EL ANÁLISIS DESCOLONIAL Y LA LUCHA POR LA “JUSTICIA EPISTÉMICA”
¿Cómo poder escapar del pensamiento único propuesto por la Modernidad?
¿Cómo defendernos de aceptar aquello que se considera “obvio” en nuestros mundos profundamente colonizados?
¿Cómo desnudar los binarismos mutuamente excluyentes del pensamiento dominante?
¿Cómo escapar a los mandatos de la Modernidad industrial capitalista?
La presencia de Fanon en mi camino ha sido monumental. Me ha guiado de una forma tan sutil, tan suave y callada, tan indirecta. Ni siquiera parece el fuerte Fanon de su historia personal —ahora tan debatida. Su presencia vigente hoy me hace trazar los caminos andados bajo su guía.1
Mi lectura, recién egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), fue guiada por la dirección de una guerrillera guatemalteca, Amalia de Rivera, estudiando los libros de Fanon que inundaron América Latina en esos años. Soy hija de esas tempranas traducciones que leímos los guerrilleros de entonces para formarnos. El editor François Maspero (París, Francia) cedió derechos, a instancias del Che Guevara, para traducir a Fanon al castellano, en esos años en que el continente latinoamericano estaba inundado con movimientos contestatarios radicales de justicia social. Tenía yo entonces contactos en Bolivia, y con los revolucionarios guevaristas, inspirados por Fanon.
Estudié sus libros Los condenados de la tierra y Por la revolución africana (que tengo conmigo y los acabo de releer, edición del FCE, 1969 y 1972). Piel negra, máscaras blancas fue el tratado de patologías psicológicas que me enseñó cómo reconocer los daños en la psique por el colonialismo brutal, que disminuye y deshabilita. Me enseñó a no hacer un diagnóstico patológico sin antes estudiar el contexto y, como llamaba Fanon, su “sociogénesis”. Inmediatamente rompió con esto la individuación patológica de las propuestas psicoanalíticas. Nunca las acepté en mi carrera, ni en mi práctica clínica (y menos cuando militaba asiduamente en el movimiento antipsiquiátrico y feminista), después de estudiar a Fanon. Nunca las he usado de referencia excepto para criticarlas. Mi trayectoria ha sido en realidad fanoniana, aunque no esperaba que alguien lo detectara. ¡Ni yo me daba cuenta! Hasta ahora, ¡felicidades a la Caribbean Philosophical Association (CPA) y a Lewis Gordon por detectar el Fanon en mí!
Salía yo de mi lectura de Fanon y me encontraba con esa explicación a la patología clínica a la que él respondía críticamente. En la Facultad de Psicología consideraban clínicamente la desgana y apatía de los indígenas y pobres campesinos mexicanos, su violencia incontenida, su “bajeza moral” y su pasividad laboral (hacia el desarrollo capitalista), como la “Psicología del Mexicano” (Santiago Ramírez, Francisco González Pineda, Octavio Paz). Psicoanalistas y poetas magnos, no entendían cómo la colonización brutal, la discriminación, forjan al ser humano colonizado como “desidioso y flojo”, y violento. Fanon me lo explicaba.
Así, gradualmente y a través toda mi vida, he ido recuperando espacios de aprecio y reconocimiento a los valores ancestrales de estos pueblos en América. Toda una vida con muchas investigaciones que comprueban lo que Fanon leyó en Argelia, Túnez y en varios países de África, en las culturas árabes, que además no eran las suyas, como las mías no son indígenas de origen.
Esa soy yo creada por su influencia cuando era una joven psicóloga que buscaba caminos de liberación y que tenía compromisos con los pueblos nahuas del estado de Puebla. Nahuas desde entonces sumidos en una explotación acompañada de un desprecio y desvaloración, sujetos a la indignidad, a quienes encontraba en mi caminar a clases, hacia el edificio de la Universidad. Éste era un claustro jesuita expropiado por el gobierno secular de origen hispánico. Ése era mi contexto.
Así fue el comienzo en el camino andado, en el que he construido y he decidido poner la mirada analítica en aquello que escapa frecuentemente a las reivindicaciones del activismo social —al cual respeto, y con el que colaboro. He trabajado por incorporar un análisis descolonial, y una lucha por la “justicia epistémica”. Una búsqueda de matrices epistémicas escondidas en los pliegues de la memoria y del tiempo (ancestral) que rebelan otra forma de estar en el mundo. Es una forma de “a-disciplina” que hoy emerge de las prácticas en el quehacer del CIDECIUnitierra Chiapas zapatista.
