PREOCUPACIONES, DOLORES Y ESPERANZAS DEL ABYA YALA
Feministas de Abya Yala resumen en carta algunas de las luchas en los territorios de la región encabezadas por mujeres en defensa de la tierra, el agua, los derechos y la autonomía de los pueblos, frente a las distintas formas de violencia.
Ojarasca presenta una edición de este importante documento difundido desde la urgencia de contar algunos de los dolores y esperanzas de esta región del continente.
Les escribimos porque nuestros pueblos y nuestras hermanas no dejan de ser perseguidxs, detenidxs, amenazadxs y criminalizadxs. Se intenta debilitarnos y acallarnos. Somos el eco de sus voces desde una punta a la otra del Abya Yala, hasta Palestina y Kurdistán. Cada palabra (y cada silencio) como semillas, son nuestro legado. Ustedes sabrán ofrecerlas a la mapu (tierra), cuidarlas y regarlas para que sigan floreciendo, gule gulistan (flor que al luchar siembra un jardín de rosas), por el pan y las rosas de cada día.
Les contamos, compañeras, algunas de nuestras muchas preocupaciones y dolores, pero también de nuestros sueños y esperanzas. Queremos que sepan que desde septiembre de 2021 la Comandancia del EZLN advirtió que Chiapas estaba al borde de una guerra civil, y que la violencia ha ido escalando en todo el estado. También el CDH Fray Bartolomé de Las Casas elaboró un informe que llamó “Chiapas es un desastre: Entre la violencia criminal y la complicidad del Estado”, donde da cuenta de la diversificación y opacidad de los grupos armados que utilizan la violencia para el control social y territorial, violencia marcada por la continuidad de una estrategia contrainsurgente. Esta situación implica grandes violaciones a los derechos humanos, como desplazamiento forzado masivo e intermitente, desapariciones, despojo de tierras, asesinatos, tortura, entre otras. A este ambiente se le suma la remilitarización. El ejército es perpetrador de variados crímenes de lesa humanidad y actúa como un suprapoder.
A mediados de octubre de 2024, lxs compañerxs zapatistas reportaron que el poblado “6 de octubre” había sufrido amenazas de desalojo por parte de los pobladores de la comunidad de Chiapas “Nueva Palestina”, señalando que cuentan con el respaldo de las autoridades municipales y del estado de Chiapas, que les van a otorgar los papeles que acrediten la propiedad de las tierras despojadas. Claramente es una escalada de contrainsurgencia que se recrudece justo cuando inicia el nuevo periodo de gobierno federal. Actualmente hay presencia de personas de la comunidad de “Nueva Palestina” con armas largas de alto poder, amenazas de violación a mujeres, quema de casas y robo de pertenencias, cosechas y animales.
También queremos contarles que nuestra hermana Lolita Chávez pudo volver luego de siete años de exilio político a su amada Ixim Ulew, mal llamada Guatemala. Retornó en comunidad, porque así lo decidimos: que volvería abrazada por nosotras y nosotres. El retorno en comunidad es en red, legítimo, internacionalista. Surge del amor y la ternura, en defensa de la vida y de los territorios, y construye una filosofía y una pedagogía de nuestro feminismo de Abya Yala.
Lolita no volvió sola. Hoy queremos denunciar la persecución que el alcalde municipal, Nery Ramírez, viene realizando hacia el Consejo del Pueblo Kiché por la Defensa de la Vida, Madre Naturaleza, Tierra y Territorio (CPK). Hemos recibido denuncias sobre la estigmatización a Lolita, debido a la actividad que realiza de defensa de las comunidades kichés. Se ha estimulado una campaña de odio para provocar un linchamiento físico o político, y quitarle el respaldo de las comunidades. Queremos denunciar también la desaparición sistemática de niñas, y la impunidad que continúa por el crimen de las niñas en el mal llamado Hogar Seguro.
Por otro lado les contamos, compañeras, que en Honduras, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia confirmó las sentencias de siete de los ocho hombres condenados en los juicios de 2018 y 2021 por el crimen de nuestra compañera Berta Cáceres. Los magistrados han reducido la condena de David Castillo y postergado la resolución del caso de Sergio Rodríguez. Esta decisión confirma una vez más la existencia de una estructura criminal responsable del asesinato de Berta, cuyas cabezas, los miembros de la familia Atala, continúan en la impunidad. Les contamos también que las estructuras de poder vienen amenazando y atacando al pueblo garífuna, y en particular a Miriam Miranda, dirigente de Ofraneh (Organización Fraternal Negra de Honduras).
