Un espacio de dignidad — letraese letra ese

Director fundador | CARLOS PAYAN Director general | CARMEN LIRA SAADE • Director Alejandro Brito Lemus

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Un espacio de dignidad


La mayor crisis sanitaria de nuestro tiempo, derivada de la irrupción del COVID-19 en el mundo, produjo escenarios cuasicatastróficos para muchas instituciones de salud al grado de ponerse en entredicho las posibilidades de respuesta a la problemática ante la imposibilidad de suficiencia de recursos. Sin embargo, también dio espacio para la detección de áreas de oportunidades en aras de mejorar la atención y de reorganizar la disponibilidad de recursos económicos y humanos.

Este fue el caso del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), enfocado a la atención de la salud de quienes trabajan en instituciones gubernamentales, fundada en 1960, con una población usuaria de más de 13 millones de personas, donde pocos meses después de haberse decretado la alerta sanitaria por el SARS-CoV–2, la institución modificó su estrategia de atención del VIH a través de la creación de un espacio específico para las personas que viven con el virus.

Enclavada en el sur de la Ciudad de México, dentro del complejo de San Fernando, en la zona de Tlalpan, uno de los más grandes de la institución, donde se brindan servicios de salud, de esparcimiento, funerarios y administrativos, la clínica especializada en VIH fue inaugurada en octubre de 2020, dando atención, de manera momentánea, a poco más de 100 personas, para incrementar después su población de manera paulatina. Su objetivo inmediato fue evitar o disminuir las infecciones de COVID-19 en quienes viven con VIH, debido a que eran uno de los sectores más vulnerables al recién descubierto coronavirus, pero, actualmente, están en un periodo de reestructuración para incrementar su alcance y su impacto.

 

Durante lo más crudo de la pandemia de COVID-19, el ISSSTE abrió un espacio enfocado en sus derechohabientes con VIH, con el objetivo de resguardar lo más posible a esta población del nuevo coronavirus y para garantizar la continuidad de los servicios. Hoy, es un modelo que planean replicar en todo el país.

 

Atención especializada

Como ha documentado el historiador de la ciencia Miguel García Murcia, durante los primeros años de la pandemia, en la década de los 80, el mayor centro de atención a personas con VIH en la Ciudad de México era el Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, donde se atendía sin distinción alguna a quienes fueran diagnosticados con la infección, de estos, alrededor de 10 por ciento provenían del ISSSTE, ya que, al igual que en otras instituciones de salud, no se contaba con recursos asignados para la atención al virus o no había especialistas en la materia.

El panorama se ha modificado de manera considerable, e institucionalmente se comenzó a dar respuesta a las problemáticas acarreadas por la infección que afecta al sistema inmunológico de las personas. Hoy en día, la institución cuenta con 72 unidades médicas de atención al VIH distribuidas por todo el país, las cuales atienden a 11 mil 28 pacientes con VIH. De estos, la mayoría concentrados en Ciudad de México, Veracruz, Chiapas, Jalisco, Estado de México y Yucatán.

A pesar de contar con esa infraestructura, luego de un ejercicio realizado por las propias autoridades de la institución y la sociedad civil organizada, representada por el Movimiento Mexicano de Ciudadanía Positiva, se determinó como necesario desconcentrar a la población de los tres diferentes hospitales regionales con mayor número de pacientes que viven con VIH del instituto: el de Zaragoza, el Darío Fernández y el 1° de Octubre, ubicados en la Ciudad de México y sus zonas periféricas, para poder brindar atención y tratamiento a pacientes recién diagnosticados. De esta manera, surge la Clínica Especializada San Fernando, con la finalidad de que dichas personas que habían sido recientemente detectadas puedan acceder a tratamiento de manera inmediata, después de su diagnóstico, cumplan con la meta de satisfacer al menos dos meses de tratamiento antirretroviral ininterrumpido para lograr una adherencia adecuada y comenzar a reducir los índices de concentración del virus en su sangre.