Ensayo y lucho, pensando y escribiendo, inspirada por el zapatismo concreto, comunitario, comunal, que revela y lucha contra la explotación, pero tambien recupera profundidades epistémicas de esos mundos ancestrales mesoamericanos.
Mis libros reconocen los valores de los pueblos originarios de estas tierras. Lectura de tradiciones de raigambre oral que me han hecho la experta internacional también, en la metodología para el estudio de las tradiciones de transmisión oral.
Corporizar las prácticas de conocimiento habla de un hacer mental con el cuerpo, refleja varios de los esfuerzos para incorporar las influencias de los mundos filosóficos con los que se encuentran en relación dialógica. Van al encuentro de una episteme que conjuga cuerpo y mente, material e inmaterial sin resquicios, ni contradicciones. Es la episteme de aparentes “contrarios” en conjunción. No a “la lógica de contrarios”, colonizante y expuesta por Jaqueline Martínez y Lewis Gordon.
Así, continúo citando a Lewis en inglés sobre su revisión profunda de Jaqueline: “Ella se une a los teóricos del Sur Global que cuestionan la lógica de los contrarios en casi todas las epistemes coloniales, donde una forma de maniqueísmo de ‘todos contenidos en sí mismos’ domina el pensamiento. Ahí prevalece la lógica mientras pueda mantenerse la separación de los ‘todos contenidos en sí mismos’, donde no hay interacciones culturales o más radicalmente, ninguna clase de interacción. Una consecuencia es el evidente colapso de la comunicabilidad”.
“Los teóricos del Sur Global cuestionan la lógica de los contrarios que está presentes en la mayoría de las epistemes coloniales”. Mi investigación del pensamiento y la cosmología mesoamericanos prueba que ahí está ausente esta lógica donde no hay interacción entre los todos contenidos en sí mismos.
Es entonces la complementariedad el nodo sobre el que se basa la lógica indígena mesoamericana.
La complementariedad significa que cada polo es referente del otro. Son mutuamente constitutivos. La masculinidad, por ejemplo, se define únicamente en relación con la feminidad y viceversa. Lo mismo es cierto para dualidades secundarias tales como frío/calor, derecha/izquierda, día/noche. Así, la distancia mutua entre los polos determina la distinción de sus oposiciones —siendo que una distancia mayor disminuye su contraste y abre la ambigüedad e incluso la reversibilidad de uno al otro. El concepto de “otroa compañeroa” es un punto de contacto.
Les invito a leer Tomado de los labios2 para descubrir los conceptos de la dualidad y el no dualismo, la fluidez del género, el equilibrio y la complementariedad según se muestran en el pensamiento mesoamericano.
Fanon me guió.
Ahora retorno al castellano.3 Me muevo en ambos con facilidad. Soy quizás producto del colonialismo y del régimen capitalista del Norte Global sobre los países de América Latina y especialmente México. Por eso me he empeñado en descubrir y exponer las particularidades esperanzadoras de un pensamiento “indígena” mesoamericano que ofrece nuevos caminos de liberación —como expresaría Fanon sobre Argelia.
Esta característica de fusión de contrarios es parte de la descolonización epistémica en proceso. Es una búsqueda de “justicia cognitiva” como he propuesto, con varixs pensadores descoloniales.4 Consiste principalmente en recobrar y dar voz a un aspecto del “proceso cognitivo muy otro”. Se establecen intermediaciones y se articulan semejanzas epistémicas. Se localizan flujos y grietas para comprender a fondo.
La pseudo “Conquista de México” fue una invasión sangrienta y destructiva. Fanon me dio herramientas para entender eso, desde México, mi país, en donde muchos historiadores profesionales nos inventaban una historia colonialista de beneficios por la llegada abrupta, violenta y destructiva del continente europeo a nuestras tierras, masacrando y catequizando la vida y las formas de percibir el ser en el mundo y con el entorno.
Por eso rindo homenaje a Fanon hoy. Por eso acepté este galardón. (No soy afecta a reconocimientos formales desde arriba, pero viniendo de compañeros fanonianos abrí mi corazón a recibirlo). El mayor honor en mi larga vida es poder asociar mi ser y quehacer al Fanon que me ha dirigido y enseñado siempre desde una presencia vital en mi inconsciente.
