Tumbando estereotipos — letraese letra ese

Director fundador | CARLOS PAYAN Director general | CARMEN LIRA SAADE • Director Alejandro Brito Lemus

SALUD SEXUALIDAD SOCIEDAD

ARCHIVO HISTÓRICO

Número

Usted está aquí: Inicio / 2025 / 08 / 07 / Tumbando estereotipos
× Portada Guardada!

Tumbando estereotipos


Bárbara reconoce que no nació con una voz lírica, sin embargo, ha utilizado su estilo vocal para incursionar en uno de los géneros musicales más antiguos e históricamente dominado por hombres: el regional mexicano, en específico, los llamados corridos tumbados.

Entre timbres raspaditos -caracterizados por una sensación de fricción o aspereza al hablar- y tumbados -a menudo con un ritmo lento y una entonación baja-, compone su primer corrido tumbado, con un cambio drástico en las letras, modificando las historias de sangre y violencia, por relatos para empoderar a la comunidad con la que se identifica, la de la diversidad sexual y los colectivos trans.

Con mucho orgullo, Bárbara menciona que es una mujer trans, utilizando su voz no solo para cantar, sino también, para exigir un alto a la violencia contra su comunidad. Con tan solo 24 años, fundó su propio espacio de creación de contenido, ComunicArte, y poco a poco se abre paso entre uno de los géneros musicales más controvertidos en México.

Una voz que no cambió

A los seis años, los padres de Bárbara le obsequiaron un teclado, su primer contacto con el arte y con el mundo musical. Guiada por su curiosidad, logró hacerse de un lugar en la Escuela Superior de Música de la UNAM, donde comenzó sus estudios artísticos desde temprana edad.

Durante su proceso formativo, Bárbara aprendió sobre teoría musical, sintiéndose especialmente atraída por el piano, pero como lo dictaba el plan de estudios en la UNAM, también tenía que tomar clases de canto. Dentro de un coro, quien canta más agudo es la primera voz, y usualmente eran las niñas quienes tenían esa encomienda. Sin embargo, Bárbara recuerda que cuando a los niños les cambiaba la voz a un tono más grave, los movían a segunda voz, o incluso, dejaban el coro, pero a ella no le cambió la voz.

Su tono, más agudo que el de la mayoría de los niños, no dejó que Bárbara pasara desapercibida y en algún momento fue motivo de vergüenza para ella, pues aunque su fisonomía atendía a lo que socialmente se considera un varón, su voz no coincidía con esta identidad. Durante esta etapa de su vida, Bárbara menciona que nunca dejó que le hicieran bullying, pero al ser una “mujer trans de clóset”, como lo dice con sus propias palabras, tuvo momentos en su infancia donde la pasaba muy triste.

 

Bárbara se pregunta cuáles son las historias que los corridos han contado, y quizá un cuestionamiento más importante: por qué casi no ha escuchado historias como las de ella o la de otras personas de la diversidad sexual.

 

Desde muy chica, siempre se sintió como una mujer, a pesar de tener una infancia y pubertad en la que fue socializada como varón. La música era un espacio seguro para ella, donde podía conectar con historias, sonidos y experiencias sin ningún filtro, donde la feminidad era permitida y no castigada.

“Siempre estuvo el comentario de que seguramente yo era gay o algo así, pero yo nunca fui gay, solamente era una morra trans en el clóset. Y era un poco emo porque de hecho me dolía mucho una infancia que no quería vivir, una vida que no quería vivir”, cuenta.

La adolescencia fue un momento de muchas turbulencias en su vida, entre problemas familiares y la gran presión del espacio escolar, decidió dejar la escuela de música. No obstante, nunca se alejó de este camino.

Estudiar los corridos

Los corridos tuvieron su época de oro durante la Revolución Mexicana, o al menos, eso es lo que nos cuenta la especialista Ana Leticia Hernández Julián, doctora en comunicación por la Universidad Iberoamericana y ávida conocedora del regional mexicano.

La especialista menciona que durante el siglo XX, muchas personas no podían leer ni escribir, siendo la oralidad una fuente donde se compartía el registro de las batallas y los grandes acontecimientos de este momento histórico. Para la doctora en comunicación, los corridos también significaron un espacio contrahegemónico de resistencia, siendo utilizados como medio de denuncia sobre las inequidades que vivían comunidades y pueblos en aquella época.

