Genética que deforma tus pies
Caminar descalzo, en piso frío, el ser mujer o sólo las personas mayores son las creencias más populares sobre la aparición de hallux valgus, mejor conocido como juanete. Se caracteriza por la desviación del primer dedo del pie hacia afuera, causando una deformidad donde, en casos severos, el dedo gordo se introduce por debajo o encima del segundo. Esto provoca inflamación de la articulación y roce constante con cualquier calzado.
La malformación de los juanetes tiene ciertos componentes hereditarios. Igualmente el uso de un calzado inadecuado podría ser un factor, siendo las mujeres más propensas, por utilizar tacones altos, zapatos ajustados y puntiagudos, incluso, personas con el arco bajo o pie plano pueden ser afectadas. En consecuencia, ambos sexos podrían desarrollarlos.
El signo más característico para reconocer un juanete es la protuberancia en la base del dedo gordo, provocando roce con el zapato que genera hinchazón, enrojecimiento y dolor en la planta del pie; en casos severos existe una alta dificultad de caminar.
Una simple observación de un podólogo u ortopedista es suficiente para diagnosticar un caso de hallux valgus. Sin embargo, para descartar alteraciones neurológicas, vasculares o reumáticas, se realiza una radiografía a ambos pies, por ser una alteración bilateral.
El tratamiento se determina en función del grado de deformidad articular, y podría ir desde la modificación del calzado (horma ancha, evitar punta V), el uso de almohadillas, la aplicación de hielo (reduce inflamación y dolor) o los masajes, hasta dispositivos ortopédicos para aliviar los malestares. No obstante, esto no siempre revierte la deformidad, y si el dolor aumenta hasta afectar las actividades diarias, la cirugía es la única opción.