Les contamos, compañeras, que en Ecuador, en la mitad del mundo donde el corazón andino resuena, hay un pueblo golpeado por el capitalismo caníbal. Hace unos años dos paros indígenas populares sacudieron las estructuras de poder, y las élites racistas arremetieron contra la población desplegando un proyecto de muerte, crueldad y despojo. Los últimos gobiernos de oligarcas, banqueros y bananeros han saqueado el país mientras negocian con el narco y los dueños de las armas. Los acuerdos con el FMI, el no cumplimiento de la voluntad popular antiextractivista (Yasuní, Chocó Andino), la intensificación de los contratos con mineras en territorios campesinos e indígenas, la entrega de parte de las Galápagos para que se instale una base gringa, los apagones de 14 horas y el desmantelamiento de lo público son parte de un proyecto de caos y empobrecimiento generalizado. Queremos contarles, hermanas, que al momento de escribir esta carta, Ismael, Saúl, Steven y Josué, cuatro niños afroecuatorianos, siguen desaparecidos luego de que los militares se los llevaran hace casi 15 días en la ciudad de Guayaquil [N. de la R.: en los días siguientes fueron encontrados sus cuerpos incinerados]. Ellos, como otros niños y adolescentes, están sufriendo desaparición forzada como resultado de la militarización promovida por el gobierno y el imperialismo estadounidense.
Tienen que saber, compañeras, que el gobierno boliviano, que se presenta como popular, persigue a los movimientos feministas, indígenas y populares, que forman parte de las luchas por un Estado Plurinacional, contra el golpismo, por la defensa del agua, del gas, los bienes comunes y del territorio cuerpo de las mujeres y disidencias. En vísperas del 25N, Día Internacional de Lucha contra las Violencias hacia las Mujeres y Disidencias, fue detenida nuestra compañera Adriana Guzmán Arroyo, integrante del Feminismo Comunitario Antipatriarcal y de Feministas del Abya Yala. La tuvieron cinco horas presa sin ofrecer información sobre su detención, acusada de destrucción de bienes del Estado, por un supuesto grafiti en relación al 25N en el edificio de la vicepresidencia y de encubrimiento por no delatar a otras compañeras. Quieren acallarla para que no denuncie el hambre y las necesidades que atraviesa su pueblo. A partir de esto Adriana Guzmán quedó procesada, judicializada, como otros compañeros y compañeras. Interviene de modo directo en esa criminalización la vicepresidencia del gobierno de Bolivia.
También queríamos contarles hermanas/hermanes, que en Paraguay, la lucha por la tierra, las semillas, territorios y cuerpos es reprimida, con graves consecuencias para las organizaciones campesinas, indígenas, feministas y de derechos humanos. Un caso emblemático es el de la familia Villalba. Desde noviembre de 2020 buscamos a Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, Lichita, desaparecida a sus catorce años por las Fuerzas de Tarea Conjuntas del Paraguay, luego de que en septiembre de 2020 asesinaran a sus primas María Carmen y Lilian Mariana, de once años, cuando visitaban a su familia, integrantes del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo).
Les contamos también que el pueblo mapuche, en un territorio que se extiende en el sur del Abya Yala hacia ambos lados de la Cordillera, viene dando una fuerte batalla para recuperar sus espacios políticos, su cultura y su espiritualidad. Sufre por ello múltiples violencias por parte de las fuerzas de seguridad y de los gobiernos tanto de Gulumapu (en Chile) como de Puelmapu (en Argentina). Ya lo dijo la Violetita: “Yo pido que se propague por toda la población que el león es un sanguinario en toda generación”.
En Puelmapu, el pueblo mapuche resiste a las fuerzas represivas, a las balas, a los crímenes, como los que costaron la vida a Rafita Nahuel, a Elías Cayicol Garay y la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado. Actualmente se encuentra en prisión domiciliaria Matías Santana, de la Lof Lafken Winkul Mapu, luego del brutal operativo del comando unificado donde destruyeron el Rewe, detuvieron y encarcelaron a la Machi Betiana Colhuan Nahuel y a varias integrantes de la comunidad junto a sus niñeces.
