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LUCÍA

HILARIO GÓMEZ

Ofrecemos dos relatos trepidantes. Desnudan la trágica violencia que recorre y corroe los Altos de Chiapas. Enviados a Ojarasca por sus autores Hilario Gómez y Xun Tzeltzelem, están incluidos enSk'op Bolom, Sk'op Choj / Palabra de jaguar, antología de cuentos tseltal-tsotsil, volumen II, editado por la Unidad de Escritores Mayas y Zoques (UNEMAZ).

Por razones de espacio, en nuestro PDF sólo aparece la versión en castellano. Los relatos en tsotsil pueden leerse en nuestro micro sitio https://ojarasca.jornada.com.mx/

 

LUCÍA

Sentada en su Jetta de último modelo, Lucía piensa cómo podrá ganar la Presidencia Municipal. Su mirada se pierde en la luz de las estrellas, que desaparecen tras la entrada del alba. Baja la vista al patio de la gran casa roja llena de pastizales, lugar donde jugaba cuando era niña. Está agotada, no ha dormido ni un minuto las últimas veinticuatro horas. El día anterior visitó más de quince parajes para cerrar su campaña y hacía unas horas estuvo en una reunión con líderes evangélicos en San Cristóbal de Las Casas.

Una Ford Raptor blanca estacionada unos metros delante de Lucía le llama la atención, se le hace conocida pero no recuerda con claridad quién es el dueño de aquella camioneta lujosa en Chamula. Se mira las ojeras en el espejo retrovisor, reconoce que es la tercera mujer que intenta convertirse en presidenta municipal de su pueblo. Su pelo negro luce mejor su piel blanca; es alta y delgada, cree que su sonrisa encantadora ha sido su mejor arma para atraer votos de jóvenes y hombres. Además de joven y guapa, Lucía cuenta con una maestría en Ciencias Políticas, tiene facilidad de expresarse ya sea en su propia lengua o en español.

De repente le caen unas lágrimas, recuerda a su difunta madre. Nunca creyó que una simple fiebre le hiciera cerrar los ojos para siempre. Lucía aún siente algo de culpa, en su momento no supo qué hacer para salvarla. A su padre, en cambio, nunca le importó la salud de su mujer, estaba más preocupado en ocupar la presidencia municipal de Chamula. Después de la muerte de su madre, Lucía decidió marcharse del pueblo para estudiar en la ciudad. Gracias por los ahorros que le dejó su madre, se preparó para ayudar a las mujeres viudas y divorciadas, a los niños que no tienen padre, a las personas desfavorecidas.

Se había prometido nunca más ver a su padre. No esperaba encontrarlo en el carnaval pasado, en medio de los locos maxetik cuando danzaban y cantaban en la plazuela central. Trató de evitarlo, pero entre la algarabía su padre la topó de frente; pidió perdón por haberla abandonado cuando más lo necesitaba y manifestó su apoyo incondicional para ganar en los próximos comicios electorales, ofreció todo lo que estuviera a su alcance. Le murmuró al oído que la casa estará abierta cuando ella quisiera visitarlo. Ahí mismo, en medio de la plaza, le entregó una copia de la llave. El padre sabía que su hija estaba participando en la política. Después de nueve años, Lucía regresó a su pueblo cuando aceptó la invitación de participar en el partido PDS para presidenta municipal; su registró no fue una locura, contaba con el apoyo de grandes políticos mestizos.

Dos meses habían pasado desde el primer encuentro con su padre, Lucía pensó perdonarlo para aliviar su corazón, no guardar ningún rencor. Poco a poco empezó a pensar motivos para buscarlo, convencerse de que podía servirle su apoyo. Al principio le pidió consejos para su partido, después se atrevió a pedirle un préstamo para su campaña. El viejo accedió, pero con la condición de que Xalik Ch’ajvet, su compadre, fuera registrado como el síndico de su planilla. A Lucía no le quedó otra opción, necesitaba el dinero. Ch’ajvet, un hombre con muchas propiedades de tierras en la cabecera, fue el que manejó el dinero del pueblo en la administración de su padre, entonces la gente murmuraba que en realidad era él quien mandaba y no el presidente. En esta ocasión se había inscrito como candidato para el PNM, pero su registro fue negado.

