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DOS VECES EL ECO. POESÍA ÑÄHÑU Y MAZAHUACONTEMPORÁNEAS / 311

JUVENTINO GUTIÉRREZ GÓMEZ

Resulta interesante escuchar dos poéticas que nos hablan desde un mismo género, la poesía, así como también desde lenguas que se hermanan. Ambos libros me resultan notables. Por un lado, se nos presenta la ausencia de la “sombra” o lo que entenderíamos, en palabras más generales, como el alma, el corazón, la identidad, la vida o ese nahual con el que vivimos, nuestro otro yo, porque en este mundo, visto desde nuestros pueblos, coexistimos con la naturaleza, la energía.

Por otro lado, estamos ante el origen del mundo, dela vida misma, donde también están presentes los animales como grandiosos consejeros. En esta lectura, hay, sin embargo, un quiebre de voz, no en el autor sino en el lector. Es difícil no sentir un nudo en el corazón cuando vemosel transitar de los animales minúsculos por este mundo o de los fantasmas que se quedan en el pueblo porque hace tiempo esas personas se marcharon y ya nunca más se supo de ellas.

Ya pa otho ya xudi / El tiempo sin sombra, de la poeta ñähñú Margarita León, es una creación universal, un solo poema conforma el libro. Aborda muchas problemáticas que van desde la migración, la familia, el aliento, hasta lugares inhóspitos que se nos van revelando. En ningún momento se agota el tema, tampoco es ese poema que pierda su cauce y vuelva a reencontrarse, al contrario,su trayectoria es tan justa como la sombra porque para volver ya no hay tiempo. La autora nos recuerdaaquellas enseñanzas ancestrales, las palabras desabiduría: que a este mundo no venimos solos,nacemos con un alma par, un nahual, y cuandoalguien le hace daño la enfermedad se hace presente, o en el peor de los casos, la muerte si ese nahual ha sido asesinado. No obstante, en este libro, se retoma sólo esa idea tradicionalista, porque la autora nos propone, en todo el recorrido, otras atmósferas.

Maravillosas presencias son la madre y el padre en todo ese trance; nuestros progenitores tienen el conocimiento natural sobre la naturaleza, por ello tienen en sus palabras y manos la cura chamánica, son nuestros sanadores. En esta obra, padre y madre realizan diversas ofrendas para que vuelva el espíritu, esa sombra que se ha llevado, nos dice la autora, la memoria. En consecuencia, al marcharse el ente, llevarse la memoria, las palabras, el cuerpo comienza a fragmentarse, no hay ya una columna que lo sostenga, de ahí deriva el sufrimiento de la voz lírica, y para sanar, debe encontrar su búsqueda.

¿Acaso vuelve la sombra? Aquí no hay respuesta, pues una vez que se ha marchado, el libro irónicamente se puebla de silencio. Entonces hablamos de que esa sombra es quizás la voz lírica, la creación poética; estamos ante una bella metapoesía que se logra discernir conforme el avance de la lectura. Los versos en varios momentos sólo sugieren nombres, como un difuminarse de algo que existe pero no logra concretarse en forma de un ser orgánico. Pasamos a conocer sólo perfiles de algunos personajes, porque si no hay memoria, no hay una claridad de lo que sucede. Este acontecer lo vivimos con el personaje y nos reconocemos a su lado, tanto que logramos sufrir su fiebre, su dolor, su quiebre y sí, nos surge la necesidad de ir también tras la sombra. Margarita León nos habla de la intensidad de la vida, sus altibajos en este mundo, el ser humano no puede escapar de la muerte porque en este libro el tema está presente. La sombra se ha ido, y lector, una vez que te adentras al libro, estás ante una peregrinación, en busca de tu sombra.

B’úba ma mi jingua/ B ́úba desde el origen, obra de Francisco Antonio León Cuervo, como ya he mencionado, es un libro de la formación del universo, no sólo del mundo mazahua, sino de este espacio que habitamos. La obra se divide en ocho secciones: Faja de mujer (serpiente), Preludio de lo divino (la creación de la humanidad), Sátira y destino (el coyote), Deuda y festín (las hormigas), Amistad (el perro), Jornada, Familia y finalmente La casa de B ́úba.

Los animales simbolizan elementos no fáciles de comprender en una lectura preliminar. La escritora Susana Bautista Cruz observa, con respecto a los animales dentro de este libro, un “bestiario simbólico”, y sí, se nos aparece frente a nuestros ojos un bestiario. En ese sentido hablaríamos de una tradición literaria, pero Francisco Antonio no se queda sólo en la descripción poética, sino en el origen, destino y ocupación de cada uno de estos seres que nombra. Eso nos traslada a otra tradición literaria: las fábulas. Desde Esopo hasta autores contemporáneos como Luisa Valenzuela, han empleado la figura de animales para develar las problemáticas históricas, sociales, culturales; maravilloso acierto para suavizar los disgustos vigentes en este siglo.

Las historias nos enseñaron que la serpiente es el origen del pecado, simboliza lo malo, no digno de nombrarse, no pertenece a “nuestra” naturaleza. El ensayista cubano Manuel Pereira retoma la imagen de la serpiente para decirnos que de tanto excluirla se ha quedado en nuestra anatomía, está en los dedos de nuestros pies, sobre todo en ese dedo gordo, y para precisar más, apunta: “son nuestros intestinos enroscados”. En este libro, la serpiente tiene la función de cuidar la vida, porque ella protege el vientre de las mujeres. Vuelvo a Pereira: “La antigua serpiente parece haber tenido patas. Las perdió cuando Dios la rebajó a arrastrarse sobre su vientre”. Los hallazgos no son fortuitos, en el mundo mazahua la serpiente es abrigo de la vida. Constatamos que el poeta deja a un lado el mito bíblico y ve en este reptilla dualidad: vida-mujer. Es así como B ́úba desde el origen nos dejará ver que los animales no han sido bautizados para separarse del ser humano, al contrario, son nuestros complementos, si no, ¿por qué habría un apartado titulado “perro” donde este significante simboliza la amistad o la pareja del hombre?

Los mitos de creación no están ausentes. Quedamos fascinados con seres gigantes que jamás pudieron levantarse y se extinguieron, o de aquellos diminutos que fueron arrasados por el agua para que finalmente apareciera el
ser hecho de maíz. Nosotros. Donde sin duda convergen emoción y creación es en La casa de Bú ́ba. Aquí comienza el hogar y la partida, la memoria y el olvido, las interrogantes y la desazón de no tener una respuesta ante la vida. Aquí la voz lírica es mansa y transparente. Aquí nos quedamos a seguir platicando con Bú ́ba de las añoranzas, y en una cadena de aforismos vemos que la vida es sólo un ciclo.

Distintos estilos como debe de ser, distintas lenguas, pero un mismo camino.Ambos autores nos entregan el mundo que ellos conocen y habitan. Atrás hemos dejado ya el cliché literario de aquello que se entendía como poesía en las lenguas originarias, constatamos que esta literatura contemporánea cada vez está más vigente y sus voces son potentes. Las preocupaciones de las recientes generaciones son distintas, porque el escenario moderno nos entrega nuevas problemáticas donde existe la necesidad de crear la poesía.

Texto leído el 21 de febrero, Día Internacional de la Lengua Materna, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, CDMX.

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JUVENTINO GUTIÉRREZ GÓMEZ. Es autor de los poemarios En Ayuujk surca la memoria (2015); Alfombra roja (2021) que mereció el segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía Francisco González León 2016. Su más reciente título es Kong ́ëy (2021).

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