Como cada año en el mes de junio, las principales ciudades de México se pintaron de los colores del arcoíris, símbolo de la diversidad de orientaciones sexuales y de género. De acuerdo con el INEGI, uno de cada 20 mexicanos y mexicanas pertenecen a las poblaciones LGBTI y no binarias. Esto es casi 5 millones de habitantes mayores de 15 años.

En lo que va del presente siglo, la gran visibilidad social alcanzada por los colectivos de la diversidad sexogenérica a nivel global es un logro sin precedentes en la historia de la humanidad. En ninguna otra época histórica las orientaciones sexuales y las identidades de género no normativas conocieron tal magnitud de exposición pública.

Es de celebrar que en el país la gran mayoría de personas lesbianas, gays y bisexuales están fuera del clóset (el dispositivo de opresión y sometimiento por antonomasia), pues sólo 10 por ciento de personas LGB no se lo ha dicho a nadie. En el caso de las personas trans es el 26 por ciento.

Por lo mismo, resulta necesario garantizar la seguridad e integridad de estas personas, pues aparejado a la visibilidad pública lograda, también se han visibilizado las expresiones de odio y se han registrado las agresiones hacia las personas LGBTI+ y no normativas. Avanzar en el reconocimiento de derechos y en el diseño de políticas públicas incluyentes en todos los niveles del Estado es un paso necesario en esa dirección.