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“SOBRE LA SANGRE NO SE PUEDE CONSTRUIR LA PAZ”. ENTREVISTA CON ÁNGELES CRUZ / 328

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

La cineasta y actriz Ángeles Cruz, en cumplimiento de su cargo de “caracterizada”, figura que su pueblo mixteco confiere a líderes morales de respeto y que han servido a la comunidad, insiste en entrevista telefónica en que lo más urgente para solucionar el conflicto agrario entre San Miguel El Grande y Tlaxiaco, Oaxaca, es poner fin a la impunidad e investigar a fondo los ataques violentos contra la población de San Miguel. Sobre la sangre, dice, no se puede construir paz.

El gobernador Salomón Jara Cruz, advierte la también directora de cine y guionista, “se comprometió a que no habría impunidad”. Y eso, dice, “es justo lo que más nos preocupa, pues mientras estas personas (las que han atacado a la población de San Miguel El Grande) no tengan consecuencias por sus actos criminales seguiremos en vulnerabilidad, porque siguen sueltos y porque cualquiera de nosotros está en riesgo”. El gobernador, reitera, “se comprometió a que habría justicia y que actuarían lo más pronto posible”. Ahora, apunta, “falta que suceda”, pues desde mayo del 2023 prometió lo mismo y la violencia continuó.

El historial de agravios es abultado y ominoso, con al menos cuatro ataques concretos en los últimos 14 meses, que han costado la vida a ocho personas. El 5 de mayo de 2023, en la agencia de Policía de Lázaro Cárdenas, fueron asesinados Juan Mendoza López, agente municipal de Villa Guadalupe Victoria, Odilón Cruz Ortiz y Abdón Cruz López. Durante los meses siguientes los representantes de San Miguel El Grande, entre ellos los hermanos Ángeles y Román, buscaron al gobernador para que detuviera los ataques y se instaló un campamento de la Guardia Nacional. El 4 de septiembre de 2023 fueron secuestrados Daniel Sánchez Cuevas, Jabdiel Abimael Sánchez Quiroz, Luis Ramírez Cruz y José Ángel Sánchez Cruz, a la salida de la ciudad de Tlaxiaco.

El 22 de noviembre de 2023 pobladores de San Miguel El Grande realizaban un tequio para construir una cocina comunitaria para el campamento de la Guardia Nacional, asentado en Lázaro Cárdenas para “evitar provocaciones”, pero a las 16:30 horas fueron atacados a la altura del Santuario de las Aves, a unos metros del campamento, rumbo a Villa de Guadalupe Victoria, con un saldo de cinco personas asesinadas, entre ellas: José Pérez Mendoza, agente de Guadalupe Victoria; Gabriel Cruz Ortiz, agente de Lázaro Cárdenas, y Román Cruz Murillo, de San Miguel El Grande y hermano de la actriz. En los meses siguientes continuó el terror y el desplazamiento de las familias de San Miguel hacia otras agencias.

“El presidente de Tlaxiaco, Miguel Hernández, estuvo presente el 5 de mayo en la comunidad de Llano de Guadalupe Tlaxiaco, la comunidad agresora. Nosotros preguntamos por qué no se investigaban sus nexos políticos y económicos con este acto, y en la oficina nos contestaron que él fue a calmar las cosas. Mi hermano cuestionó eso, pidió que se investigara, que se supiera qué estaba haciendo ahí, pero no recibimos investigaciones al respecto”, señala Cruz Murillo a Ojarasca y Desinformémonos.

Las amenazas y el hostigamiento continuaron, y nuevamente el pasado 17 de julio se escucharon detonaciones con arma de fuego a la altura de Villa Guadalupe Victoria. Ese día fueron quemadas viviendas y parte del bosque conocido como el Santuario de las Aves. Nuevamente se escuchó la voz de Ángeles Cruz Murillo: “Le dijimos al gobierno del estado de riesgo en el que nos encontramos y después de nuestra protesta fue un equipo con el secretario de Gobierno de Oaxaca, de la Fiscalía y de Seguridad a la comunidad de Lázaro Cárdenas a levantar la evidencia de los incendios de las casas. Y hoy [viernes 2 de agosto de 2024, día de la entrevista] el gobernador acudió a Lázaro Cárdenas, pero todavía no sabemos cuál es el sentido. Son acciones de visibilidad de su visita, sacaron en sus comunicados algo sobre convertir el lugar del conflicto en reserva, porque es un bosque. Lo que me preocupa de esto es que el tema de justicia se deje de lado con acciones visibles de ‘vamos a resolver la tierra primero y luego hablamos de detenciones’. El riesgo es que se olviden los crímenes cometidos y digan ‘vayan por una paz mayor, vayan por resolver el conflicto’”.

La también activista, a quien los problemas del país nunca le han sido ajenos, fue enviada por su comunidad a acompañar a las autoridades a dialogar con el gobierno del estado, pero, enfatiza, “no se puede construir paz con un baño de sangre tan tremendo como el que ha habido ahí. Además hay que tener cuidado con el tema de las reservas porque en Oaxaca no las han respetado, como sucede en Puerto Escondido, donde están construyendo en un territorio catalogado como reserva natural”. Ángeles no suelta lo que para su pueblo es primordial: “Estas personas cometieron asesinatos, secuestro, destrucción, amenazas, y esto no puede quedar en la impunidad. Sería gravísimo que todo quede ahí. ¿A qué intereses económicos estamos sirviendo? ¿Por qué sigue eso? Siempre he visto un vínculo político y económico que no alcanzamos a dimensionar. Señalar siempre es riesgoso, pero espero que el gobierno cumpla con su palabra para que no haya impunidad y se pueda construir un proceso de paz”.

A pesar de los riesgos a su seguridad la cineasta mixteca se manifestó pacíficamente durante la fiesta oficial de la Guelaguetza, a la que acudió el gobernador Jara. Fue acosada por gente del gobierno estatal y perseguida durante la solitaria protesta, pero la respuesta de la sociedad civil no se hizo esperar: “Estoy muy agradecida con la sociedad, con las organizaciones de derechos humanos que se han sumado, con los medios de comunicación, porque hicieron un eco a nuestra voz. Nuestra voz puede ser muy pequeñita pero hemos recibido la fuerza de todas estas personas y organizaciones, en particular del mundo del cine. Pertenecemos a distintas comunidades siempre, la primera es la familia, la segunda es donde está enterrado nuestro ombligo, y la tercera es la que hacemos alrededor del trabajo que ejercemos”.

Desafortunadamente, señala, el caso de San Miguel no es único: “Hay muchísimas personas hablando que quedan invisibles, están todas las luchas de personas y comunidades que defienden su territorio. Estamos viendo el caso de Chiapas, con personas desplazadas por la violencia, la gente que vivía en Lázaro Cárdenas también está desplazada. No hay nadie en San Miguel El Grande. Mi espíritu no alcanza a entenderlo y me preocupa mucho. Cómo le dices a alguien que hable y se ponga al frente si es muy riesgoso”.

Ángeles, por lo pronto, teme por su seguridad.

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