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DE AMBIENTALISTAS Y PSEUDOAMBIENTALISTAS

ELÍ GARCÍA-PADILLA

En estos tiempos en que el mundo parece al revés, y la línea entre lo éticamente correcto y lo que no lo es se desdibuja dramáticamente en nuestro gremio biológico, resulta pertinente definir y aclarar qué y quiénes son los genuinos ambientalistas.

Traigamos a la memoria las palabras de uno de los biólogos vivos más notables del país, Juan Luis Cifuentes Lemus, quien refiere en todas sus conferencias sobre la biología en México que existen ecólogos, ecologistas y ecologetes (mercenarios verdes). Necesitamos entender un concepto de relativamente reciente aparición y uso: el de capitalismo verde y/o capital natural.

Víctor Manuel Toledo Manzur explicaba en su columna en La Jornada el origen del concepto de que existe un capital embebido en la naturaleza del cual depende toda posible riqueza y que considera que deben adoptarse instrumentos inspirados en el libre mercado para resolver los problemas ambientales. La obsesión por legitimar esto ha llegado al punto de que un grupo de investigadores se dieron a la tarea de calcular en dólares el valor de la Madre Naturaleza. Para el mercado, el capital natural del ecosistema planetario y sus servicios ambientales oscila entre los 16 y 54 billones de dólares al año. Este estudio, tan inútil como absurdo, se ha citado más de 10 mil veces en la literatura científica.

En nuestro México mágico, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) promueve un lema con la idea de que el capitalismo verde “it’s good business” (es buen negocio), y que el capital natural y cultural de México es la principal riqueza de este país. El titular del organismo, José Sarukhán Kermez, reitera en sus conferencias que hay que hacer voltear a los economistas hacia la biodiversidad para salvar el patrimonio biocultural. En 2016, en el marco de la “COP-13” en Cancún, quedaron presuntamente subrogados los principales núcleos de biodiversidad de este país, con Montes Azules a la cabeza, en manos de intereses alemanes (https://contralinea.com.mx/biodiversidady-armas-la-cara-oculta-de-la-relacion-mexico-alemania/).

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se preguntaba en una de sus conferencias mañaneras “dónde estaban los pseudoambientalistas” (como José Sarukhán Kermez) cuando fue avalada la Ley General de Biodiversidad, la cual permite la minería y explotación de hidrocarburos dentro de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) en México. Para 2015 se habían documentado mil 609 concesiones mineras dentro de los polígonos de estas ANPs. La respuesta es simple: estaban a favor. Lo mismo que para la ley de aguas nacionales que puso este recurso vital en manos de particulares. La Ley General de Biodiversidad fue propuesta por Ninfa Salinas Sada —hija de Ricardo Salinas Pliego, tercer hombre más rico de México y dueño de empresas mineras—, senadora del Partido Verde Ecologista de México. Salinas Pliego, beneficiario de los programas sociales del gobierno actual, vio su riqueza multiplicarse exponencialmente durante los tres primeros años de esta administración, mientras que la cifra de pobres ha ido en aumento (https://www.sinembargo. mx/24-01-2022/4031304).

En una conferencia mañanera más reciente, AMLO dijo que Julia Carabias Lilo, primera secretaria de Medio Ambiente de México, es una “pseudoambientalista” al estar en contra del gobierno y el Tren “Maya”, y que a su vez, estando al frente de la entonces Semarnap otorgó los permisos para la explotación y extracción de materiales pétreos para la construcción de megadesarrollos de infraestructura en la “Riviera Maya”. Carabias, condecorada con la medalla Belisario Domínguez y admitida en el Colegio Nacional, se defendió con un video en el que expresa su versión de las cosas. Esta misma docente investigadora, adscrita a la UNAM, fue objeto de una columna de opinión de parte del saliente secretario lopezobradorista de medio ambiente, Víctor Manuel Toledo Manzur (“Conservación selvática y sacrificio de mariposas”), donde sentencia que bajo el cobijo de instituciones ambientales creadas por ella y sus más cercanos colaboradores, se han dado todo tipo de irregularidades en lo que es su coto de poder, la Selva Lacandona. Por cierto los miembros de la asamblea de los bienes comunales de la zona lacandona exigen su salida (https://www.proceso. com.mx/nacional/2019/11/11/indigenas-exigen-expulsarjulia- carabias-de-la-selva-lacandona-234132.html). En su periodo de gestión al frente de la Semarnat, Toledo Manzur propuso un modelo alternativo de conservación de la biodiversidad en México, conocido como “modelo biocultural” (https://www.jornada.com.mx/2019/11/19/ opinion/020a1pol), a lo que un miembro estelar de la élite del ambientalismo y de la ecología en México, Gerardo Ceballos González, declaró que el entonces secretario era un “tarado” por proponer darle más poder a esos “indios” que según él y otros están acabando con la selva.

AMLO omite que su primera titular de medio ambiente, Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, hija de Patrocinio González Garrido, está señalada por presunto conflicto de interés y desvío de recursos millonarios desde la Semarnat, a través de la Conanp, a favor de Pronatura (https://www.24-horas. mx/2019/05/27/pronatura-beneficios-sospechosos/). ¿Será por eso que renunció al cargo y ahora es embajadora en Inglaterra? Su padre fue uno de los principales enemigos de la conservación en Chiapas y Oaxaca; en Los Chimalapas no sólo orquestó invasiones y saqueo, además intentó construir una autopista en la zona oriente, lo cual de haberse logrado habría significado el fin de la última y más biodiversa selva de México. El megaproyecto incluso era avalado por Miguel Álvarez del Toro (https://www.youtube.com/ watch?v=GoU55WntXWo). Si no fuera por activistas como Miguel Ángel García Aguirre y el Comité Nacional para la Defensa de los Chimalapas, esta selva megabiodiversa ya habría sido completamente arrasada en aras del falso desarrollo, tal como sucederá en la Península de Yucatán y en el Istmo de Tehuantepec gracias a los trenes colonialistas y colonizadores, etnocidas y ecocidas. No es sólo el Tramo 5.

Cuando el presidente habla de pseudoambientalistas causa malestar. Muchos colegas y afines se ponen el saco, otros sienten indignación y coraje. Tenemos que reconocer que los biólogos, ecólogos y afines hemos hecho mal las cosas y que se necesitan verdaderos cambios de paradigmas para enfrentar la crisis socio-ambiental que vivimos día a día. ¿Existen los pseudoambientalistas? Sí. Y son todos aquellos que están cooptados por el capitalismo verde. Los introductores, vividores y por tanto defensores del capitalismo verde. Si biólogos y afines no podemos entender esto, entonces estamos perdidos. No esperemos pues que el presidente y su séquito de asesores y compadres chapingueros logren discernirlo o entenderlo.

Fue un error de activistas en contra del Tren “Maya” el haber convocado para su campaña mediática a artistas e influencers, algunos de dudosa congruencia y credibilidad, pero resulta mucho más grave haber convocado a académicos bajo esta misma condición. Escuchemos mejor a los verdaderos defensores de la Madre Tierra como Pedro Uc Be y la agrupación Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch´ Xíinbal (https://asambleamaya.wixsite.com/ muuchxiinbal). Estos “jaguares” o “señores de la Tierra”, que para Francisco Toledo eran a quienes se tenía que consultar si querían o no el tren. Esos pueblos nación a los que el propio AMLO caracterizó en Chilapa, Guerrero, envestido por tecuanes danzantes, como los “dueños legítimos” de México.

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EGarcía-Padilla es ambientalista y fotógrafo de la naturaleza.

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