Finalmente, la Cámara de Diputados aprobó reformas al Código Penal Federal y a la Ley General de Salud para prohibir y sancionar las llamadas “terapias de conversión”, intervenciones perjudiciales para supuestamente “corregir” la orientación sexual e identidad de género “desviada”.

Con estas reformas, los sujetos, las instituciones o los profesionales que intenten someter a personas LGBT+ a dichas terapias serán sancionadas con cárcel.

Dichas iniciativas se devolverán al Senado, cámara que las aprobó meses atrás, para que avale los cambios aprobados por las y los diputados. Y una vez avalados por dicha cámara, las nuevas leyes entrarán en vigor, con lo que les activistas LGBT+ y legisladoras de izquierda que las impulsaron se habrán anotado un logro.

No extraña en absoluto el voto del PAN en contra de penalizar esas prácticas que someten a las personas a tortura, vejaciones y tratos crueles. Está muy acorde con sus postulados discriminatorios. Lo que no tiene congruencia es la participación de activistas LGBT+, algunes con larga trayectoria, impulsando las campañas electorales de la derecha del PAN y aliados, engañándose y tratando de engañar a la comunidad LGBT+ sobre un supuesto cambio de orientación de las posiciones panistas respecto a la diversidad sexo-genérica. ¿O será que esas terapias de conversión sí le funcionaron a la derecha?