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LAS SEMILLAS Y EL AGUA. DOS LECTURAS NECESARIAS

RAMÓN VERA-HERRERA

PERMANECER SIN SUMISIÓN. LECCIONES DE LOS PUEBLOS DE LA SIERRA DE PUEBLA-HIDALGO

[Territorios del agua: defensa de los ámbitos de comunidad y la historia compartida de sus pueblos (ante el gasoducto Tuxpan-Tula), GRAIN, Ceccam, La UACMilpa, Taller en Defensa de los Territorios, 2021 (de próxima aparición)]

 

Ocurre en muchas ocasiones que las investigaciones de recuperación de historia y la antropología estén al servicio de intereses académicos que documentan, sí, mientras de paso se pulen las credenciales de los niveles que estudiosos y estudiosas van remontando, a costa de lo que sea.

Quienes contribuyeron a la investigación a nivel local quedan como meros “informantes”. Así, de golpe, por “investigar”, se borra la sabiduría, el empeño, la historia real y compleja de la gente que vive en esas regiones.

Ocurre diferente cuando se trabaja algo que crece en México, Latinoamérica y tal vez en otras regiones del mundo: investigaciones participativas donde, desde organismos de la sociedad civil, movimientos y comunidades, se tejen esfuerzos por configurar un diagnóstico colectivo, histórico y actual de las condiciones que pesan sobre una región particular, y de ser posible, sus implicaciones más integrales, geopolíticas. También tienden puentes que conecten entretelas, planes e inversiones corporativas y de gobiernos.

Territorios del agua: defensa de los ámbitos de comunidad y la historia compartida de sus pueblos (ante el gasoducto Tuxpan-Tula) es un documento construido participativamente como una investigación de muchos niveles. Hoy apenas comienza a retornar sus hallazgos a las comunidades de donde surgieron estas voces entretejidas, para que sirva de herramienta de transformación. Reunir los fragmentos dispersos del detalle de las circunstancias es un trabajo de reconstitución colectiva del papel jugado por cada una de las personas que vive en ese entrevero de las sierras entre Puebla e Hidalgo en el nordeste mexicano.

Siendo próxima su aparición pública, es importante publicitarlo. El documento se convertirá en un libro electrónico, y habrá algunas copias impresas para entregar a las comunidades involucradas en ese proceso de reflexión profunda (jurídica, histórica, antropológica, y de lo que significa vivir en esas estribaciones) y de resistencia ante la amenaza que se cierne sobre todo ese enclave: el gasoducto Tuxpan-Tula y la empresa que lo intenta activar ya hace por lo menos seis años, TransCanada, ahora transformada en TC Energy, con una cauda de irregularidades en México y en Canadá. Ya desde fines de 2017, las comunidades de la región se habían agrupado en consejos indígenas locales y luego en el Consejo Regional de Pueblos Originarios en Defensa del Territorio de Puebla e Hidalgo. Éste es fruto de un tejido muy de abajo de poblados, localidades, comunidades y ejidos que sabiendo que serán afectados por el paso del gasoducto comenzaron a organizar su conciencia de las afectaciones. Eso los llevó a emprender una serie de acciones jurídicas para frenar el paso del gasoducto y las movidas de la compañía.

En esas acciones organizativas —y ante las absurdas dudas jurídicas de que hubiera siquiera indígenas en la zona—, un grupo de investigadoras e investigadores, activistas todos (de La UACMilpa, de la Universidad Autónoma de la ciudad de México, del Taller en Defensa de los territorios-INAH, e investigadores del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam), la Universidad Nacional Autónoma (UNAM) y GRAIN emprendieron un ejercicio de participación y colaboración en que se conversó con las comunidades para que recontaran su historia y sus miradas actuales de lo que significa el gasoducto para ellas.

Habría sido muy difícil realizar la investigación con todas las localidades por donde cruzará el gasoducto. El ducto es una línea privada, de 36 pulgadas de diámetro, que pretende transportar 886 millones de pies cúbicos diarios de gas natural procedente de Texas en Estados Unidos a lo largo de 263 kilómetros. Pese a que su vida útil será de unos 25 a 30 años, afectará a 260 mil personas por lo menos, en 459 localidades de 34 municipios de Veracruz, Puebla, Hidalgo y el estado de México.

El retrato se tejió con las comunidades consideradas como de afectación directa, que innegablemente mantienen una relación activa, viva, con el resto de las localidades que serán afectadas, incluidas las 444 comunidades excluidas de la consideración legal. Aun así, el retrato regional adquiere volumen espacial, configuración geográfica y un fondo histórico de largo y corto plazo, del ámbito panorámico regional y de los detalles locales y de muchos rincones de ese territorio.

