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“LA BELLEZA DE NUESTRA LENGUA ES EL MOTOR QUE NOS MUEVE”: ABELARDO HERNÁNDEZ, MÚSICO Y ARTISTA VISUAL TU’UN ÑU SAVI

SHYAL BHANDARI

Abelardo Hernández es originario de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca, a menos de cincuenta kilómetros de la costa del Pacífico. Es el líder de Cha Nandee, un grupo folklórico que escribe e interpreta canciones bilingües con la letra en mixteco y español. Según Abelardo, ‘Cha Nandee’ para los mixtecos de la costa significa ‘la presencia de la esencia ancestral’.

Recientemente, en una conferencia para la promoción de las lenguas indígenas, Abelardo estuvo en el panel como activista y cantó Ra Kuatia Chikanuu/Niños sin hogar. Sin entender nada de la letra mixteca, por la melodía y su tono de voz se percibía que era una canción sobre la indignación y la desesperación. Luego cantó en español: “Yo no sé por qué será, la vida de unos es fatal”. La canción pregunta por qué damos la espalda a aquellos que podemos y debemos ayudar.

Al día siguiente fuimos por un café...

–Cuando ibas a la escuela en Pinotepa, ¿era una escuela bilingüe o sólo en español?

–Las dos cosas. Fui a una escuela bilingüe y también a la formal (que pertenece al sistema de educación formal). Inicialmente estaba en una primaria donde se hablaba español. Cuando llegué no entendía ni una palabra, yo sólo hablaba la lengua materna. El primer día mi papá me llevó, yo iba bien feliz, no sabía ni qué cosa era la escuela. Cuando llegué vi a un montón de niños y dije a mi papá: “No me quedo, me regreso contigo” y lloré mucho. La maestra sacó unos crayones, me dio una hoja y dibujé un oso. Nunca en mi vida había visto crayones, los vi todos de diferentes colores e imaginé que eran golosinas, me los quería comer. Cuando tenía nueve años se creó la escuela bilingüe, dijeron que iba a ser para pura gente hablante de la lengua tu’un ñuu savi (mixteco) y mis padres me sacaron de la escuela formal para inscribirme en la bilingüe. Mi papá me dijo: “Ahí pertenecemos”.

Me encontré con un grupo de niños que estaban a la defensiva: “Aquí no eres bienvenido, vienes de la escuela de los to’os, los mestizos”, decían. Me aislaban. Pero poco a poco me fueron aceptando en esa escuela. Terminando la primaria ahí, mis papás me inscribieron en la escuela secundaria, donde daban clases en español. Cuando yo llego a esa escuela me encuentro otro problema, porque ya los to’os, los mestizos, no querían aceptarme. Me dijeron: “No, es que tú fuiste con los indios” y que yo era un traidor.

–¿Con qué grupo te identificabas más de niño, con los mestizos o los mixtecos?

–La identidad ñuu savi la formé desde muy pequeño a través de mi abuelo, la traía desde antes de llegar a esa escuela bilingüe. Yo tenía cuatro o cinco años, aún recuerdo que mi abuelo me arrullaba con cantos que él componía en la lengua. Cantaba a capela, sin instrumentos, sin nada. Me contaba cuentos, adivinanzas y chistes en la lengua. Yo sentí desde ese momento que eso me pertenecía. Me llevaba al campo en sus cosechas. Sembraba los famosos tomates criolos grandotes. Tenía un burrito y me montaba en él. Durante todo el camino yo siempre escuchaba su canto, su canto. Eran momentos de aprendizaje para mí. A partir de ese entonces empecé a forjar esa identidad que traigo. Cuando mi abuelo falleció, yo lo sentí mucho porque yo sabía que ya no iba a haber cantos en la lengua, ya no iba a haber cosechas de tomates, ya no iba a haber adivinanzas en la lengua.

A la edad de trece años, Abelardo salió de Pinotepa de Don Luis para ir a la Ciudad de México. Quería independizarse. Trabajó empacando bolsas en un supermercado, en busca de propinas. Afortunadamente, el supermercado estaba ubicado en el barrio más rico de la capital: Polanco. Sobrevivía día a día, le alcanzaba para pagar la renta e inscribirse en clases nocturnas de computación.