El retumbo de las campanas que proviene de la iglesia del pueblo la traen de vuelta. Se le había olvidado la llamada telefónica que recibió la noche anterior, aún recuerda con exactitud la voz y el mensaje: “Querida Lucía, abandona la política; la política no es para mujeres. No vaya a ser que termines linchada igual o peor que el pasado presidente de Yi’tik, ejecutado con un tiro de gracia en la plaza central”. Ella sabe bien por qué mataron a Domingo de Yi’tik, en su segundo triunfo, después de haberse cambiado de partido.

El silbido de un colibrí termina por sacarla de su Jetta. La pequeña ave pasó revoloteando en la ventana delantera del vehículo. Se dirige a la puerta de la casa, le extraña al poner la llave que la chapa esté abierta. Entra en la sala, escucha voces que vienen desde la segunda planta. Sube sigilosamente. Antes de abrir la habitación de su padre, decide esperar un rato. La puerta está entreabierta. Las voces son de su padre y de Xun Kasyano, a este último alcanza a verlo sentado en el sillón de piel con un cigarrillo en la mano; con cada calada llena de humo la habitación. Lucía está confundida, pone atención en la plática entre su padre y el visitante. Asoma las orejas en el marco de la puerta, se frota los ojos al ver los fajos de billetes encima de la mesa. Siente coraje al escuchar que fue gente de Kasyano que hizo la llamada de amenaza. Llega a sus oídos que Kasyano regalará mucho dinero para que sea él quien gane en las elecciones. Lucía empieza a morderse las uñas, piensa en salir corriendo de la casa. Esta vez se arma de valor, entra en la habitación y rompe el silencio.

–¿Está buena la plática? —y observa cómo su padre se altera.

–Bienvenida a casa, mi querida hija. Kasyano vino a pagar su deuda —dice con voz agradable. Kasyano se despide del padre de Lucía pero no de ella, se retira como si nadie más estuviera presente, dejando el dinero sobre la mesa.

–Creí en ti, padre, pensé que ya habías cambiado —la joven sacude la cabeza, hace un gesto de disgusto. Con el rostro enrojecido, se dirige de nuevo a su padre.

–¿Crees que no los escuché?, ¿por qué no les gusta que yo participe en este proceso electoral?, ¿piensan que me como los mocos?, ¿me quieren manipular? Ustedes me quieren utilizar para ganar más votos, hacer que los demás simpatizantes del partido nos consideren como los opositores del pueblo y no como una opción. Eres una vergüenza, padre.

–No te expreses así, hija —interviene su padre—. Tú vas a ser la triunfadora, Kasyano está inseguro, por eso anda repartiendo dinero. Mejor lleva algo para tu campaña, para que no digas después que no te apoyo.

–A ti no te preocupa tu pueblo, tu familia, tu hija; sólo te importas a ti mismo. Date cuenta que yo ya no tengo madre porque tú la descuidaste, si la hubieras cuidado como tu amada esposa a lo mejor ella aún estuviera con vida —dice con los ojos anegados en lágrimas, mientras su padre contesta molesto:

–Di lo que quieras de mí, hija, no sé por qué eres desagradecida conmigo. Gracias a mí tu madre te dejó ahorros, terminaste tus estudios, eres una mujer admirable, estás donde estás; si no fuera por mi dinero no hubieras sido más que una mesera en una cantina como tu mamá. ¿Creías que era una buena mujer? Tú no sabes de dónde la saqué.

Lucía no aguanta las palabras hirientes de su padre, resbalan unas lágrimas en su mejilla, el dolor en su corazón es insoportable, está convencida que su madre fue una buena mujer y su padre no pierde ocasión para seguirla ofendiendo.

