El pensamiento débil — letraese letra ese

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El pensamiento débil


En septiembre de 2023 falleció en Turín, a los 87 años, el filósofo Gianni Vattimo, figura notable de la vida política e intelectual italiana y máximo promotor de la obra de Federico Nietzsche y Martin Heidegger. Considerado uno de los mayores pensadores del siglo veinte, su obra endereza una crítica radical al pensamiento metafísico, pilar de cosmovisiones filosóficas muy verticales y tradicionalistas, al cual opone, como opción liberadora, la noción de un pensamiento débil, o “debolismo”, término acuñado por él, que describe un conjunto de valores fincado en el pluralismo de las ideas.

También en la concepción de un mundo regido, ya no por una autoridad incuestionable, llámese Dios o Estado, sino por vertientes filosóficas que tienen su expresión final en el ideal de una sociedad democrática y participativa, una religiosidad libre de dogmas, y un clima de tolerancia y aceptación de la diversidad cultural, étnica y sexual.

La relectura que hace Vattimo del concepto de posmodernidad en obras como El pensamiento débil (1983), Creer que se cree (1996) o Nihilismo y emancipación (2003), hacen que su pensamiento mantenga hoy una actualidad y una pertinencia innegables.

Un filósofo militante

A su trayectoria académica que inicia con estudios de filosofía en la universidad de Turín y más tarde en la Heidelberg, Vattimo añade largos años de docencia en la facultad de Filosofía y Letras de Turín, donde imparte clases de estética, y en el extranjero (Nueva York y Los Ángeles), donde recibe doctorados Honoris Causa.

Para muchos de sus lectores, sin embargo, su influencia va más allá de esa notable curricula universitaria. El filósofo de la posmodernidad es asimismo, de modo constante y con una intachable coherencia ideológica, militante de los partidos progresistas italianos, Partido Radical, Olivo (Alianza por Turín) y Demócratas de Izquierda, formación que le permite tener una participación destacada en el Parlamento Europeo, y también del movimiento de diversidad sexual italiano Coordinamento Omosessuale (Coordinación Homosexual), participación que hace muy pública debido a que jamás intentó el escritor desmentir o negar su preferencia sexual disidente.

De hecho, sus posturas ideológicas, siempre heterodoxas, le crean, entre sus adversarios políticos, una reputación de político extremista de izquierda que no vacila en mostrar adhesión al chavismo venezolano o a la Cuba castrista al considerar que las opciones progresistas de mayor avanzada se sitúan, ya no en Europa, como solía pensarse en el pasado, sino en un hemisferio latinoamericano en el que cada vez arraiga, con mayor fuerza, una vocación antimperialista.

A la distancia, resulta paradójico, cuando no contradictorio, que este filósofo de vanguardia, detractor constante del pensamiento único y de las prácticas políticas autoritarias, haya respaldado a regímenes considerados en el mundo occidental como dictaduras populistas de izquierda.

La paradoja religiosa

También sorprende que las fuertes críticas que Vattimo dirige a la jerarquía eclesiástica católica por su dogmatismo doctrinario y su cerrazón cultural, no le impidan hacer del pensamiento religioso una de sus mayores preocupaciones, como puede leerse en Después de la cristiandad (2002), en El futuro de la religión (2005) o en Creer que se cree (1996), donde el ateo admirador del Nuevo Testamento, y duro fustigador del Antiguo, señalaba, según el investigador español de su obra, Brais González Arribas, que Vattimo defendía una visión secularizada de la religión.

Para él, ésta representaría “la referencia moral que cualquier individuo necesita para completar su vida espiritual”, decisiva desde “el momento en que Dios se hace carne y se cumple la hermandad entre divinidad y humanidad. El mensaje último de Cristo sacrificado viene a ser, “me entrego a vosotros, muero para que veáis que no existen verdades objetivas, definitivas, ninguna entidad trascendente a la que aspirar”. Esta idea de creer en un Dios verdadero, sin la tiranía de una Verdad revelada o impuesta, es el meollo del pensamiento del filósofo italiano, mismo que permea a otras esferas de su interés político y cultural, plasmándose todo ello en esa fórmula afortunada que es el pensamiento débil.

Son muchas las maneras de entender esta idea en la que domina una concepción antiautoritaria del pensamiento para apostar por el pluralismo y la diversidad, y que hace de la debilidad el contrapeso necesario a todas las imposiciones dogmáticas que se presentan como pensamiento vigoroso e incontrovertible, como una verdad única.

Nadie mejor que el propio Vattimo para definir con precisión esa naturaleza contestataria: “Frente a una lógica férrea y unívoca, el pensamiento débil es necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales transversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas”. Se trata, en suma, de “debilitar el pensamiento autoritario”, precisa Brais G. Arribas en su libro Venir a menos, crítica de la razón nihilista.

Última paradoja

Resulta por lo menos extraño que la figura intelectual de Gianni Vattimo haya quedado mediáticamente eclipsada, en los últimos años de su vida, por un tenebroso asunto, propio de una crónica mundana. Su pareja sentimental durante 13 años, el afrobrasileño de 38 años Simone Caminada, fue objeto de acosos judiciales bajo la acusación de haber manipulado moralmente al filósofo durante el tiempo en que éste estaba enfermo y en condición de vulnerabilidad anímica. La acusación provenía de amigos del escritor y de su propio geriatra, quienes alegaron abuso y chantaje por parte de Simone.

La gran paradoja es que el proverbial dueño de una lucidez privilegiada quedó de pronto reducido a la condición de un virtual menor de edad inconsciente de sus actos. Vattimo defendió a su pareja y restó importancia a las acusaciones de maltrato psicológico. “Nunca he dudado de él. Si le condenan, no me alejaré de él”, sentenció. Sin embargo, las evidencias de abuso siguieron acumulándose: cuantiosas transferencias bancarias a la madre del amante, presiones de Simone para que el filósofo comprara un seguro e hiciera un testamento que lo dejará a él como principal beneficiario.

Finalmente, Gianni y Simone intentaron celebrar una unión civil para proteger su privacidad y sus intereses, pero ésta fue frustrada por los jueces que negaron el permiso. El relato de esta singular historia de amor entre un hombre de enorme inteligencia, 50 años mayor que su pareja, antiguo chofer suyo y asistente, empezó a cobrar tintes melodramáticos, casi heroicos, cuando Vattimo, enfermo en el hospital, se negó a comer para presionar a los jueces y seguir defendiendo el honor de su protegido. Después de su muerte, la polémica persistió, los tribunales incautaron dos testamentos que beneficiaban a Simone, y éste último sigue hoy litigando por una fortuna que, en su opinión, tendría que ser la justa retribución por los cuidados que siempre dispensó a su pareja.

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