Es así que no es casualidad que Bárbara se interesara por este género musical durante su estancia en la universidad. Aunque dejó por algún tiempo de hacer música, su lado más artístico quería estudiarla. Volvió a entrar a la UNAM, y en el camino, decidió que quería adentrarse en los corridos tumbados, como un género que se volvía tendencia entre las generaciones más jóvenes.

La especialista menciona que quienes estudian el regional mexicano ubican que, tras la Revolución, mueren los corridos tradicionales y surge una gran gama de variantes, siendo los corridos tumbados, los corridos bélicos o narcocorridos, algunos de los que han tomado relevancia en los últimos años.

Sin embargo, Bárbara se pregunta cuáles son las historias que los corridos han contado, y quizá un cuestionamiento más importante: por qué casi no ha escuchado historias como las de ella o la de sus amigos y amigues.

Lo que no se nombra no existe

“Ella era diferente y a su mejor amiga le regalaba flores”, es el fragmento de la canción Era Diferente, lanzada en el 2014 por el famoso grupo de regional mexicano Los Tigres del Norte, una canción que narra la historia de una chica en un barrio, quien, al ser muy bella, era pretendida por muchos varones. Ella no hacía caso de todos los piropos y, en cambio, se encontraba profundamente interesada en su mejor amiga, a quien asume como su novia en la melodía

En el mundo del regional mexicano, esta canción se coloca entre las pocas donde grandes grupos de la industria musical tocan un tema de la diversidad sexual, no obstante, siguen siendo pocas las propuestas que abordan estas historias. Al respecto, Hernández Luján menciona que las historias de mujeres y la comunidad LGBTIQ+ han sido poco abordadas dentro de los corridos.

Impulsada por la curiosidad sobre la potencia de los corridos para contar historias, Bárbara decidió realizar su tesis sobre los corridos tumbados, un subgénero donde el amor, la masculinidad y el poder son temas recurrentes en canciones de cantantes de fama internacional como Peso Pluma o Natanael Cano. En sus temas se aprecian los ritmos tumbados, es decir, relajados, con fusiones de trap o hip-hop que relatan situaciones románticas o connotaciones a estilos de vida ostentosa. Bárbara nos cuenta que es un género con alta carga emotiva para quienes la escuchan, y por ello, un gran modelo de comunicación política.

“El corrido es un gran vehículo no solo para contar historias, sino también llevar mensajes y no solo eso, sino también imponer conductas. Me encanta. El corrido no solamente es metacomunicacional, justo porque excede las capacidades de la comunicación e impone conductas. Y te da fuerza y te une. Teje comunidades”, recalca.

No obstante, las historias de mujeres, así como las vivencias de las poblaciones LGBTIQ+ siguen sin aparecer en este género. Contrarrestar las ideas arraigadas sobre la masculinidad y la violencia es el trabajo que a Bárbara le gustaría desarrollar, pues considera que se necesitan historias que aprovechen la emotividad y la cercanía con las personas jóvenes como vehículo de cambio social.

 

Las historias de mujeres, así como las vivencias de las poblaciones LGBTIQ+ siguen sin aparecer en este género. Contrarrestar las ideas arraigadas sobre la masculinidad y la violencia es el trabajo que a Bárbara le gustaría desarrollar.

 

En un principio fue siempre la música

Aunque Bárbara no continuó de manera formal con sus estudios de música, nunca abandonó las esferas artísticas, rodeándose de personas y experiencias cercanas a la música. Esta pasión se conjugó con los estudios de comunicación política, creando así un puente de creatividad y denuncia.

Junto a Fiesco, su amigo rapero, comenzaron a componer beats y poco a poco, formar una maqueta de un corrido tumbado sin machismo ni violencia. Bárbara asegura que durante su vida ha tenido muchas transformaciones pero la música siempre ha estado allí, acompañándola.

Ahora espera que sus canciones nombren lo que otras personas de las poblaciones LGBTIQ+ no pueden, aprovechando el potencial de los corridos tumbados, y que se sientan acompañados por uno de los lenguajes más primigenios de la humanidad: la música.

"Soy una mujer trans. Transicioné. No me dejaron de gustar los corridos. Hubo un momento en el que me plantee, ¿qué música estoy escuchando?, ¿qué mensajes estoy cantando? La música, desde donde yo la veo, es sublimar emociones. Es el lazo emocional con la creatividad. Y estar cantando solamente, digamos, cosas de violencia o cosas de machos, ¿qué te está llevando al alma?”, cuestiona a sabiendas de que las respuestas están en su propia propuesta musical.

Comments
comentarios de blog provistos por Disqus