ENTRETEJER EL MUNDO MEDIADORAS DE LECTURA EN COMUNIDADES ORIGINARIAS
Arrullo nahua
¿Cómo y desde donde enunciamos nuestra naturaleza lectora? ¿Ese tatuaje latente que nos devuelve el asombro y la calidez de descubrir un nuevo amanecer? Encontrar el cimiento en la palabra es dar cabida al canto ontológico de la experiencia sensorial de habitar el mundo, evidenciando nuestra facultad de comunicación y escucha.
Atesoramos aquello que nos devuelve la emoción por lo desconocido, situando nuestra capacidad innata al borde de la imaginación para reconstruir a través de nuestros sentidos todo lo que nos fue regalado. Somos testiguas de las narraciones que alguien más nos contó, protagonistas incluso de anécdotas que resignificaron nuestro linaje, pero también somos creadoras de universos paralelos en donde nuestro idioma es un sueño compartido.
Hacer crecer el lenguaje implica descifrar códigos ancestrales en los que, sin duda, el acompañamiento estuvosigue presente en la mayoría de nuestras etapas de vida. La relevancia de nuestras cuidadoras en la transmisión no sólo de la lengua sino también de la filosofía de nuestro hacer/vivir es elemental para dar nombre a todo lo que nos rodea. Las mujeres que nos enseñaron a leer el cielo para descifrar el mensaje de la lluvia, las que con cantos y arrullos apaciguaron las pesadillas, las que nos amarraron a su rebozo para disminuir el peso de la soledad, las que nos alimentaron con frutas de temporada para endulzar la desidia de la vida, todas y cada una de estas mujeres nos dieron la enseñanza más noble: el amor de respetar los procesos vivenciales del otro sin premura, con calma y dignidad.
Detrás de este proceso intergeneracional de heredar la historia se encuentra la intención y voluntad de compartir: trenzar procesos socioculturales que abracen y sostengan a nuestra comunidad, enmarcando la identidad cíclica que nos representa, dando pauta a la pertenencia de ser un eslabón importante en este tejido de experiencias.
Sentipensarnos desde otros horizontes involucra una revolución teórica que cuestione la hegemonía que ha buscado unificarnos desde hace tiempo, invisibilizando el trabajo e inteligencia de las mujeres que fomentan la participación ciudadana y el ejercicio de los derechos culturales en los pueblos originarios.
En la historia de la mediación de lectura, las mujeres han sido las iniciadoras de esta travesía, generando un diálogo circular para la impronta lectora de la niñez, involucrando a las familias en el descubrimiento estético de nuevas “lecturas” y en las actividades relacionadas con la creación de nuevos vínculos que apuestan por lo colectivo, derrocando así el pensamiento egocéntrico que permea en la actualidad.
Los espacios lectores son un referente de resistencia y lucha por honrar el quehacer de mujeres que escriben desde sus lenguas, creando narrativas locales que sirven de inspiración para futuras generaciones, dando lugar a un acervo especializado que prioriza la visión de personas que integran a la comunidad, abriendo el sendero de la intraculturalidad en diversos contextos lectores.
Apostando a la fractura de un sistema que busca enaltecer el eurocentrismo epistémico dentro de las comunidades originarias que tienen y cuentan con cosmovisiones particulares que dan sentido al origen del universo.
Somos muchas las hijas de la oralidad, lectura y escritura que nos hemos esparcido en tierra fértil para continuar con el legado de sembrar y cosechar en territorios que no aparecen en el mapa. Somos un ayate de cosmogonía contemporánea que se dibuja sobre el firmamento.
Aprendimos que todo lo que se enseña se comparte, que siempre habrá continuidad de nuestros saberes si procuramos su respeto y cuidado. Dar pauta al reconocimiento inequívoco de nuestra cartografía cultural es poner de manifiesto que somos seres sociales que necesitan del contacto de la otredad para existir.
Leemos desde múltiples y diversas geografías, ampliamos la búsqueda interminable de nuevas rutas que nos acerquen a futuros lectores para desatar las ganas por espejearse en las impresiones de los demás, entendiendo en principio que somos independientes y libres de acercarnos a espacios que procuren la confianza para asentir o disentir ante alguna propuesta.
Es así como nace la autonomía de concebir otras naturalezas, nuevos lenguajes con la participación indispensable de mujeres que cuestionan la verticalidad de la palabra, proponiendo estrategias amables para acercarnos con placer a la lectura, sin la obligatoriedad de leer bien, ni utilizar al libro como único formato ni priorizar la uniformidad del castellano como única fuente de información. Mientras existan mujeres apasionadas compartiendo desde el corazón, existirán semillas que brotarán con el temporal.
__________
Mayahuel Xuany, Mediadora de lectura nahua, originaria de Copalillo, Guerrero. Promotora de Literaturas Contemporáneas en Lenguas Originarias. Texto leído en el quinto Encuentro de Lenguas Nacionales del PNSL, agosto 2025.