Tal investigación, así planteada desde abajo, sistematiza y arma los fragmentos aparentemente dispersos de lo que desde Chila, San Pablito Pahuatlán, San Nicolás Tolentino, Montellano, Ahuacatitla, Cuautepec, San Antonio el Grande, San Andrés, pero también Zoyatla, Aguacatitla, Tlacuilotepec, Honey, Cuauneutla, Cruzanta, Tlacruz y otras más lograron expresar: experiencias, testimonios, memoria colectiva, entendimiento organizativo, visión jurídica y política, y algo que se escapa en muchas investigaciones “sociales”: la relación con lo sagrado, las dimensiones de la devoción, de la ritualidad, lo ontológico que nos habla de lo profundo de los vínculos de siglos.

El documento comienza mostrando el horizonte actual y actualiza, hasta donde es posible, la resistencia de los pueblos encarnada por el Consejo Regional, por un lado, la actuación gubernamental y su evasión de responsabilidades, por otro, y lo que para la región implicará el gasoducto con su devastación y despojo. Le sigue el perfil documentado de TransCanada y su modo de hacer proyectos, no sólo en México. El espacio afectado se muestra con mapas de cierto detalle.

El intento es caracterizar las repercusiones puntuales del gasoducto pero también las redes y corredores industriales a los que se articula, con lo que asoma la relación continental (Norteamérica) con que se vincula, desde las entrañas de Estados Unidos, arribando a México desde Texas a Tuxpan para llegar a Tula y de ahí recorrer al otro extremo del país donde todo apunta a tejer ductos y conexiones con el Occidente y Noroeste mexicano y suroeste de Estados Unidos donde tal vez regrese hasta Canadá, activando las previsiones integradoras del T-MEC.

Después, abrevando fuerte de los testimonios de la gente en las comunidades, el documento reúne y sistematiza la noción del agua que existe en las cañadas de Puebla- Hidalgo y busca comprender la enorme dimensión que para la gente tiene el universo de manantiales, acuíferos, arroyos, pozos, ríos y torrentes, cascadas y humedales que configuran el grandioso bosque de niebla, el ecosistema que tiene por corazón el agua y su dimensión comunitaria pero también sagrada.

Esto también teje la historia regional, el trasiego de pueblos y comunidades, las invasiones, su ser pasaje entre el centro y el nordeste costero, la configuración agraria a lo largo de la historia, y la contundente convivencia de pueblos como los ñuhú (los otomíes del norte), los nahua, los tepehuas y los totonacos, en un ámbito multilingüe que no les estorba para ser y entenderse.

Afloran sus ámbitos rituales, sus particularidades lugareñas, y se configuran las historias y percepciones propias de lo que cada comunidad es y cómo contribuye al tejido de esos territorios del agua. El retrato resultante constata la centenaria continuidad y multidimensionalidad del despojo, donde se acapara, se expulsa, se deshabilita, se corrompe, se contamina y cunde la devastación.

Dice el documento: “substraer de la atmósfera comunitaria las decisiones sobre el territorio y los bienes comunes para subsumirlos a la lógica del mercado, desarticula todas las otras formas de concebir el entorno y la relación con el mundo que implican organización, lenguas, narrativas, rituales y cosmologías, pero también los saberes y estrategias de la subsistencia, la vida misma, el ser de la tierra, todos esos tramados que desde los orígenes han hecho diversa a la humanidad, y la han hecho sobrevivir las comunidades cuidando sus entornos. El proyecto del capital necesita con urgencia romper la relación de la gente con la tierra, con la naturaleza, con el entorno, el territorio: busca lastimar los medios con que se articula dicha relación, erosionando, menospreciando y hasta prohibiendo los saberes mediante los cuales la gente se relaciona con la naturaleza”. Eso les deja “frágiles ante las exigencias de corporaciones, empresas y gobierno que llegan a invadir, imponer, someter, trastocar, fragmentar y reordenar el espacio vital donde lo que imperaba era la convivencia”.

Y la conclusión es: “La Sierra Norte de Puebla cobija actualmente una pieza fundamental para entender las razones profundas de los pueblos y su lucha por la autonomía, que no es una lucha nueva. Desde tiempos inmemoriales las comunidades, los pueblos, buscan no ser sometidos a designios ajenos, buscan poder emprender su propio camino, resolver lo que más les importa por medios creativos y propios, convivir con quien les parezca mejor y proponer modos propios para ser y estar en el mundo. En esa pugna, en esa dialéctica de imposición y resistencia en busca de autonomía, se han mantenido desde antes de la invasión española, en las luchas y rejuegos de la Independencia y la búsqueda de poder de liberales y conservadores, y luego en el México contemporáneo surgido de una revolución que le recuperó la memoria a muchas comunidades, de todo lo que sigue siendo el tejido de pertinencia que reivindican: permanecer, seguir siendo, seguir entendiendo quiénes son y por qué viven y por qué vale la pena luchar”.

