Dolor en las entrañas
Evitar la interacción social, abandonar los estudios o la estabilidad laboral son parte de los impactos que viven las personas con la enfermedad de Crohn, una afectación inflamatoria del revestimiento del tubo digestivo que lesiona toda la pared intestinal. Se trata de un padecimiento autoinmunitario, es decir, el sistema de defensa del cuerpo ataca por error y destruye tejido sano, principalmente el del intestino.
Al ser una enfermedad crónica, su desarrollo es progresivo, asintomático o llega sin previo aviso. Por ello, acudir al médico es fundamental ante los síntomas: diarreas constantes, cansancio excesivo, pérdida de peso sin causa, abscesos intraabdominales, dolor abdominal, presencia de sangre en heces, fiebre, e incluso podría provocar otros problemas de salud como artritis, inflamación de ojos, problemas de piel, anemia y cáncer de colon).
La causa exacta aún se desconoce, aunque los antecedentes familiares, fumar y algunos medicamentos que, aunque no provocan la enfermedad sí la empeoran (ibuprofeno, naproxeno sódico, diclofenaco sódico) podrían ser algunos factores de riesgo. La edad o el sexo no han demostrado ser relevantes.
Son diversos los exámenes para diagnosticar la enfermedad de Crohn. De inicio un historial clínico, test de laboratorio, una endoscopía (examina el revestimiento del intestino grueso y delgado en busca de signos de inflamación) o biopsias y pruebas de imagen (fotografías detalladas del tracto gastrointestinal).
Generalmente los medicamentos antiinflamatorios (corticosteroides) son la primera fase del tratamiento, en su forma moderada, los inmunosupresores serán la opción, incluso las terapias biológicas y la cirugía en casos graves (elimina las partes dañadas del intestino).