–Cuando salí de la casa me juré nunca más dirigirte una palabra —le responde a su padre—, pero tú me buscaste, me convenciste que me querías, yo de tonta creí que mi padre ya era otra persona. Ni se te ocurra pensar que voy a ceder mi aspiración política, eso nunca. En nombre de mi madre, de las personas que me apoyan, haré todo lo posible por ganar. Lucía limpia sus lágrimas con el dorso de su mano. Se apacigua, toma impulso para despedirse, pero su padre la detiene.

–Ja, ja, ja. ¿Piensas que vas a ser presidenta? —pregunta con burla—. Si logras conseguir setecientos u ochocientos votos confórmate; sabes bien cómo es nuestro pueblo, aquí no manda una mujer, hasta ahora ninguna ha sido presidenta y ni lo será por un buen tiempo más, es mejor que te retires. ¿Crees que la política es fácil?, tú no sabes de política.

–Comprendo —expresa Lucía con cierta calma—, no nos adelantemos, esperemos resultados oficiales. Sólo te pido de favor que le devuelves el dinero que ha gastado Xalik Ch’ajvet y pida su renuncia. Yo no te debo ni me debes. A decir verdad, no quiero trabajar con corruptos, mentirosos, cínicos. Adiós, nos veamos en esta vida o en la otra. Me da igual.

La joven deja su padre con la boca abierta, ella sale desilusionada de la habitación. Baja las gradas pensando convocar una rueda de prensa, dar a conocer la ruptura con su padre y la posible renuncia de su candidato a síndico. En menos de una hora la información se difunde en las redes sociales, en la radio, incluso por la noche sale en la televisión nacional como la tercera mujer en ser candidata a presidente municipal de su pueblo, ante los acosos de candidatos machistas, su número de simpatizantes aumenta. Empresarios dueños de ferreterías, constructoras, y uno que otro cacique, creen en el discurso de Lucía.

Un día antes de las elecciones, cerca de las diez de la noche, Lucía recibe una llamada de Kasyano: –Candidata, amiga. ¡Qué leal eres con tu gente!, me tienes muy sorprendido. No quisiera desilusionarte por lo que te voy a decir: hay un grupo de personas que no te quieren ver triunfar. Entiende que no tienes a nadie de tu lado. Nadie te puede ayudar, ni mucho menos tu papá, él mismo está en el bolsillo. Amiga, lo mejor que puedes hacer es renunciar. No vas a salir con las manos vacías, tendrás tu recompensa. Piénsalo bien. Y si divulgas nuestra conversación, tú sabes bien qué te puede pasar.

Un fuerte escalofrió recorre el cuerpo de Lucía. Sabe bien, desde que se registró como candidata, que en cualquier momento puede sufrir un atentado. Recuerda que Kasyano apenas sabe leer y escribir su nombre, mientras que ella está preparada con una profesión en la política. Piensa si eso le valdrá el triunfo. Sabe que cuenta con el apoyo de miles de hombres y mujeres, y no piensa desilusionarlos. Poco a poco recobra confianza en sí misma.

Unos días antes de la fiesta de San Juan se llevan a cabo las elecciones. No es un día como cualquier otro. Llueve, y pese al mal tiempo la gente sale a votar. La lluvia no cesa toda la tarde, por la noche se intensifica aún más. A las ocho de la noche, empiezan a llegar informaciones del número de votos conseguidos en cada paraje. Lucía se encuentra reunida con sus compañeros en la casa de campaña en el barrio San Pedro. Están alegres por los resultados favorables, no paran de sonar los avisos en los radios de comunicación sobre su inminente triunfo, los celulares suenan a cada rato, los WhatsApps reciben felicitaciones. En el patio la gente se reúne por el triunfo de su candidata, ya no les importaba mojarse. Minutos después, cuando todo es alegría y risa, en el portón de la casa aparece una camioneta blanca. Lucía, sorprendida por el vehículo, oye la música de Chalino Sánchez, cantante que su padre solía escuchar. La camioneta no se mueve, lentamente baja el vidrio polarizado. Lucía intenta reconocer a su padre dentro del vehículo, sin esperarlo, de la puerta trasera salen unos disparos de una AR-15.

