Barrera dañada
En México, la dermatitis atópica afecta aproximadamente al 10% de la población de acuerdo con estudios de la Fundación IDEA. Se trata de una de las enfermedades de la piel más comunes, suele comenzar en la infancia temprana y en ocasiones persiste en la adultez. La mayoría de los casos son leves, pero puede convertirse en un problema crónico que impacta la calidad de vida.
También llamado eccema atópico, es una enfermedad cutánea inflamatoria y crónica que se caracteriza por el enrojecimiento, irritación, resequedad y picazón de la piel, principalmente en pliegues de codos y rodillas, además de cuello, espalda y cara, lo que provoca descamación. Aunque se desconoce la causa exacta, especialistas la relacionan con alteraciones genéticas de la piel, algunas enfermedades (asma, rinitis, conjuntivitis), herencia, interacción con el medio ambiente (contaminación) e incluso mutaciones en el gen de la filagrina, proteína que ayuda a la epidermis a mantener una capa protectora e hidratada. Si este gen falla, la piel se reseca y se vuelve más propensa a infecciones.
Se diagnostica a través de una exploración física, historial clínico y antecedentes familiares; en algunos casos se puede requerir biopsia. El tratamiento se centra en aliviar las molestias y prevenir los brotes. Para ello, los especialistas recomiendan hidratar la piel con cremas, aceites o vaselina después del baño que reducen la hinchazón y comezón. En algunos adultos, la fototerapia con rayos ultravioleta puede ser de utilidad, además de medicamentos prescritos como antihistamínicos