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EL ARTE REBELDE Y LA JUSTICIA QUE VIENE DE ABAJO

GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

Al EZLN le sobran ideas de cómo es un pueblo organizado y libre. El problema es que no hay un gobierno que obedezca, sino que hay un gobierno mandón que no te hace caso, que no te respeta, que piensa que los pueblos indígenas no saben pensar, que quieren tratarnos como indios pata rajadas, pero la historia ya les devolvió y les demostró que sí sabemos pensar y que sabemos organizarnos. La injusticia y la pobreza te hacen pensar, te producen ideas, te hacen que pienses cómo hacerle, aunque el gobierno no te escuche”, afirmó en 2003, en entrevista con esta periodista, el entonces mayor Moisés.

Más de 20 años después, el ahora subcomandante Moisés, mando militar con mayor jerarquía dentro de la estructura zapatista, continúa explicando, junto al Capitán, el horizonte de su lucha. Muchas teorías se han hecho sobre la historia pública de más de 30 años del ejército mayoritariamente maya que desafió los poderes en enero de 1994, pero nada se puede entender sin la práctica cotidiana de su lucha. La autonomía, o como la defina cada quien, es una construcción ardua para dentro y muchas veces invisible para fuera.

Durante el reciente Encuentro Rebel y Revel Arte, convocado por el EZLN en territorio rebelde y en el CIDECI de San Cristóbal de las Casas, se apreció, entre muchos otros números del programa, la obra de teatro “La naturaleza se revela y rebela”, en la que hombres y mujeres zapatistas muy jóvenes, disfrazados de pumas, abejas, gallos, árboles, pavoreales, mariposas, peces, pingüinos, caracoles, tigres, pumas, leones, guacamayas, osos, cebras, tortugas y demás seres de la naturaleza, escenificaron la defensa de la Madre Tierra.

En aproximadamente una hora se desplegó, además del mensaje sobre la no propiedad y El Común para enfrentar cada reto anticapitalista, la organización interna de cientos de pueblos para que la obra de teatro sucediera. Seguramente los actores son de diferentes comunidades. ¿Cómo fueron elegidos? ¿Cómo se trasladaban a los ensayos? ¿Qué dificultades tuvieron? ¿Qué ocurría en las comunidades en medio de los ensayos? ¿Quién creó los disfraces? ¿Cuántas manos los confeccionaron? ¿Y si no había dinero? ¿Cuánto tiempo ensayaron sus parlamentos? ¿Rieron mucho? Paulo Freire seguramente hubiera saltado de gusto. La organización autónoma en su esplendor para concientizar hacia dentro y hacia fuera.

“Es una obra de jóvenes y jóvenas zapatistas, que ellos ingeniaron, porque dijeron ‘nadie nos escucha, y a la mejor de esta forma nos escuchan, nos entienden lo que queremos, el futuro que queremos para nosotros, nuestros hijos y para los que siguen’”, explicó el subcomandante Moisés al inicio del enorme zoodesfile que ocupó la explanada del Caracol Jacinto Canek.

La misma obra se desplegó en el CIDECI, en San Cristóbal de las Casas, donde los zapatistas denunciaron la presencia de la Guardia Nacional y las Fuerzas de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) en los alrededores de la segunda sede del encuentro, el 19 de abril de 2025.

 

LA JUSTICIA QUE VIENE DE ABAJO

Con unos días de diferencia, luego de las demostraciones artísticas de las comunidades zapatistas y de diferentes regiones del planeta, en una comunidad con bases de apoyo zapatistas se llevó a cabo una arbitraria incursión de elementos de diferentes cuerpos policiacos y de la Guardia Nacional.

Los sucesos, relatados por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), son los siguientes: “El 24 de abril de 2025, alrededor de las 15:30 horas, en la comunidad de San Pedro Cotzilnam, municipio oficial de Aldama, Chiapas, Región Autónoma Vicente Guerrero, en un fuerte operativo conjunto con alrededor de 39 vehículos de la Guardia Nacional, Ejército Mexicano, Fuerzas de Reacción Inmediata Pakal, la Agencia de Investigación de Inteligencia Ministerial, Policía Estatal Preventiva, la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, acompañados de 2 vehículos con personas civiles armadas, realizaron cateos sin órdenes judiciales en domicilios de familias bases de apoyo zapatistas. De manera violenta irrumpieron en las casas deteniendo a los compañeros tsotsiles José Baldemar Sántiz Sántiz, de 45 años de edad, y Andrés Manuel Sántiz Gómez, de 21 años, acto seguido el convoy continuó hacia el municipio de San Andrés Larráinzar”.

Después de 55 horas de permanece en calidad de desaparecidos, el Frayba documentó que los dos zapatistas fueron puestos a disposición del Juzgado de Control y Tribunal de Enjuiciamiento de San Cristóbal de Las Casas, acusados de secuestro agravado. Las detenciones se llevaron a cabo sin autorización judicial y, de acuerdo al Frayba, recibieron tratos crueles, inhumanos y degradantes, además de que las fuerzas del Estado allanaron domicilios, se robaron pertenencias y sembraron el pánico.

Y aquí es donde entra la justicia autónoma zapatista, y la historia fatídica toma otro giro. Mientras se realizaban un sinfin de pronunciamientos nacionales e internacionales exigiendo la liberación de los dos detenidos, las autoridades autónomas llevaron adelante su propia investigación. Se trató, una vez más, de una demostración de su quehacer cotidiano, a veces visible, como en esta ocasión, pero la mayor parte del tiempo sin anuncios. Nuevamente fue el subcomandante Moisés el que explicó lo sucedido, no sin antes aclarar que en las zonas zapatistas “no está permitido atentar contra la vida, libertad y bienes de otras personas… Y, en el caso de asesinato, secuestro, asalto, violación, falsificación y robo, éstas son faltas graves. Además, están las de no permitir el tráfico de drogas, su producción y su consumo. Así como las borracheras y otras faltas que son determinadas en común”.

Los investigadores zapatistas confirmaron que sus dos compañeros eran inocentes, pero como, en efecto, había un secuestrado, hurgaron en el asunto hasta dar con dos responsables, quienes luego de su confesión fueron detenidos por las autoridades autónomas, respetando sus derechos humanos, y posteriormente entregados al Frayba, no sin antes ubicar dónde habían enterrado el cuerpo, pues no sólo habían secuestrado a un hombre, sino que también lo asesinaron.

“Todo esto lo supo el gobierno en sus tres niveles de gobierno, pero nada hizo. En lugar de liberar inmediatamente a nuestros compañeros inocentes, le dieron largas al asunto y propusieron un intercambio de detenidos. Así podrían sobornar a los medios de comunicación y venderles la historia de que todo había sido mérito de la justicia estatal y federal. Y también podrían quedarse con lo que robaron a los originarios pobres que sufrieron su ataque”, dice Moisés en un comunicado.

La madrugada del 2 de mayo fueron entregados los asesinos confesos al Frayba y el centro de derechos humanos los canalizó con las autoridades oficiales, de tal manera que ese mismo día, no les quedó de otra, liberaron a Baldemar y Andrés. El Frayba y la movilización, por supuesto, hicieron lo suyo.

El desenlace no sólo puso en evidencia la falta de justicia que prevalece, sino, sobre todo, el ejercicio ético, valiente y contundente de un movimiento que sigue siendo referente mundial.

A la pregunta de qué hacen los zapatistas, se podría responder con lo sucedido en 15 días, entre el 13 de abril y el 2 de mayo de 2025.

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