CNI-CIG: LOS MEGAPROYECTOS RETOMAN PLANES DEL PORFIRIATO Y EL SALINISMO
En la ciudad binnizá de Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, los concejales y delegados del Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG) y la vocera Marichuy se reunieron el siete de septiembre con representantes de los pueblos ikoots, binnizá, ayuuk, chatinos, chontal, cuicateco, mixteco, chinanteco, mazateco, nahua, maya, tsotsil, tseltal, zoque, totonaco, purépecha, ñañhú, y colectivos y organizaciones afines, “para analizar el embate del sistema capitalista patriarcal y sus megaproyectos en todo el país” y “fortalecer en especial” las resistencias de los pueblos del sur de México contra el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, “que pretende transformar esta región en un inmenso parque industrial en manos del capital transnacional y al mismo tiempo en el muro de contención de los migrantes centroamericanos ordenado por Trump”.
En la declaratoria final del CNI-CIG se reitera la prioridad por “defender nuestras tierras, territorios, aguas, vidas y autonomías, la existencia misma de nuestros pueblos contra esta ‘Cuarta Invasión’ de saqueo, despojo, violencia y muerte”. Las denuncias convergieron en descalificar la idea del falso “desarrollo” ofertado desde el poder, “que en los hechos pretende destruir la fuerza de nuestras Asambleas, de nuestra organización comunitaria y desarticular nuestras resistencias”. Para ello “criminalizan la lucha de nuestras organizaciones legitimando e incluso legalizando la represión con la ‘ley Garrote’ en Tabasco y el despliegue de la Guardia Nacional en todo el sur del país”.
El documento ennumera las múltiples amenazas que enfrentan hoy los pueblos: “Con la mentira de querer erradicar la pobreza del sur de México, el gobierno de López Obrador en pleno contubernio con las mafias empresariales, la delincuencia organizada y los partidos políticos de todos los colores, retoma el viejo sueño de Porfirio Díaz, y los planes de todos los gobiernos neoliberales desde Salinas de Gortari, ofreciendo el territorio nacional al capital global. Con la implementación de los megaproyectos como el mal llamado Tren Maya, la refinería Dos Bocas, el Corredor Interoceánico del Istmo, el Proyecto Integral Morelos, el nuevo aeropuerto y sus obras asociadas como la autopista México-Tuxpan, así como un monstruoso conjunto de proyectos de depredación ambiental, territorial y social con minería, hidroeléctricas, agroindustriales, corredores industriales, gasoductos, oleoductos, fracking, parques eólicos, paneles solares empresariales a gran escala, etc., que forman parte de la infraestructura que se pretende imponer para el saqueo de los bienes naturales (petróleo, minerales, bosques, selvas, viento, ríos, lagos y mares) y la sobreexplotación de mano de obra de nuestros pueblos de México y Latinoamérica para entregar nuestros territorios al gran capital transnacional, destruyendola biodiversidad y agudizando la catástrofe climática global”.
La organización indígena independiente más importante de México, de las pocas que no se han alineado, sostiene: “Para lograr el viejo sueño del Proyecto Transístmico”, el gobierno y sus aliados empresariales utilizan “tácticas de contrainsurgencia”: programas asistencialistas individualizados, “consultas amañadas del mal llamado Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas con líderes cooptados”, campañas de desprestigio contra los movimientos sociales que violan el derecho a la libertad de asociación y manifestación. Con “métodos de condicionamiento autoritario al peor estilo priísta”, el gobierno transformó a sus becarios de Construyendo el Futuro en “virtuales capataces de las comunidades dentro del programa Sembrando Vida”.
Frente a las “terribles amenazas contra la vida”, el CNI se declara “en estado de emergencia”. Destacan los asesinatos de Samir Flores Soberanes y “todos los compañeros y compañeras luchadores sociales asesinados”.