LO QUE HAY ES LO MEJOR
La Manta y La Raya,
Universos sonoros en diálogo, número 14,
marzo de 2023, 76 pp.
Revista digital de distribución gratuita: www.lamantaylaraya.org
La fiesta también puede ser una revista. El fandango por escrito y consistentemente bien retratado. “Este 2023 llega a su primera mitad y con ello se ha llegado el momento de ofrecer a nuestros elegantes lectores, un nuevo número”, anuncian los editores de La Manta y La Raya, Francisco García Ranz y Álvaro Alcántara López. Cada entrega ha sido un museo de historias, momentos, recuerdos y celebraciones en el Planeta del Son, en otra galaxia. Allí donde el fandango es cultura y el río de la música nunca para.
Aquí los editores y sus camaradas cuentan sus aventuras en forma de crónica, pero también la nostalgia de músicas vivas, “aquellos tríos rancheros de los años 1980” que reinaron en la geografía de la región de Tlacotalpan, los Tuxtlas y anexas en Veracruz.
La sección Palos de ciego presenta “Una aproximación al violín tuxtleco” de Joel Cruz Castellanos, radiografía histórica y musical de las maderas y los entresijos del instrumento y sus caudillos soneros. Andrés Moreno Nájera se interna en “La nostalgia de los huapangos nopaleños” por allá del 1930-1940. El grabador, cronista y sonero Alec Demster recoge el testimonio de Bertha Llanos, hija del gran decimista Juan Llanos, fallecido en 1955. La rememoración de Bertha muestra grandes tramos de la versada paterna, como estas décimas “en español y mexicano”:
Al pie de una colina
donde la rosa creció
vine a contemplar tu nombre con todo mi corazón.
Itzintlan ce tepetontli,
campa xochitl mohuapana,
iceizoctzin noyolotzin quitilana.
La revista agrega una generosa galería, también desde el Planeta del Son, obra de Carola Blasche: mujeres de instrumento, grillos trompos, albures de suerte, paisajes, fandangos caseros y patos nadando en una cubeta. Y reseñas sobre Yanga, el costo de la libertad, Testimonios del canto jarocho y Migrar.
Los editores declaran sin coerción alguna: “Nuestro país sigue enfrentando retos enormes y complejos. Y la existencia cotidiana, ya se sabe, comporta miserias lo mismo que maravillas; milagros y recompensas al igual que esfuerzos y sacrificios. Como millones de personas estamos convencidos que el arte (en especial, las artes de la tradición) nos ofrece posibilidades para hacer nuestra existencia más llevadera, satisfactoria y gozosa. Para nosotros mismos, los editores de La Manta y La Raya, prepararla, hacerla, difundirla, es una buena razón para gozar la vida y amar lo que hacemos. A fin de cuentas, como dicen los SultanesFifísdelSon: ¡Lo que hay es lo mejor!