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EL AXOLOTE EN XOCHIMILCO Y EL OCASO DE UNA DEIDAD MESOAMERICANA

ELÍ GARCÍA-PADILLA

“Hay unos animalejos en el agua que se llaman axólotl, (que) tienen la cola como lagartillas y como anguila, y el cuerpo también; tienen muy ancha la boca y barbas en el pescuezo. Es muy bueno de comer; es comida de los señores”. Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, Lib. XI, cap. III.

Xochimilco: en el campo de las flores. Lugar que vio florecer culturas primigenias mesoamericanas, y que actualmente se encuentra seriamente amenazado por el “progreso” y “desarrollo”. Es hogar de una especie de anfibio deificada por las culturas originarias: el Axolote mexicano (Ambystoma mexicanum).

El Axolote toma su nombre —en relación a la cosmovisión mesoamericana— en torno a la deidad conocida como Xólotl. Según la tradición oral, Xólotl es el dios del ocaso, de los espíritus, de los gemelos y del Venus vespertino, el cual ayudaba a los muertos en su viaje al Mictlán (lugar de los muertos), señor de la estrella de la tarde (Venus) y del inframundo.

Se trata de una especie de vertebrado perteneciente a la clase Amphibia (ambas vidas), lo que implica que una parte de su ciclo de vida ocurre en el ambiente acuático y otra en el ámbito terrestre. Una de las particularidades más interesantes de estos fascinantes y vulnerables seres vivos —además de su condición de su respiración branquial, pulmonar y cutánea— es la capacidad que tienen de regenerar sus miembros. Razón por la cual es uno de los grupos de especies cuasi endémico de México y que es estudiado a nivel de laboratorios de investigación científica en todo el mundo. Lamentablemente se sabe que existen muchísimos más ejemplares de esta especie (Ambystoma mexicanum) en condiciones de cautiverio que en el medio silvestre que es su hábitat natural en el Valle de México y en particular en los ecosistemas lacustres de Xochimilco.

El último censo poblacional en Xochimilco para conocer el estatus de conservación de esta especie se llevó a cabo por el Instituto de Biología de la UNAM (IBUNAM) y los resultados fueron abrumadoramente desoladores: se estima que en 2004 había mil axolotes por kilómetro cuadrado; en 2008 el número bajó a cien, y en 2014 había sólo 36.

Algunas de las razones centrales del declive de esta especie y su población silvestre son las enfermedades emergentes como el hongo quitridio, el cambio climático, la contaminación por aguas residuales, la introducción de especies exóticas-invasoras, así como la pérdida y transformación de su hábitat natural lacustre.

Al presente, el Gobierno de la Ciudad de México encabezado por Claudia Sheinbaum ha anunciado que el Canal de Cuemanco se construirá encima del sistema lacustre de Xochimilco, lo cual representará la estocada final a este ecosistema que en el papel está protegido por ser Sitio RAMSAR, refugio de cientos de especies de fauna y flora nativos y endémicos del Valle de México. Afirmo categóricamente que este desarrollo de infraestructura representará un ecocidio que destruirá de manera permanente el hábitat natural de una especie tan relevante e importante desde la perspectiva histórica, simbólica, ecológica y cultural como lo es el Axolote mexicano, así como de toda la biodiversidad asociada, y el hábitat que en común comparten con el ser humano. En tiempos de crisis civilizatoria y sexta extinción masiva de las especies, decimos todos: ¡la batalla es por la vida!

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