Las personas que están lejos de la casa de campaña confunden los disparos del arma con estallidos de cohetes, imaginan que es la celebración del triunfo. Muchos testigos presencian la desgracia, ven a Lucía desplomarse en el charco de agua, quedando bocarriba. En ese breve instante a nadie se le ocurre detener la camioneta Raptor, sólo miran asustados el patinar de las llantas con el charco de agua. Después de un rato las mujeres empiezan a gritar: “¡Ya mataron a Lucía, ya mataron a Lucía!”. Se acercan todos a ver a la candidata sin vida, con la blusa blanca teñida de rojo. Días después, el cargo que Lucía había ganado lo asume Xalik Ch’ajvet, su ex síndico. El hombre recibe el bastón de mando en manos de Kasyano. Al padre de Lucía lo encuentran, al siguiente día de la toma de posesión, acribillado enfrente de su casa.

 

Luch

 

Chotol ta yut yach’il yik’al Jetta karo ti Luche. Sk’eloj sakjaman xa tal yamak’il na. Xvulvun sjol yo’on k’usi stak’ spas yo’ xkuch yu’un ti peserenteale. Schikintaoj xkankun chbak’ skampanail li ch’ulnae. Lubem xa, yu’un ch’abal vayem o jmuts’uk. Naka to lok’tal ta tsobajel xchu’uk pastoretik ta Jobel, ta svoljeale sjunul k’ak’al la svu’laanan vo’lajuneb parajeetik. Sk’el to lek li mol muk’ ta tsajal nae, yan to chil ti noj syaxalil li amak’ bu stajineb to ox ta sch’inale.

Te smalaoj me oy chtal yajval li sakil Ford Raptors kotol ta jbabe yu’une, ma’uk to sba o chil jech karo ta slumal Chamo’. Lik sk’el sat ta snenal yutil skaro, sakil tseb, ik sjol, nat xchi’uk jich’jich’ no’ox sbek’tal, lek k’upil stse’imol, bijil tseb kuchem smaestria ta política. Mu k’usi makal slo’il k’alal chk’opoje, manchuk me sk’op stuk me sk’op jkaxlan ko’ol chak’be. Te chotol, muk’u ya’i xmalet tal ya’lel sat k’alal vul ta sjol xch’ulal me’. Mu’yuk to lek sch’unoj ti ta uni k’ok’ no’ox cham o ele. Smul to jutuk cha’i, skoj ti ch’abal xpoxtaj yu’une. Jech li smol tote mu’yuk yo’onin sk’el k’alal ipaj li yajnile, ja’ batem o ta yo’on yo’ xkuch yu’un molal ta slumale. Sna’oj to lek ti ja’ ta skoj sti’emal sjol stot yo’ lok’ el ta slumale. Lek xa ya’i ti ja’ komem sbi ta banko li stak’in xch’ulelal me’e, ja’ schan o vun, yo’ skolta yaloj ta ts’akal li antsetik, ololetik ch’abal stotik, xchu’uk li buch’utik chlajik ta ilbajinele.

Ch’abal xa ox yaloj ta sk’opon sbatlej osil li stote. Mu’yuk smalaoj k’alal sutal ta slumal ja’ o k’alal xbitik, xk’ejinajik li chuvaj maxetik ta ch’ivite, muk’ sna’oj mi te kapal li stote, ja’ to yile te va’al k’ot ta sts’el. K’anbat ts’ikbel smul, la yal mi ta sk’an koltael stsebe ja’ stu tey oy. Luche te albat ta xchikin ti te “chmalae sbatlej osil ta nae” te ak’bat syavi’, a’yinbil xa ti chtajintal ta politikae. Balunueb xa ja’vil slok’el batel k’alal cha’sutal ta slumale, ja’ o xa sk’ak’alil ta stsak sbi ta partiro PDS; lek xa ya’i ti oy skoltaomba ta muk’tik jkaxlanetike, ma’uk no’ox skoj schuvajil sjol ta stsak sbi. Jech xtok sna’oj lek ti ja’ xa smakoj svaryo li tajimole, yu’un ja’ li xjoyet ta oxib varyo li pas abtel sventa peserenteal ta slumale.

