AYOTZINAPA, 11 AÑOS
Este 26 de septiembre se cumplieron 11 años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero. “Más sombras que luces”, ven los padres y madres en la búsqueda que no ha parado ni un minuto desde aquella fatídica noche de Iguala. A las familias se une el grito y acompañamiento de las nuevas generaciones de estudiantes de las 15 normales rurales de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
En la marcha de este aniversario nuevamente recorrieron las calles de la Ciudad de México y, otra vez, como el año pasado, se les cerró el acceso con bloques de concreto en las avenidas circundantes al zócalo capitalino. Las madres y padres, con la lluvia encima, saltaron los muros y llegaron a una plaza resguardada al máximo. Por primera vez ni siquiera les dejaron poner el templete para seguir exigiendo las respuestas que merecen. Hasta hace unos años este trato era inimaginable.
“Hemos recorrido un camino de 11 años de dolor, de sufrimiento, de penurias, de desilusión y lo hemos llevado como una carga a cuestas en nuestra lucha. Seis padres se han ido sin obtener verdad y justicia para sus hijos. Eso nos añade más dolor y rabia”, dijeron en un comunicado en el que reconocen “las luces” que representan “la solidaridad incondicional de todos los que caminan todavía con nosotros” y que son “el motor de lucha que nos impulsa para seguir adelante exigiendo verdad y justicia para todos nuestros desaparecidos del país”.
El 11 aniversario se dio en el contexto de la absolución del perredista José Luis Abarca, quien era alcalde de Iguala cuando ocurrió la desaparición masiva en 2014, y había sido condenado por su participación en los hechos a 92 años de prisión. “¿Seguiremos con los dobles discursos?”, se preguntaron quienes tienen como principal exigencia que el ejército otorgue los 800 folios con información sobre lo ocurrido entre el 26 y 27 de septiembre.
El testimonio: “Con la desaparición de nuestros hijos abrimos los ojos de lo que pasa en Guerrero y en México. Hay miles de personas desaparecidas. Lo que sufrimos también lo padecen más de 130 mil personas que buscan a sus familiares desaparecidos. Desde que desaparecieron a mi hijo ya no soy la misma porque me rompieron el corazón, me arrebataron la vida y me dejaron una herida abierta”, dice una madre que recuerda cuando les quisieron entregar 28 cuerpos del basurero de Cocula, “pero los peritos argentinos desmontaron su teatro porque no eran de nuestros hijos”.
“La nueva presidenta Claudia Sheinbaum nos habla de otro modo, parece más accesible”, dicen, pero “vemos como que se desentiende de nuestro planteamiento, de que el ejército entregue toda la información que tiene. A cambio de emplazar al ejército nos comentó que conformará un equipo de especialistas que trabajará con nuevas tecnologías para ubicar el paradero de nuestros hijos”. Pero, lamentan, hasta el día de hoy “no hay avances”.