Enfermedad rara de la piel
A pesar de ser una enfermedad poco común, el pénfigo representa un riesgo importante si no se trata a tiempo. La falta de atención médica especializada, puede provocar complicaciones graves como infecciones, desnutrición, dolor intenso e incluso la muerte.
El pénfigo es un grupo de enfermedades cutáneas autoinmunes que afectan la piel y las zonas mucosas (ojos, nariz, boca, garganta, esófago y genitales), causando la formación de ampollas, llagas, protuberancias llenas de líquido, que suelen abrirse provocando mucho dolor y dejando a la persona vulnerable a infecciones. Éstas pueden tornarse tan graves que provocan sepsis.
Existen varios tipos de pénfigos. Entre las más comunes está el pénfigo foliáceo, el cual genera ampollas en espalda, pecho y hombros, que causan picazón o dolor. En cambio, el pénfigo vulgar se inicia en la boca, avanza a la garganta y la cara, y puede afectar las membranas mucosas genitales, provocando mucho dolor. Por ejemplo, las ampollas de boca o garganta pueden provocar deshidratación o desnutrición debido a que se vuelve muy difícil comer o beber.
La biopsia y el análisis de sangre son los principales estudios para diagnosticar el pénfigo. Por ello, se aconseja que al notar la aparición de una ampolla que duela al comer, al hablar o que no sana, es fundamental acudir al dermatólogo.
Aunque el pénfigo no tiene cura, su tratamiento –basado en corticosteroides, inmunosupresores y terapias biológicas– junto con un seguimiento adecuado permite controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida.