OFRENDA HUASTECA. SI EXISTIERA UN CIELO
Si existiera un cielo que fuera en la tierra. Que mis pies me llevasen al mar o a la cima de la montaña. Construir castillos de arena o prender el fogón con leña recolectada. Caminar sobre las hojas secas o la tierra mojada o que mis pies descubiertos se hundan con cada paso mientras siento los granos de arena del mar. Llegar de la milpa o desembarcar de la lancha, sentarme sobre un sillón de madera que al vaivén rechina desgastado por el tiempo o mecerse sobre una hamaca tejida con las redes de pesca que llevan comida a la mesa.
Contemplar el atardecer escuchando los sonidos de los grillos y chicharras, ver a lo lejos lucecitas de luciérnagas anunciando la llegada de la noche sobre la tierra ya estrellada. Todos los días de cada estación del año sobre mis ojos pasarían. Miro el horizonte, a los cerros, a las aguas que a lo lejos parecían unirse al azul del cielo. Si existiera un cielo, es la tierra.