México es un sueño colectivo que se sueña en muchas lenguas. Es nuestra historia común, que no es sólo pasado, sino también y sobre todo futuro. Qué sabiduría de los pueblos indígenas permitir la coexistencia de múltiples tiempos en un mismo territorio: los que murieron ahí, los que nacieron ahí, los que viven ahí. «Soy la rebelión contra el olvido, / la cara de la pobreza, / la presencia de los excluidos, / soy la memoria colectiva, / “la otra forma de nombrar el mañana”», escribe en p’urépecha Guadalupe Hernández Dimas. Es necesario recordar, insistía Carlos Montemayor, que México es también el alma de esas lenguas, de esas culturas, que son las que mejor podrían decirnos ahora qué es México, qué no hemos descubierto de nosotros mismos.