Desde los diferentes gobiernos se continúa con la política de despojo de los pueblos originarios, desde el sur hasta el norte argentino, impulsada durante las llamadas campaña al desierto en Argentina y la Pacificación de la Araucanía en Chile. En Argentina buscan borrar leyes como la 26160, que impedía los desalojos, atacando a la mayoría de las comunidades que defienden el agua y la vida. La persecución judicial se ha incrementado, como es el caso de la Lof Quemquemtrew, que luego de enfrentar un duro juicio contra el empresario forestal Rolando Rocco y sus sicarios, hoy tiene una orden de desalojo inminente; la Lof Paillako, blanco predilecto de Milei en sus shows mediáticos, se encuentra luchando contra Parques Nacionales, una de las instituciones que más ha promovido el despojo territorial de las comunidades; la Lofche Buenuleo ubicada en las nacientes del arroyo Ñireco, que se encuentra resistiendo contra un fallo judicial que busca apropiarse del agua. Situación similar atraviesa la Lof Cayunao, guardiana de las nacientes del río Chubut. La comunidad Paicil Antriao enfrenta múltiples causas, tanto con privados inmobiliarios como con el gobierno provincial y municipal que intenta avanzar sobre su territorio. Crece la persecución, pero también crecen las resistencias contra un sistema que piensa a los territorios como mercancía y negocio. Las comunidades en su práctica concreta nos muestran que hay otra forma de habitarlos, donde se pone en el centro la vida, el cuidado de la naturaleza, la defensa del agua y donde las niñeces puedan crecer libremente sin enfrentar la violencia sistemática del Estado.
La negación de las deudas históricas del Estado Nación es consistente con la reivindicación del genocidio, la intensificación de la represión y la tentativa de restaurar el tenebroso pasado dictatorial. Y aun así nuestras abanderadas de los derechos humanos siguen logrando que la memoria resista porque, como le decía Chicha Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, a su nieta Clara Anahí, cuya identidad continúa usurpada, sabemos ser de acero para luchar como también sabemos ser nido y tibieza para cobijarnos.
Nunca el silencio puede encubrir el genocidio de un pueblo. Nos arrebata los sueños y no nos cabe en el corazón la tristeza de enterarnos día tras día de los bombardeos, la militarización y la violencia con la que Israel, amparado por Estados Unidos, con complicidades de los poderosos del mundo y de gobiernos del Abya Yala como los de Milei o Bukele, arrasan con la vida y la paz del pueblo palestino. El genocidio es aterrador. Se denuncian más de 45 mil personas asesinadas, más de 110 mil heridas. Informes de Naciones Unidas dan cuenta del desplazamiento forzoso de más de un millón de niñas/os, la desaparición de 21 mil personas; más de 20 mil niñas/niños perdieron a uno o ambos padres; 17 mil se encuentran solas/solos o separadas/separados de sus familias; decenas han muerto por desnutrición y otros miles están en peligro de muerte. La “limpieza étnica” que lleva adelante Israel hace especial foco en las mujeres y en las niñeces, para impedir que sigan naciendo niñxs que multiplicarán las resistencias. Destruida casi la totalidad de las viviendas, escuelas y hospitales de Gaza, el impedimento de ingreso de alimentos y medicamentos por parte del ejército israelí está amenazando con la hambruna y la falta de agua como arma de guerra.
Recorremos las geografías compañeras, y por todos lados nos encontramos con más y más mujeres rebeldes que se levantan contra las opresiones, como las mujeres kurdas que llevan su lucha bajo el lema: jin jiyan azadi (mujer, vida, libertad) en contra de la opresión impuesta por el imperialismo en sus territorios ancestrales, a través del accionar de los Estados turco, sirio, irakí e iraní y de fuerzas fundamentalistas como ISIS, impulsadas por el imperialismo, que tienen como objetivo manejar el control territorial, el acceso al agua y el petróleo en la región. Como resultado del 29° levantamiento del pueblo kurdo, surgió el PKK, Partido de los Trabajadores del Kurdistán, y las mujeres kurdas se han organizado política y militarmente en torno a un sistema social alternativo, el confederalismo democrático, cuyo espíritu es la jineoloji. Jineoloji es la ciencia de la mujer para repensar todos los saberes, desde la perspectiva de las mujeres, con un sentido revolucionario. Hoy, las mujeres kurdas se encuentran amenazadas por las fuerzas yihadistasislamistas, quienes cometen constantemente crímenes graves. Violaciones de los derechos humanos, feminicidios, violencia de género, son pilares claves de la estrategia de actuación en la región. En 2024, decenas de mujeres (la mayoría entre 13 y 16 años) fueron secuestradas o asesinadas. La solidaridad internacional es esencial en este momento para defender la revolución de Rojava, un faro de esperanza para todos los pueblos y mujeres del mundo. A la vez en Turquía, se sigue deteniendo a diario a activistas y parlamentarios y se prohíbe el uso de la lengua, la música y los bailes kurdos.
Si nos dan miseria, sembremos rebeldía. La resignación no encuentra lugar en nuestros corazones, compañeras, no vamos a acostumbrarnos a ver cada vez más hambre, personas en situación de calle, cada vez más pobreza, violencia y represión. Porque como Lohana Berkins nos enseñó, el tiempo de la revolución es ahora y el motor de cambio es el amor. Acá nadie le suelta la mano a nadie. Acá nadie se rinde.