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PONER EL CUERPO EN DEFENSA DEL TERRITORIO

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

ENTREVISTA CON AMAYDALI MARTÍNEZ DURANTE LA GIRA EUROPEA DEL CONGRESO NACIONAL INDÍGENA

La Garriga, Cataluña

En la última parte de una larga travesía por la Europa de abajo, Ojarasca entrevistó a Amaydali Martínez, joven chontal de la Sierra Sur de Oaxaca y representante del Congreso Nacional Indígena (CNI), organización que junto al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) realizó un recorrido por seis países para denunciar la violencia y el despojo que viven los pueblos indígenas de México, así como la actual embestida contra las comunidades zapatistas en Chiapas.

Durante dos meses la comitiva del CNI y Frayba se reunió con campesinos, migrantes, trabajadores en huelga, jóvenes en casas ocupadas y centros educativos; y participaron en conferencias, mesas redondas, proyecciones de documentales, marchas y una diversidad de eventos organizados por colectivos de la llamada Europa Insumisa.

En su parada en la localidad de La Garriga, a 40 minutos de Barcelona, pequeño poblado unido desde hace 25 años a las comunidades indígenas de México, Amaydali habla sobre los megaproyectos que se imponen sobre territorios indígenas, sobre los ataques a quienes los defienden y algo sobre lo aprendido en su recorrido por el viejo continente. “Estamos denunciando la situación de guerra que se vive en México contra los pueblos originarios”, dice la comisionada del CNI para esta travesía.

–¿Cuáles son los megaproyectos que se están impulsando y cómo afectan a los territorios indígenas?

–Los megaproyectos más conocidos que se han impulsado en nuestros territorios son el Proyecto Integral Morelos, el Corredor Transístmico y el Tren que los pueblos se niegan a llamarle Maya, porque que dicen que "mayas" son los territorios y los pueblos.

Hay otros proyectos de infraestructura, eólicos, mineros, que afectan directamente a las comunidades porque se instalan prácticamente por encima de los pueblos, que están resistiendo.

Los megaproyectos no sólo afectan a una población o a una comunidad, afectan también de forma directa a la tierra, a recursos como el agua, el suelo, las montañas, las selvas, que por muchos años han sido territorios ancestrales que los abuelos y abuelas han cuidado. Que lleguen estas empresas nacionales o transnacionales e impulsen estos proyectos para generar más capital o el "capitalismo verde" es la destrucción total de la Madre Tierra, la destrucción humana y el exterminio de los pueblos.

Como pueblos seguimos denunciando y diciendo que no queremos esto, que el gobierno tenga la responsabilidad de no entregar los territorios y que los pueblos sean quienes decidan para que tengan una vida digna y pacífica.

–¿Cuál es la respuesta de los pueblos indígenas a estos proyectos, cómo se organizan y cómo resisten?

–Tenemos asambleas comunitarias, creamos nuestras medidas de seguridad ante tanta violencia. En muchas comunidades han organizado guardias comunitarias como parte de los cargos, otras han creado sus medios de comunicación y han implementado su radio comunitaria para difundir la situación y las violencias en los territorios.

Se han implementado también talleres para las mujeres, para que sean integradas en las decisiones de los territorios, porque por mucho tiempo fue sólo el hombre el que decidía. También estamos jalando a los jóvenes, porque muchas veces nos meten ideas de que es mejor trabajar para una empresa que ser campesino.

Algo que buscamos es conservar nuestra lengua materna. Seguir hablando nuestras lenguas, sembrar nuestros campos con nuestras semillas y vivir en nuestros territorios es defenderlos y símbolo de la resistencia. Y algunas comunidades han tenido que poner el cuerpo para defender el territorio.

–¿Cómo se vive la violencia a la que te refieres?

–La violencia es una amenaza que se sufre constantemente contra los pueblos que se levantan y defienden su territorio. A veces son amenazados directamente por el crimen organizado. Es algo difícil porque compañeras y compañeros defensores han sido secuestrados, desaparecidos o asesinados.

Ver que no se cuenta con una seguridad que el Estado debería brindar hacia la población nos hace ver que estamos solos. Aunque se han implementado muchas bases de Guardia Nacional y militares, no se ve la seguridad y hay una complicidad con los delincuentes. Desde el CNI se ha hecho ese análisis, porque por un lado está el crimen organizado y por el otro los militares, y en medio está la población que vive las violencias. Están permitiendo toda esa violencia en los territorios, que también son disputados por las empresas por los recursos que hay ahí.

–¿Cómo ha sido recibida esta descripción y su mensaje en Europa?

–Todos los encuentros que hemos tenido han sido muy bonitos. Así como nosotras damos la realidad o el contexto de lo que estamos viviendo los pueblos, también vamos conociendo la realidad que hay en Europa.

En nuestras comunidades tenemos un contexto diferente. Por lo que vemos en las noticias pensamos que Europa es un continente en potencia, que tiene dinero y que todo está muy bien. Pero en los encuentros que hemos tenido vemos que aquí tienen sus luchas y sus resistencias.

Cuando nosotras hablamos de nuestros pueblos muchos quedan conmovidos por la situación y dicen que en las noticias sale algo muy diferente y que pareciera que vivimos muy felices. No lo pueden creer, por eso les ayuda a ver la realidad que vivimos. Esta gira ha permitido encontrarnos con estas personas que también luchan contra el sistema capitalista.

Acá hay personas que viviendo en las afueras de las ciudades han creado huertas para poder cultivar sus propios alimentos y dan un espacio a otras personas para que aprendan a sembrar la tierra y a cosechar. Son cosas que uno no se imagina que se hacen aquí.

–¿Qué países han visitado? –Iniciamos el 6 de septiembre en Alemania, después fuimos a Suiza, Francia, volvimos a Alemania y recorrimos Holanda, Bélgica y Cataluña.

–¿Qué se llevan de este recorrido?

–En la mochila y en el corazón nos llevamos esperanza. También nos llevamos muchos aprendizajes. Conocer los movimientos y las resistencias de aquí, la solidaridad con otros pueblos y saber que podemos crear esta conexión y unidad, seguir comunicados y denunciar lo que sufren todos los pueblos son experiencias que nos llevamos.

La semilla que hemos dejado tenemos la esperanza de que florezca y que en un futuro nos cuenten los compañeros de la Europa de abajo cómo han ido cosechando todo esto. Nos vamos contentas de compartir espacio con diferentes colectivos y organizaciones que nos han recibido de una manera que nos hace sentir como en casa, nos abrazan. Esperamos que sigan conservando esa semilla en su corazón para hacer visibles todas las luchas.

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