 

MIRADAS Y CUIDADOS SOBRE LAS SEMILLAS

En el horizonte de los libros por aparecer, encontramos también este libro, fruto de un esfuerzo por poner de nuevo en la mesa la discusión sobre la significación vasta y profunda de las semillas en un mundo donde la agricultura y la alimentación están en el centro de una disputa entre el sistema agroalimentario industrial y las comunidades campesinas, muchas de ellas de pueblos originarios.

La urgente pertinencia de las semillas en manos campesinas nos hace resaltar los motivos de la disputa y las cruciales implicaciones para la soberanía alimentaria, y por supuesto para la autonomía de los pueblos.

Para eso, Acción por la Biodiversidad, la FRL y GRAIN reunieron a la Red Agricultura Orgánica de Misiones (del Movimiento por las Semillas de Misiones), a Hernán Ouviña, a Camila Montecinos, Patricia Lizárraga, Silvia Ribeiro, Carlos Vicente, Tamara Perelmuter, Claudia Korol, Marielle Palau, Carlos Julio Sánchez y Gilberto Schneider para compartir visiones, problemáticas y reflexiones sobre esta llamada “revolución de la semilla”.

Dice la FRL en el prefacio: “La revolución de una semilla busca ser una herramienta para espacios de formación pero también, acercar al público amplio la complejidad e integralidad de las luchas por las semillas y, sobre todo, acompañar las experiencias en los territorios que defienden y resguardan el núcleo de nuestra alimentación”. Texto a texto se van desgranando las visiones y los puntos de atención que no hay que perder de vista. Dice Gilberto Schneider (del Movimiento de Pequeños Agricultores de Brasil): “A partir de la semilla nacen varias formas de vida y entonces no tener semillas, significa no tener autonomía, vas a depender de las grandes empresas”.

El libro transcurre tejiendo argumentos, que abrevan de la misma Rosa Luxemburgo que buscaba “penetrar las relaciones ocultas de la lógica del capital”, pasando por las relaciones entre la dinámica fluida y compleja entre lenguaje y semillas, documentan la historia del campesinado y su crianza mutua con éstas. En sentido contrario, incluso intelectuales progresistas han buscado y están felices con “la destrucción de las culturas campesinas”. Malamente, el “fin del campesinado” fue y sigue siendo considerada “progresista” y “la Revolución Verde aún se defiende como la solución al hambre, a pesar de toda la destrucción social, cultural y ecosistémica que ha provocado”, se queja Camila Montecinos.

Se reivindica la lucha en defensa de las semillas nativas y se rechazan las semillas híbridas, atadas a paquetes tecnológicos incosteables y deshabilitadores, y por supuesto las semillas transgénicas y la reciente y perversa biología sintética, que subsume pasos en el proceso del cultivo hasta suplantar el ciclo agrícola con manipulaciones de laboratorio.

Es crucial defender la integralidad de la defensa de la tierra, una reforma agraria integral, a la par de la defensa de las semillas: ambas luchas son inseparables. El asalto corporativo a las semillas simboliza el advenimiento de ese sistema agroalimentario industrial que busca adueñarse de toda la alimentación y la agricultura del planeta, incluido el tráfico de sustancias tóxicas que hacen adicta la tierra o las semillas para poder funcionar, como lo plantea Silvia Ribeiro. Carlos Vicente deconstruye la aberración jurídica y epistemológica de UPOV, que de algún modo se apropia de la mera posibilidad de que se reproduzcan libremente las semillas, privilegiando a las corporaciones, y excluyendo los millones de vidas con sus intercambios de siglos que nos arrojan las semillas campesinas como las conocemos ahora. Todo el cercamiento de las semillas en la certificación y la propiedad intelectual refuerzan este escenario de exclusión, como lo enfatiza y documenta Tamara Perelmuter. La historieta de Carlos Julio Sánchez nos ilustra la propuesta de lo que son las casas de semillas.

No podía estar completo el libro sin la mirada sobre los feminismos campesinos, y su cuidado de las semillas. Para Claudia Korol y Marielle Palau, “el surgimiento de las organizaciones feministas en el campo está en plena construcción y requiere de sus propios caminos, tiempos e identidad”, e incluye una serie de testimonios de mujeres en el campo que le agregan una fuerza inusitada a la recopilación.


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