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ATSATSILISTLI: PETICIÓN DE LLUVIAS EN LA MONTAÑA DE GUERRERO

ELÍ GARCÍA-PADILLA

EL REPORTE DE UN FOTÓGRAFO DOCUMENTAL

Primer día en Acatlán de Álvarez en La Montaña de Guerrero para fotodocumentar el ritual conocido como Atsatsilistli o de petición de lluvias. Básicamente se trata de una festividad de origen prehispánico, mezclada actualmente con elementos católicos, en donde la ofrenda más importante es la sangre. Se dice, pues, que por cada gota de sangre, una gota de lluvia. Es a la vez el inicio del ciclo agrícola mesoamericano y también de la festividad del 3 de mayo conocida como de la Santa Cruz.

En La Montaña de Guerrero existen y persisten diferentes danzas o grupos como es el de los Tlacololeros, los cuales representan a algunos hombres y ancianos campesinos sembradores, los cuales poseen una especie de chicote conocido como chirrión. Además de danzar y de darse unos a otros con el chirrión —que en lo personal me remite a la serpiente conocida como chirrionera (Masticophis sp.) y a su vez al rayo— los Tlacololeros mantienen el orden entre los presentes dentro del corral en torno a la pelea de los tigres o tecuanis en el cerro sagrado conocido como El Cruzco. La identidad de los Tlacololeros es secreta y éstos evitan usar un lenguaje entendible para la audiencia. Ríen, hacen bromas y asustan a la gente con el sonido como de cuete del chirrión. Es todo un festín visual, una imagen y a la vez un viaje en el tiempo a uno de los rituales más ricos e impresionantes de todo México: Atsatsilistlin.

Por su parte la pelea de tigres o tecuanes se lleva a cabo no solamente con el fin de ofrendar la sangre, según el testimonio de los propios tlacololeros, la ofrenda es también el esfuerzo, el trabajo, el cansancio y agotamiento de todo lo que implica cumplir con la enorme faena de este ritual que dura varios días en La Montaña de Guerrero. Sin duda alguna se trata también de un ritual de petición por la fertilidad de la Madre Tierra, por el sagrado maíz, por la lluvia que nos da sustento y vida. Los tigres acatlecos comentan que los golpes y los rugidos que se escuchan durante las peleas simbolizan también a los truenos y que mientras más golpes o peleas haya en el cerro sagrado, más tormentas habrá durante la temporada de lluvias y por lo tanto habrá más sustento para las comunidades de La Montaña de Guerrero que cumplen con este ritual de manera ininterrumpida desde hace siglos, quizá milenios.

En el segundo día visitamos el cercano sitio custodiado por el INAH conocido como Oxtotitlán. En este lugar existen cuevas y representaciones en arte rupestre de varios elementos, entre los que destaca el jaguar. Se trata de un monolito al interior de una enorme cueva, que simboliza el inframundo, en donde se observa un jaguar de piedra caliza evidentemente tallado por la propia madre naturaleza. Éste posee además collares de flor de cempasúchil en el cuello. Abajo, inmediatamente está una formación que asemeja a un cráneo con deformación similar a la que se sabe que practicaban algunas culturas precolombinas, como es el caso de la civilización maya. Sin duda asemeja también a un cráneo de tipo alienígena. Justo en la entrada de la cueva encontramos a la representación en arte rupestre de un hombre de cuyo falo erecto emerge un jaguar. Considero que esta pintura podría ser el origen de todo el ritual y de toda la profunda cosmovisión, conexión y ritualidad en torno a la figura del jaguar en todo Mesoamérica. El mito fundacional de los olmecas, cultura madre de Mesoamérica, consiste pues en una pareja primordial que es la cruza de una mujer humana y de un jaguar padre. En lo más alto del abrigo rocoso se observa representado con una increíble gama de colores a un personaje sentado, seguramente se trata de algún gobernante. El número de representaciones en arte rupestre en este sitio es incontable, seguramente se necesita de meses o años para poder fotodocumentar dignamente todo este tesoro biocultural de origen prehistórico y prehispánico.

Un tigre enamorado. En la comunidad de Acatlán de Álvarez en La Montaña de Guerrero, en el marco de la celebración del ritual de petición de lluvias conocido como Atsatsilistli, los tigres o tecuanis no solamente pelean o combaten para ofrendar la sangre. Es también parte de la costumbre local que los guerreros jaguar propongan matrimonio a las mujeres del pueblo con base en la recolecta y entrega de las flores de tomoxóchitl. Se trata de la elaboración de un arreglo de flores rojas obtenidas de un cactus epífito que crece en la zona. En este año, durante la celebración del ritual de Atsatsilistli, solamente hubo una pareja de enamorados que cumplió con este ritual de origen prehispánico de petición de compromiso o matrimonio. Sin duda alguna, uno de los rituales de pedimento/casamiento más especiales e increíbles que pueden existir sobre la faz de la Madre Tierra. La ritualidad, la fertilidad, el sagrado maíz, el jaguar, el agua, la sangre, la vida.

En lo personal consideraba que era en Oaxaca en donde había una verdadera explosión de tradiciones y culturas, y además donde —recitando a Salomón Nahmad y Sittón— el jaguar lo era todo... Sin embargo, La Montaña de Guerrero y el estado jaguar en sí mismo han demostrado ser la entidad y región con el ritual vivo más espectacular, rico visual y simbólicamente de todo México.

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