Chib u yech’el k’alal yil li stote, Luche vul ta sjol ti sna’ sts’ik mulile. Te k’uxubij yo’on, k’unk’un lik schi’in ta lo’il, sjak’anbe ya’yej; lik sjak’be stak’in ta ch’om. Ma’uk smalaoj ch-ak’bat schi’in li Xalik Ch’ajvet sventa sintikoale. Ch’ajvete, ech’em xa ta abtel ta lum, oy ep k’usi yu’un, oy stak’in; xchu’uk no’ox xtok ja’ jk’el tak’in ta speserenteal li stote, krixchianoetike sna’ojik lek ti ja’ la spas mantale, ti peserente k’ajomal jch’unej mantal; la xa ox stsak sbi ta tajimol sventa molal ta partiro PNM, ti ja’ partido te to’ox tik’ile, ti k’usie te pasat ta kanal.

Te chotol, vul ta sjol ti yamara ta ak’obaltik ta samele, albat: “Tsebal, kuni Luch, ikta aba ta tajimole; ma’uk sventa antsetik li pas k’ope, nopo lek mi chavak’be o yipale, mi jeche yik’aluk me jech te javal xakom ta ch’ivit chak anima mol Tumin ta Yi’tike”. Chapal lek yu’un k’u cha’al la smilik li mol Tumine, sna’oj ti ja’ no’ox stuk yak’be cha’koj peserenteale.

Te tuch’bat snopben yu’un sts’ujts’unel ts’unun, te nopol ech’ ta snenal skaro. Yal ta lumtik. Xanav batel. Sjam ochel li ti’ nae, ya’i ti stote oy buch’u tey ta schi’in ta lo’il ta xcha’kojal na, k’unk’un te muy ech’el, ma’uk smalaoj me ja’ te chotol ta nukul chotlebal li Xun Kasyanoe, xtomet sch’ailal sik’ol ta yut na, te paj schikinta. Sju’u’ilan to sbek’tak sat k’alal yil latsal jay lots tak’in ta ba mexae. Xkapluj sjol k’alal k’ot ta xchikin li ja’ li Kasyano yaloj ech’el mantal yo’ sibtasate, te ya’i ti ta sk’elan epal tak’in yo’ xkuch yu’une. Luche mu sna’ k’usi ta spas k’ot, te sk’ux yich’akil sni’ sk’ob. La snop xa ox me anil chlok’ ech’el. Yo’ mu stsob xchamele te lik k’opojuk:

–¿Xyaket lo’il? —yil to ch’ayel k’ot li smol tote.

–La vul kuni tseb, ochan tal; yu’un ta stoj yil li mol Kasyanoe — lek xa jun yutsil ye stak’ li stote. Sk’eloj lok’ el li mol Kasyanoe, xko’laj me nutsbil bat yiluk, te latsal yikta komel li tak’ine.

–La jch’unbot, kaloj me yu’un lajel xa atalel —sjimolan sjol, ch’abal lek chil k’usi tspas li stote, tsojik xokon sat ta sk’ak’al yo’on—, ¿mi avaloj mu’yuk ka’i li k’usi la valike?, ¿k’ucha’al mu jamal xaval mi yu’un ch’abal lek chava’i li chitajin tale?, ¿mi avaloj me yu’un jlo’oj jsim?, ¿mi chatunesikun ox yo’ xkuch avu’unik? Mu xkil avaloj ti chakoltaun ava’i ta tak’in yo’ jlok’es jutuk voto, syochobil yip li partiro tik’il lavie. Mu xk’exab asat tot.