En entrevista con Letra S, Ramiro López Elizalde, director normativo de salud del ISSSTE, explicó que el objetivo principal de la creación de esta Clínica es brindar una atención integral a pacientes que viven con VIH, trabajando con un alto sentido de humanismo, respeto y sin ningún tipo de discriminación, así como identificar a tiempo a los pacientes que requieran un manejo multidisciplinario para posteriormente poder ser referidos a los Hospitales Regionales que les correspondan.

De esta manera, el nuevo centro de atención cuenta con cinco áreas de atención al derechohabiente: infectología, psiquiatría, nutrición, psicología y ginecología, además de un espacio para aplicación de pruebas de detección de hepatitis u otras infecciones de transmisión sexual, servicios de consejería y farmacia.

Dos años de funcionamiento es aún un lapso corto de tiempo para poder realizar una evaluación a fondo de la nueva Clínica, pero por lo acontecido hasta el momento, López Elizalde asegura que se pretende recrear el modelo en los estados con mayor número de pacientes que viven con VIH a fin de ir estableciendo una red de trabajo sobre esta infección a nivel nacional.

El también neurocirujano explicó que el modelo permite disminuir tiempos de espera prolongados en la atención del paciente que vive con VIH y evitar así la progresión de la enfermedad a su etapa más avanzada (el sida), disminuyendo la mortalidad en este grupo vulnerable. Consideró que es importante el inicio de tratamiento temprano para lograr una adecuada supresión viral en el paciente, en un reducido periodo de tiempo, y evitar tanto complicaciones como mayor número de nuevas infecciones.

 

Todavía faltan retos por superar, por ejemplo, mejorar los servicios de laboratorio, ya que debido a la saturación de los mismos, a veces deben atender hasta 600 personas en un
solo día.

 

innovación

De acuerdo con Georgina Gutiérrez, líder del Movimiento Mexicano de Ciudadanía Positiva, la Clínica San Fernando representa un proyecto de clínica modelo que tiene el objetivo de revisar los esquemas de atención vigentes en la materia y resarcir aquellos rezagos que han sido denunciados por muchos años.

Para la activista, el origen de esta clínica fue reducir los riesgos para las personas que viven con VIH en medio de la pandemia de COVID-19, pero a la vez forma parte de una estrategia de mejora en la institución, pues en aquel momento, según lo recuerda, hubo un esfuerzo para mejorar el abastecimiento de los medicamentos. Esto se vio reflejado en que, a diferencia del protocolo habitual, en el que se surtían las recetas de antirretrovirales cada mes, se implementó un mecanismo de surtimiento de trimestral para evitar que el público usuario acudiera a las unidades del instituto constantemente.

Los siguientes pasos podrían ser más complejos, reconoció la también locutora de radio, pues implican subsanar no sólo el desabasto de medicamentos, cada vez menos frecuente, sino también de insumos, ya que a veces no hay elementos básicos para la atención; mejorar los servicios de laboratorio, debido a la saturación de los mismos, teniendo que atender hasta 600 personas en un solo día; incrementar los vínculos con la sociedad civil organizada, sensibilizar al personal de salud de las demás áreas para evitar actos de discriminación por la condición de salud, y establecer protocolos de vinculación con otras áreas de especialidad. Por un lado están subsanadas las necesidades asociadas al VIH de manera directa, pero otras situaciones como la presencia de otras enfermedades representan un reto porque a veces no se quiere atender o la canalización tiene ciertas trabas.

Para la impulsora del Frente Nacional de Personas Afectadas por el VIH-SIDA, la Clínica es un esfuerzo institucional y no un discurso vacío, un ejemplo de dignidad, derivada de las condiciones física del lugar y de la calidad profesional de quienes laboran en el lugar “El paso puede ser lento pero no imposible”, refirió.

Retos futuros

Convertir a la Clínica en un modelo referente es una meta a mediano plazo, afirmó López Elizalde, pero en un corto periodo de tiempo se pretende llevar a cabo una mayor difusión de la cultura de la prevención, sustentada en el uso de información adecuada que permita reducir los tabúes existentes alrededor de la infección, realizar diagnósticos tempranos para poder tomar las acciones pertinentes de forma oportuna, erradicar cualquier tipo de discriminación a través de la sensibilización a la población, e informar correcta y oportunamente sobre el VIH y los avances científicos para desmitificar todos los prejuicios alrededor del mismo.

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