Agradezco inmensamente el honor de recibir este reconocimiento asociado a Frantz Fanon, especialmente por el impacto que tuvo su pensamiento. Leerlo fue profundamente revelador, encontré en algunos de sus planteamientos un espejo a intuiciones que ya me acompañaban. Y fue, sin lugar a dudas, desencadenante para mi encuentro con la antipsiquiatría, y mis luchas antipsiquiátricas al lado de Franco Basaglia, Félix Guattari, Michel Foucault y David Cooper, dialogando, recorriendo el continente europeo e iniciando el movimiento en México y en América Latina.
Estas propuestas críticas antipsiquiátricas y descoloniales están basadas en una escucha larga, silenciosa y rigurosa que ensaya escapar a los axiomas del pensamiento dominante de la modernidad capitalista para sustituirla por el pensamiento unitario, pero plural, que convoca a percibir y concebir un pluriverso epistémico presente a descubrir.
Frantz Fanon sigue inspirando caminos de liberación. Y sigue estando aquí conmigo.
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SYLVIA MARCOS recibió el Frantz Fanon Lifetime Achievement Award, otorgado por la Asociación Filosófica del Caribe, el 27 de junio de 2024 en Quintana Roo, México, “por su extraordinaria labor como psicóloga y académica, sus innovadores escritos y su labor activista como creadora de instituciones y mentora de tantas comunidades excluidas de todo el mundo por su compromiso con la dignidad, la liberación y la libertad para todos”.
NOTAS:
1. Quisiera traer aquí la voz de una joven latinoamericana que leyó y absorbió al Fanon de Los condenados de la tierra en 1972. Era una latinoamericana que se podría decir “guerrillera” en esos años y en donde la propuesta crítica de su libro me fue tan inspiradora. Me sentía identificada con Fanon, y eso ha seguido toda la vida. Sobre todo cuando leí su capítulo V, “Guerra colonial y trastornos mentales”.
Había yo terminado mi formación como psicóloga clínica en la Universidad Autónoma de Puebla. Y fue de ese Fanon (2023) (el FCE publico el mismo libro en su tercera reimpresión [2023] de una cuarta edición del 2018, así que ese Fanon es el Fanon de hoy también), en que tomé inspiración para entender mejor la violencia que la colonización ejerce sobre los dominados y explotados. Los diferentes caminos de alteración clínica y mental que puede tomar nacer y vivir sujeto a la colonización.
Siendo Fanon un psiquiatra de formación francesa (Lyon, Francia) y representante del saber médico francés, fue una introducción a ese pensamiento y cómo se puede nutrir a los revolucionarios, y yo era una entonces… y hasta hoy.
Mi práctica clínica ha sido guiada por su tratamiento de diversos problemas “mentales” tanto de los que sufrieron las violencias del régimen colonialista, cuanto algunos efectos patológicos que sufrían los que ejercían ese dominio colonizador, como la práctica de la tortura, inevitablemente violenta.
Fanon atendía también como médico psiquiatra la angustia de los torturadores que recibía en su práctica clínica, el ejercicio de esa violencia colonizadora, como la tortura sobre otros. Yo encontraba en mis colegas luchadores guerrilleros, resabios de esa experiencia.
Narrados por Fanon y leídos por mí, me parecían iguales a mis prácticas en el hospital psiquiátrico y general de Puebla. En mis defensas de los internados psiquiátricos contra su voluntad con el movimiento antipsiquiátrico, inauguré mis técnicas fanonianas y también la hermenéutica crítica del origen de las enfermedades y desequilibrios mentales. Se fundamentó esa postura muy directamente por la lectura de Fanon, y es como pude, sin referirme entonces a la descolonización, usar las técnicas criticas psiquiátricas de Fanon en su práctica psiquiátrica en Argelia. Existía en él una fusión práctica y simbólica del ejercicio de la consulta clínica con su postura revolucionaria. Por eso creo que sigue vigente su pensamiento crítico y nos sigue inspirando.
2.https://sylviamarcos.wordpress.com/wp-content/uploads/2015/12/tomado-de-los-labios-modif.pdf
3. Agradezco a Ramón Vera-Herrera la traducción al castellano de algunos pasajes que se redactaron en inglés para la presentación del 27 de junio de 2024 en Quintana Roo.
4. Sylvia Marcos, “Los saberes de los pueblos y la cosmovisión descolonial” (conferencia magistral, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 7 de junio de 2023).