–Mu xaval jech, tseb —tey la stak’ ti stote—, yu’un vo’ot chkuch avu’un, xi’em xa li mol Kasyano avu’une, ja’ yo’ ta skolta xa tak’in. Ti k’usie ich’o jaylotsuk sventa akampanya, yo’ mu xaval ta ts’akal ti ch’abal la jkoltaote.

–Mu xajut k’op, tot, vo’ote ja’ no’ox batem ta vo’on li tak’ine. Mu aventauk alumal, stalel skuxlej avuts’ avalal, atseb. K’elavil, ch’abal xa ti jme’e, skoj ti vo’ot mu’yuk lavich’ ta k’uxe, jechuke kuxul to —te chenelvo’ sat la jyal li Luche, stote xti’et xa sjol la stak’:

–Tseb, alo k’usi chavale, na’tik k’u cha’al va’ yelan chavalbune, yu’un kolyal jtak’in kak’ojbe ame’ la chan o tal ti vune.

Kolyal jtak’in bijil tsebot, kolyal jtak’in oy lek avabtel; manchuke, uni j-abtel ta uch’ob ch’ail vo’ot k’uchal ame’ jechuke. ¿Me avaloj me lekil ants ech’ ta sba banumil ti ame’e? —k’ux yai k’usi albate, mu’yuk ya’i lok’ ya’lel sat, yu’un sna’oj lekil ants li sme’e.

–Lek oy. Yu’un ch’abal xa uno’ox ta jk’oponot o kaloj —la scha’tak’be li stote— ja’ no’ox vo’ot xa vokolet k’otel ta jtojolal ta k’in tajimoltike, jch’unoj ti lajel xa oxe. Lek oy, te xak’el aba xchu’uk atak’in. Mu xanop li ta jten komel li k’usi yakalune, ta sbi jme’, ta sbi buch’u skoltaikun ta persa chkuch ku’un —stote tse’ej xa’i k’ot.

–Ja, ja, ja, ja, —xk’ajk’un ta tse’ej li stote—. Mi yu’un avaloj chkuch avu’un, mi xata kik vukub vaxakibuk syen avotoe. Jlumaltike mu sk’anik junuk ants xtal spas mantal, ja’ lek iktaba, mi yu’un lek li sa’ k’op avaloje —Luche, skus xa ya’lel sbek’tak sat, te ts’ijil jlikel, stsatsubtas yo’on.

–Lek oy —la yalbe komel— te xkiltik buch’u xkuch yu’un. Ja’ no’ox chkalbot te xak’extabe stak’in li Xalik Ch’ajvet k’u yepal slajesoje, yo’ stub li sbi ta tajimol xchu’uk vu’une; ko’ol uno’ox k’usi anopojik le’e, ja’ yo’ la pak’alinbun jnaban ta kaj sintikoe. Jamal xkaltike vu’un ta jnop mi ta jk’an jchi’in ta abtel buch’u bol ch-abtejike, buch’u jutk’opetike, xchu’uk buch’u tspek’tsanvane. Te xakom, te xkil jbatik ta lajebal —te xulvun yikta komel li stote, stuke xva’vun lok’el.

Xnobet xa sat lok’el li k’ak’ale. Lok’ yu’un ta alel li k’usi oy ta yut yo’one, la snop lek ti mu jechuk no’ox chiktae, yu’un mu sk’an ti ilbajinele, ja’ yo’ staan ta ik’el buch’u sna’ staniel lo’il. Ta jun ora ts’akale la stani lo’il ta laryo, ta selularetik, ta ik’ osile lok’ ta televisyon ti chich’ sibtasele. Ta ts’akal k’alal a’yie ti ch’abal ko’ol xa oyik xchu’uk stot xchu’uk ti Ch’ajvete, te epaj li skoltaele; buch’u oy stak’in, oy spereteria, oy skonstruktora, jlomuk xa pasaroetik, te snaban sbaik ta stojolal.

