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LA MUJER EN LA POLICÍA DE LA MONTAÑA

FABIÁN CARRASCO VILLEGAS, IVÁN OROPEZA BRUNO, FIDEL TRINIDAD LEÓN

AVANCES Y RETROCESOS EN MATERIA DE GÉNERO EN LA RENOVACIÓN DE AUTORIDADES COMUNITARIAS DE LA CASA DE JUSTICIA DE ESPINO BLANCO DE LA CRAC-PC

DESDE HACE MÁS DE DOS DÉCADAS la organización de las comunidades y pueblos originarios de la Montaña y Costa Chica ha permitido la consolidación de un sistema interno de seguridad, justicia y reeducación: la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias– Policía Comunitaria (CRAC-PC), institución comunitaria conocida a nivel estatal, nacional, y en años recientes en el plano internacional por sus acciones en defensa de la seguridad. A lo largo de sus 24 años de existencia ha enfrentado el reto de reflexionar y actualizar su reglamento interno, el cual norma y regula la actuación de los policías comunitarios, consejeros, coordinadores de las Casas de Justicia y comandantes.

Las reflexiones en torno a la vida y perspectivas del sistema comunitario se llevan a cabo durante los días 14 y 15 de octubre de cada año, en el marco del aniversario de su fundación. De manera específica se instalan mesas de trabajo y análisis, en donde se abordan temas de interés regional: seguridad comunitaria, defensa del territorio, cuidado del medio ambiente, productos orgánicos, participación de la mujer en los procesos comunitarios, análisis de la Ley 701 de Reconocimiento Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del estado de Guerrero, autonomía y la libre determinación, entre otros.

La participación de la mujer surgió como tema de análisis en las mesas de trabajo de los veintiuno y veintidós aniversarios (2016 y 2017), celebrados en las comunidades de Horcasitas (municipio San Luis Acatlán) y Colombia de Guadalupe (Malinaltepec). Los resolutivos se pronunciaron a favor de la inclusión de la mujer en el sistema de seguridad comunitaria, así como de la importancia de ocupar espacios estratégicos. Esta cuestión obligó a la reforma del Reglamento Interno, a fin de adecuar la participación de la mujer en las coordinaciones de las Casas de Justicia y Comandancias Regionales. Esto fue aprobado en la Asamblea Regional en la comunidad mè’phàà de Caxitepec (Acatepec) en enero de 2018, y se ratificaron en la Asamblea General en la Casa de Justicia matriz de San Luis Acatlán en mayo del mismo año. Los coordinadores de la Casa de Justicia de Espino Blanco, en cumplimiento con el nuevo reglamento interno, emitieron en agosto la convocatoria para la elección de los cinco coordinadores y cuatro comandantes para el periodo 2018– 2020, la cual se celebró el 9 de septiembre en la comunidad de San Miguel del Progreso (Malinaltepec).
Un punto importante y destacable de la asamblea fue discutir la importancia del empoderamiento de la mujer en el ejercicio de la seguridad e impartición de justicia. El artículo 14 del Reglamento Interno del Sistema Comunitario de Seguridad, Justicia y Reeducación de la Montaña y Costa Chica de Guerrero señala que “por lo menos dos coordinadores deben ser mujeres”; sin embargo, el sistema comunitario enfrenta el desafío de propiciar la participación de las mujeres en la administración de justicia comunitaria. Y aquí la interrogante: ¿cómo incluir a las mujeres si los pueblos y comunidades no le hemos dado la importancia de participación en el ámbito público? Los pueblos mè’phàà han promovido un poco más la participación de la mujer en el ámbito local, y es evidente que en algunos pueblos participan como comisarias municipales, tesoreras de comisariados de Bienes Comunales y/o Ejidales.

Este ejercicio llevó al CRAC-PC, Casa de Justicia de Espino Blanco, a plantearse la necesidad de otorgar espacios para una participación efectiva. La asamblea determinó convocar nuevamente a las comunidades a fin de llevar sus propuestas para ocupar los dos cargos de coordinadoras de la Casa de Justicia y una comandante regional, cargos que siempre han ejercido los hombres. A la asamblea regional asistieron 14 autoridades comunitarias, y se logró la mayoría de autoridades requeridas para la realización de la asamblea regional. Por usos y costumbres, las autoridades municipales y agrarias de la comunidad sede se organizaron para dar alimentación a todos los asistentes y velar por el éxito del evento. Para el desahogo del “nombramiento de los nuevos coordinadores y comandantes regionales”, la asamblea argumentó que ésta debe estar conformada por tres hombres y dos mujeres, como ordena el artículo 14 del Reglamento Interno. La asamblea también acordó que las nuevas autoridades serán de aquellas comunidades que no han ocupado el cargo, a fin de que todas las comunidades presten trabajos comunitarios. Esta práctica es común en los pueblos originarios; las personas tienen que prestar servicio comunitario, trabajos no remunerados, y en consecuencia nadie quiere tal responsabilidad. A propuesta de la asamblea quedan como coordinadores Taurino Reyes Leyva, Merino Sierra y Elidio Martínez Gregorio. Se dejó como asunto pendiente el nombramiento de las coordinadoras, para el 23 de septiembre, encomendándoles a San Miguelito (Tlapa), San Isidro (Atlamajalcingo del Monte) y Tlatlauquitepec (Atlixtac) y Huamuxtitlan, traer sus respectivas propuestas femeninas para votarlas en la asamblea.

Con respecto a la comandancia regional, la asamblea resolvió que sean cuatro, tres hombres y una mujer. Los tres varones fueron electos en la asamblea de San Miguel El Progreso, y el nombramiento de la comandanta también quedó pendiente para el 23 de septiembre. Nuevamente no se contaba con la presencia de las mujeres para poder desahogar dicho punto, dejando de tarea a las autoridades comunitarias que lleven sus propuestas femeninas como posibles candidatas en la próxima asamblea regional.
El 23 de septiembre del 2018, los coordinadores, comandantes y policías comunitarios instalaron la asamblea para la tarea pendiente: elección de dos coordinadoras y una comandante. En el desarrollo del punto se escucharon voces: “¡ En la montaña no estamos acostumbrados que la mujer participe!, “¡No estamos preparados para ser gobernados por una mujer!”, “¡Los hombres no dejan que participen las mujeres!”. Las comunidades encomendadas no cumplieron con la petición de traer mujeres electas para someter ternas de votación. En entrevista con mujeres asistentes, manifestaron que ellas no fueron invitadas; coincidieron en que primero debe haber una apertura en sus respectivas comunidades a fin de ir adquiriendo experiencia en el servicio comunitario. Las asambleas comunitarias deben romper con el paradigma de la discriminación hacia la mujer, la mayoría de las comunidades no acostumbran a elegir mujeres para un cargo comunitario por el hecho de que el esposo ya está prestando un servicio comunitario. Nuestra sociedad demanda equidad en todos los aspectos. La Montaña no puede quedar rezagada en la participación de la mujer en los procesos comunitarios.
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Fabián Carrasco Villegas e Iván Oropeza Bruno son xàbò mè’phàà; Fidel Trinidad León, ta savi.

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