Pero las cosas se pusieron feas, su hermano le maltrataba psicológicamente, diciendo que el estudio no le iba a servir, que sólo estaba malgastando su dinero. Abelardo entró en una profunda depresión al no tener apoyo moral. Acabó en la calle durante tres años, comía de la basura. Sus padres lo habían dado por muerto. Una mañana, Abelardo se despertó con muy mal humor. Salió a caminar para calmarse y se encontró enfrente de un edificio impresionante, no sabía en aquel entonces que la decisión de entrar al edificio iba a cambiar su vida para siempre

“Caminé para despejar mi mente de mi situación emocional. No supe cómo fue que llegué justamente ahí. Llegué directamente a donde están los murales de Siqueiros, la mujer con sus cadenas. Ya había visto esas pinturas en mis libros de primaria. Ahí me quedé viendo los colores, el juego de la luz y sombra, empecé a estudiar visualmente todo. Esos murales me dejaron impactado. Sentí que toda la carga emocional que yo traía desapareció por obra de magia. Tenía ganas de hacer lo mismo que hizo Siqueiros: pintar y expresar mis sentimientos. Cuando salí, pregunté a alguien cómo se llamaba ese lugar: ‘Es el Palacio de Bellas Artes’, me dijo. Fue cuando dije: ‘Esto es una señal’”.

Tras su epifanía, Abelardo regresó a su pueblo donde formaría parte de un colectivo de jóvenes pintores en 1995. Con este grupo aprendió todo, desde el dibujo con carbón hasta pintar con óleo. En 1999 estudió artes visuales becado en El aller de Artes Gráficas Rufino Tamayo en la Ciudad de Oaxaca. Fue durante su tiempo de estudiante con el artista Juan Alcázar que fue perfeccionando sus habilidades en la impresión y las técnicas litográficas. Aprovechando la oferta cultural de Oaxaca, Abelardo tomaba clases de guitarra cuando no estaba en el taller, aprendió a tocar música tradicional mexicana en La Casa de la Cultura Oaxaqueña.

“Tomé mis ahorros que yo había ganado con la pintura y me compré mi primera guitarra”. En 2006 empacó los materiales de pintura que tenía y regresó a Pinotepa.

Convirtió su casa en un taller improvisado e invitó a los niños del barrio a pintar y pintar hasta que se agotara la pintura. Fue durante ese tiempo que Abelardo fue invitado a tocar con un nuevo grupo de guitarristas, Cha Nandee, dirigido por el ilustre compositor mixteco Juvenal E. López (autor de Ra Kuatia Chikanuu / Niños sin hogar).

“Eso fue cuando dije: ‘Tengo que aprender muchas cosas buenas en esta vida’. Fui con este señor y empecé a asistir a clases”.

En 2008, Cha Nandee recibió financiamiento del gobierno para grabar su primer disco en la Ciudad de México. Con el álbum terminado, el grupo organizó un concierto promocional en su pueblo natal, Pinotepa de Don Luis. Lle naron el salón social del pueblo.

“Cuando empecé a cantar las primeras estrofas en la lengua, vi a la mayoría del público, estaban riéndose a car cajadas, hasta se agarraban el estómago. Se les hizo chistoso, algo absurdo. Había críticas de todo tipo, como siempre. Había unas muy buenas, muy constructivas, pero había también críticas muy fuertes. Hubo gente que dijo: ‘Cantar en mixteco, están locos ustedes, en lugar de que vayan para adelante ustedes van retorciendo hacia el pasado, en lugar de cantar en inglés, francés, italiano. Eso sí les va a traer mucho dinero’, decían. Entonces comprendí que para nosotros, para mí, es de mucha importancia (cantar en la lengua) y créeme que estas cosas no las estamos haciendo por dinero. Si quisiera hacer algo por dinero, voy y me pongo a trabajar. Lo estoy haciendo porque es un amor que tengo a mi cultura y es una forma de dar a conocer la belleza de nuestra lengua. Ese es el motor que nos mueve”.

Poco a poco, Cha Nandee ganó el apoyo de su pueblo. Comenzaron a tocar en otros pueblos y ciudades de Oaxaca, y en 2009 tocaron en la Ciudad de México, en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Se les abrieron las puertas. Los centros culturales que comprendieron la importancia de su trabajo demostraron su apoyo. Desde entonces, Cha Nandee ha crecido en popularidad y ha grabado varios discos (escuchar su canal de Youtube).

Tras la muerte de su fundador, Juvenal E. López, en 2017, Cha Nandee entró en la segunda etapa de su existencia. Abelardo asumió el cargo de líder y compositor principal del grupo. Cha Nandee continúa grabando y difundiendo el amor por el idioma y la música de los tu’un ñuu savi. Recientemente, Abelardo fue invitado a Argentina para una residencia artística en el Instituto de Culturas Aborígenes y en el Museo Iberoamericano de Córdoba.

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Shyal Bhandari, escritor y traductor británico, becado por The University of St. Andrews para realizar un proyecto de traducción al inglés de poesía en lenguas indígenas de México.

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