralina en los años 1982-1983, 1997-1998, 2009-2010 y ahora en 2023.

La onda cálida de 2023 mató cerca de 75 por ciento de las colonias de coral en toda la región, aunque en algunos sitios la mortalidad alcanzó el 95 por ciento.

Esta tendencia aún es observable en algunos sitios y sin miras de recuperación. Esto no solo se observó en corales. La onda cálida ocasionó que los arrecifes asemejaran un páramo desierto durante varios meses ya que erizos, estrellas de mar, peces, gorgonias, abanicos de mar, esponjas y cangrejos se esfumaron del arrecife. Las especies que pudieron moverse lo hicieron hacia zonas profundas, el resto simplemente falleció.

Entre tanta mortalidad, parece haber una ventana de esperanza. Existen, como dice el dicho, “negritos en el arroz”, ya que hay algunos sitios donde los corales, aunque se blanquearon, se encuentran rebosantes y llenos de vida.

La pregunta pertinente es aun cuando la onda cálida en 2023 fue muy fuerte, ¿por qué hay algunos sitios en donde los corales no murieron? La supervivencia tuvo que ver con la confluencia o la ausencia, de estresores antropogénicos que se sumaron a la onda cálida.

Aquellas zonas en donde los corales sobrevivieron son poco visitadas, no tienen acceso carretero y no cuentan con asentamientos humanos y turísticos semipermanentes con el vertimiento de desechos o el uso de aletas que continuamente golpean los corales causándoles un daño irreparable.

El futuro

Nos gustaría imaginar que el futuro para los ecosistemas de coral es prometedor en el Pacífico sur mexicano, sin embargo, no lo es. En el futuro que proyectamos hoy, el mundo y el país, pero sobre todo las comunidades locales perderían un ecosistema valioso para su subsistencia.

Los científicos han detectado que a lo largo de la historia de la vida en la Tierra los arrecifes han estado expuestos a temperaturas mucho más cálidas, como ocurrió en el Oligoceno (hace 25 millones de años) o mucho más frías, como cuando el humano cruzó el estrecho de Bering durante el último glacial hace 12 mil-10 mil años.

A pesar de estas circunstancias, los arrecifes prosperaron. ¿Qué nos hace pensar que los ecosistemas arrecifales no regresarán para prosperar en nuestros mares? La única diferencia entre esos tiempos y ahora, tristemente es la presencia de los humanos y la manera en que usamos los ecosistemas y los recursos.

Cambios puntuales y relativamente pequeños en comportamiento por parte de visitantes y prestadores de servicios, el manejo eficiente de las áreas arrecifales y la aplicación de la ley por parte de las autoridades, seguramente lograrán que la frase centros integralmente planeados tenga el sentido con que fue concebido.

Como sociedad, en nuestras manos está que durante nuestras próximas vacaciones, nuestros hijos o nietos puedan maravillarse, así como usted alguna vez lo hizo, con la magnificencia de los arrecifes de coral.

Lecturas recomendadas

Horta-Puga G, Victoria-Muguira M. 2023. “Blanqueamiento coralino en el sur del Golfo de México”. Revista Espacio Profundo, 183: 16-22. https://www.espacioprofundo.com.mx/revistadigital/184/16/
López-Pérez RA. 2003. “Los corales. ¿Piedras, plantas o animales?” Ciencia Ergo Sum, 10: 115-118. https://www.redalyc.org/pdf/104/10410114.pdf
López-Pérez A, Ramírez-Chávez E, Granja-Fernández R, Rodríguez-Zaragoza FA & Antonio Pérez V. 2023. “Corales blancos, corales estresados: Huatulco, El Niño 2023”. Revista Espacio Profundo, 183: 33-36. https://www.espacioprofundo.com.mx/revistadigital/183/35/
Valencia-Méndez O, Reyes-Bonilla H, López-Pérez A, Cupul-Magaña A, Granja-Fernández R, Rodríguez-Zaragoza F & Ayala-Bocos A. 2023. “El Niño amenaza con ser devastador en el Pacífico mexicano”. Revista Nexos. https://medioambiente.nexos.com.mx/el-nino-amenaza-con-ser-devastador-en-el-pacifico-mexicano/

Andrés López-Pérez1, Rebeca Granja-Fernández2, Omar Valencia-Méndez3,
Eduardo Ramírez-Chávez4, Héctor Nava5 y J. Fernando Alvarado-Rodríguez5
1Universidad Autónoma Metropolitana, 2Universidad de Guadalajara, 3Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, 4Universidad del Mar, 5Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Correo-e: alopez@xanum.uam.mx