PALMA ACEITERA EN BRASIL
LOS PUEBLOS TEMBÉ Y TURIWARA EXIGEN QUE LES DEVUELVAN SUS TIERRAS ROBADAS
Los pueblos tembé y turiwara que viven al este de la Amazonia brasileña, así como los quilombolas —comunidades que formaron los descendientes de africanos esclavizados—, viven apretujados, sitiados y acosados entre las plantaciones de palma aceitera. Organizados en el Movimiento IRQ (Indígena, Riberinho y Quilombola), denuncian que están amenazados por la violencia, el desplazamiento forzoso y el robo de tierras.
Los mayores operadores de plantaciones son dos empresas: Agropalma afirma poseer 107 mil hectáreas de tierra, mientras que Biofuels BBF controla 135 mil hectáreas (ocupan juntas una superficie que casi equivale a la de Luxemburgo).
Sin embargo, aparentemente, gran parte de las superficies de selva proceden de la apropiación ilegal de tierras del Estado, de comunidades locales y de pequeños propietarios locales. Los tribunales ya han anulado los títulos de decenas de miles de hectáreas de Agropalma, por considerarlos ilegales.
Las comunidades indígenas y quilombolas sufren gran presión, persecución y están severamente restringidas en su libertad de movimiento y modo de vida. La violencia, las amenazas de muerte, las humillaciones, el racismo y la criminalización son habituales en el área y varias personas han resultado gravemente heridas o muertas.
Los servicios de seguridad privada armados de las empresas, así como la policía local y bandas criminales, estarían detrás de esto. Las empresas niegan las acusaciones de violencia y robo de tierras y siguen reivindicando las tierras como propias.
Los pueblos indígenas y quilombolas denuncian la violencia estructural y exigen la devolución de sus territorios ancestrales. Piden ayuda, atención y solidaridad internacionales.
OJARASCA
(Con información de Salva la Selva, abril de 2024)