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LECCIONES DE BOLIVIA, “LA HIJA PREDILECTA DE BOLÍVAR”

KAJKOJ MÁXIMO BA TIUL

Bolivia, “la hija predilecta de Bolívar”, hoy nuevamente nos está dando lecciones. Las elecciones nacionales nos confirmaron el resultado de lo que venía sucediendo desde hace muchos años. No es por casualidad que el 6 de agosto también se conmemoraban los 200 años del nacimiento de Bolivia como país libre, independiente, soberano y ahora plurinacional. Su origen “fue la culminación de un largo y tortuoso proceso de liberación del territorio conocido como el Alto Perú, en la Audiencia de Charcas. Fue el primer territorio en declarar la independencia en América del yugo colonial español y, paradójicamente, el último en consumarla, después de 16 años de guerra”.1

El pueblo de Tupac Katari (1780-1782), Felipe Quishpe, Fausto Reinaga, así como de Bartolina Sisa y Domitila Barrios de Chungara presentaron a Bolivia como uno de los territorios con mucha resistencia y rebeldía. Estas elecciones pusieron fin a un ciclo, iniciado con el triunfo de Evo Morales y el MAS-IPSP en las elecciones del 2005 y su ingreso al Palacio Quemado en el año 2006.

El MAS-IPSP, el instrumento político, fue creado por las “clases plebeyas”, dijera Linera, para tomar el poder, como plataforma, para desterrar a los partidos de derecha y extrema derecha y en consecuencia al capitalismo neoliberal/ extractivista, que habían sumido en total abandono principalmente a los pueblos originarios kichwas y aymaras. Un instrumento político que surge desde abajo, desde los pueblos racializados y discriminados de Bolivia, convirtiendo al pueblo en el “sujeto plurinacional”.2 Un espacio de confluencia de mineros, indígenas, campesinos, mujeres, académicos comprometidos,3 entre otros, que hacían eco a las consignas del EZLN de que la nueva forma de hacer gobierno era “mandar obedeciendo”.

Hoy, incluso en Guatemala, los análisis se sitúan, poniendo a relucir si hubo traiciones o no. Si tal o cual líder es enemigo o no. Lo cierto es que la disputa de poder entre líderes, que se da como en una especie de “cesarismo”, se disputan la credibilidad y el liderazgo sin tener conciencia que a quien sacrifican es al pueblo que había confiado en ellos, situación que se convierte en una enfermedad de la izquierda en América Latina, fortalecido después de la guerra fría, cuando los conflictos armados terminan con diálogos de paz, como es el caso de Guatemala o El Salvador, donde no se ha podido crear una alianza fuerte progresista, peor aún de izquierda, por la competencia entre cada uno de sus liderazgos y estructuras.

Los egos, las peleas entre líderes, la falta de visión a largo plazo, más la difícil situación económica por no querer dar el otro paso para la consolidación de proyectos revolucionarios, ha llevado al fracaso de la izquierda latinoamericana y permite el triunfo del neoliberalismo más rancio, como puede suceder hoy en Bolivia y de lo que estamos siendo objeto todos los latinoamericanos.

Una de las debilidades de la izquierda es el conformismo; por ejemplo, pensar que “el voto nulo” es el triunfo del evismo es un error, como siempre sucede con los grupos de izquierda que compiten en elecciones, y que piensan que llevar a un diputado o unos cuantos diputados se convierte en “ganancia”, olvidándose que el pueblo que confía en ellos exige mucho más que premios de consolación.

Los partidos políticos como el MAS (Bolivia), Pachakutik (Ecuador), Winaq (Guatemala), no se constituyeron para salir a la calle, sino para tomar el poder y transformar el poder, junto al pueblo, no fuera del pueblo. Entonces deben comprender que, para llegar a ese poder, deben constituirse como ganadores y junto al pueblo, generar poder popular. Pero en la medida que les gana la ambición, como sucede en nuestros países, y al considerarse caudillos, pierden el horizonte: quien es el sujeto es el pueblo y mientras no exista este pueblo “las derrotas serán permanentes”.

Los partidos progresistas o de izquierda en América Latina deben comprender que la derecha o la extrema derecha, ésa que reprime al interior de cada nación, y que mantiene una actitud “aporofóbica”, que entrega los bienes de los pueblos a las empresas (como lo está haciendo ahora Milei en Argentina, Bukele en el Salvador, etcétera), sólo están esperando que los pueblos dejen de creer y confiar en sus líderes para meter la cizaña y aprovecharse de lo poco o lo mucho que se ha avanzado, para venderlo al “mejor postor”, porque eso es lo que espera el vecino del norte, a quien no le interesa si son dictaduras o narcos-gobiernos, sino quién le permite entrar a apoderarse de nuestros bienes.

Entonces, mientras las acusaciones, las traiciones, las purgas se sigan dando en los espacios de izquierda o progresistas, la derecha se ríe y logra acumular fuerzas para derrotar, no a la izquierda, sino al “pueblo”. Ésta es la situación actual en Bolivia, donde el liderazgo perdió la oportunidad de fortalecer el proyecto plurinacional, con la valentía que exigía el sujeto plurinacional, cuando volvió a ganar el MAS después del golpe de Estado.

Rafael Bautista Segales, dice: “la Constitución abrió con posibilidades de candados para asegurar el modelo liberal. Un Estado plurinacional con candados, la propuesta de vivir bien y otros, quedaron como retóricas. El gobierno comenzó a apostar al desarrollismo y entonces rompieron con las demandas del bloque indígena y popular. Desplazado el sujeto plurinacional, aparece un sujeto sustitutivo que rapta la soberanía del poder y se coloca como la nueva élite rectora de un proceso que no comprende muy bien hacia dónde apuntar y decanta en las mismas perspectivas de la izquierda, sobre todo eurocéntrica, una izquierda light de cocteles, de hoteles. El golpe contra Evo triunfa porque ya no había pueblo, y después del golpe gana el MAS, pero el pueblo pedía que se reencausara el proyecto plurinacional y el liderazgo no escuchó. En estas elecciones el pueblo se desarticula, porque las opciones comienzan a pelearse, hay disputa del control político, partido, etcétera. Se gesta una guerra intestina, tres opciones del mismo MAS y el voto nulo es simbólico y le da oportunidad a que la derecha gane”. Y la derecha rancia, apoyada por la CIA y los gringos que volvieron después del golpe de Estado, ven al Estado Plurinacional como un mal ejemplo para toda América Latina y había que derrotarlo.

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Notas:

1. https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/08/18/opinion/la-independencia-de-bolivia

2. Rafael Bautista Segales, https://www.youtube.com/live/gqanP5Axm5g, visto última vez el 24 de agosto de 2025.

3. https://www.bivica.org/files/instrumento-politico.pdf, visto última vez el 21 de agosto de 2025.

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