Jun k’ak’ale, ta lajuneb ora ik’ osil, ja’ o xbik’tal ok’ ti ts’i’etike, te albat tal ta selular ti Luch yu’un Kasyanoe:

–Kantirata, kamika, avak’ojbe yipal ma’ li pas k’ope. Ch’abal chatunes ep tak’in pe yik’al xkuch avu’un. Vu’une mu k’usi chkal, ti k’usie oy jvok’ jchi’ilaktik ti ch’abal lek chiloxuke, chalik mi kuch la avu’une jayib no’ox la k’ak’al chapas ti abtele. Me ja’ xa atot xu’ xa spoj ti oy xa ta vorxail li mole, yu’un tsots yip ti jvok’ kuts’ kalaltike. Ja’ la lek jipo aba lok’el li ta tajimole, ma’uk xokol ak’ob chalok’, xapas to van kanal jaymiluk me la bijube. Mi vo’ot la kom ta peserenteale yu’un la mu x-abtejik lek cha’ik. Nopetan, xchi’uk me lik atani li jlo’iltik e, ana’oj xa me k’usi chapas —Luche lik ochuk ta xi’el, sna’oj xa ono’ox k’alal la stsak ti sbi ta pas k’ope, jlikeluk mi xtuch’bat xch’iel. Te la snop me ta melel ti ja’ no’ox ti viniketik xu’ spasik k’ope. Vul ta sjol ti Kasyanoe k’ajomal sna’ xapta jutuk vun, sts’ibta sbi, ja’uk stuke oy lek schanun, xchu’uk sna’oj ep ti ants viniketik spatoj yo’on ti ja’ ta xkuch yu’une. Te k’unk’un stsatsubtas sjol yo’on.

Ta yolon k’in san Jvan vu’ li votasyone. Ja’ o xchajet tsatsal vo’. Ta vaxakib ora ik’ osil lik albatuk tal ti Luch jayib voto sta tal ta jujun parajee. Luche te tsobolik ta xch’om na ta varyo san Petul xchu’uk li schi’iltake. Xpatet yo’on, naka xkuch no’ox yu’un tal ta jujun paraje, xnechet no’ox li k’opojebal laryoetike, selularetike julikel xch’iret, vatsapetike xch’ijlajet no’ox. Jech ti buch’u te oyike ma’uk xa sventaik mi xt’uxijik ta vo’. Lek bat jlikele xjumum vulel jkot sakil karo ta sti’ li nae. Luche xpatet yo’on, bat slaban yil buch’u, yaloj me ja’ yu’un stot k’alal yai chk’ejin Chalino Sanchez li ta karoe, jam yalel jutuk ik’bajan snenal, ja’ to ya’ie xpak’lajet t’om lok’el li AR-15 tuk’.

Krixchianoetik buch’u nomik to oyike yalojik mi yolon k’ok’ st’omesik chal ti kuch xa yu’unike, ja’ to yilike te xpuch’laj yalel ta lum li Luche. Ta anil skap sba ta vo’ li xch’ich’ele. Jlom xchi’iltake ts’ijil jach’ajtik kom yeik, sk’elojik xjuch’uch’et syanta bat li Raptors karoe, yantike ochik ta nechetel chalik “laj xa li Luche”, “laj xa li Luche”. Sk’elojik bonol ta ch’ich’ xchil ti yaj kantirataike. Ta ts’akale, ti yabtel kuch yu’un Luche ja’ xa la spas vokol slok’ta li Xalik Ch’ajvete, ja’ la slats’ ti kurus vaxtone. Ti stot Luch eke te javal chamem sakub ta sti’ sna, lilunbil ta bek’ tuk’ staik.

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Hilario Gómez, escritor tsotsil de Chiapas. Este relato aparece en la Antología de cuentos Tsotsil-Tseltal-Español: Palabra de Jaguar Volumen ll, UNEMAZ. Enviado a Ojarasca por el autor.

 

 

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