Así es el cambio climático: incendios brutales, inundaciones mortales
Iván Restrepo
Todos los pronósticos de las instancias internacionales encargadas de medir la temperatura del planeta se cumplen este año. Igual sus efectos en la comunidad de naciones: calor extremo y/o frío intenso y nieve en abundancia. Como nunca. A la vez, incendios forestales y lluvias torrenciales cuando menos se esperaba.
Al cerrar la edición de este número de La Jornada Ecológica, continúa la ola de calor en el hemisferio norte: virtualmente toda Europa, el norte de África, Medio Oriente. Igual en Asia y en Norteamérica. Y abundan los incendios forestales que arrasan decenas de miles de hectáreas. Solamente en España, los incendios han consumido 120 mil hectáreas.
No han faltado las tragedias. Una de las mayores, en Texas, a principios de julio, con más de 120 muertos y decenas de desaparecidos. En menos de una hora, más de 30 centímetros de lluvia cayeron en el centro del estado en medio de las celebraciones por el Día de la Independencia de la nación. Solo en el condado de Kerr se confirmaron 96 muertes. El resto de los fallecidos corresponden a otros cinco cercanos a San Antonio.
Entre las víctimas mortales destacan 30 niñas y sus maestros que se encontraban en el campamento Mystic, a orillas del río Guadalupe, que se desbordó en poco tiempo por las lluvias intensas.
Abundaron las críticas por la respuesta del gobierno estadunidense a la tragedia. Por un lado, alerta a destiempo, lo que impidió que las víctimas mortales y los desaparecidos que vivían cerca del río Guadalupe se pusieran a salvo. Y por el otro, los recortes en personal y recursos fiscales a la dependencia responsable de enfrentar las emergencias.
Pero, como es su costumbre, el presidente Trump dijo al visitar la zona de la tragedia, que su gobierno había hecho más que nunca por proteger Texas. Y para resarcir los daños incalculables en hogares, negocios e infraestructura pública.
En México, el calor también ha hecho, y hace, de las suyas este año. Con temperaturas nunca padecidas en algunas entidades federativas, como Sonora y Baja California. Igual en la cuenca del valle de México. Como fruto: sequía en el agro y abasto de agua insuficiente en las urbes y las 50 ciudades más pobladas. Ya no digamos en el agro.
Gracias a un huracán y a varias tormentas tropicales, llegaron las lluvias a partir de mayo. Alivio para muchas regiones del país. Abastecen los vasos de las grandes obras hidráulicas, pero la inmensa mayoría del agua no se retiene para alimentar los acuíferos. Los ríos la llevan al mar. Un recurso básico, desperdiciado.
En paralelo, inundaciones sin cuento. La capital del país y su área conurbada, como las más afectadas. No solamente porque ha llovido más que siempre. Sino por la carencia de mantenimiento y/o obsolescencia de las redes de captación del agua. Porque la mancha de asfalto se extendió por cañadas y por donde solían correr arroyos. El agua tiene memoria, he dicho muchas veces. Y ahora se comprueba.
Por si no bastara lo anterior, basura por doquier y de todo tipo que tapa el sistema de drenaje y los caminos tradicionales del agua. Miles de toneladas de basura depositada en los lugares menos adecuados.
Como cada año, ofrecemos a los lectores de La Jornada Ecológica una mínima parte de lo que ha traído el cambio climático, las altas temperaturas y las lluvias en diversas partes del mundo. Y, por supuesto, en México.
La enésima llamada de atención para evitar mayores desastres, que afectan especialmente a los menos favorecidos social y económicamente. Una tarea que convoca a actuar juntos y urgentemente a los gobiernos, a la clase política, al sector empresarial y a la sociedad como un todo.
Iván Restrepo
Director de La Jornada Ecológica