La salud como experiencia
Hoy en día, muchos medicamentos de venta libre prometen aliviar cualquier dolencia en minutos.
Dolor de cabeza, síntomas del resfriado, constipación intestinal, diarrea, cólicos: todo desaparece en menos de una hora con una píldora mágica.
Las personas de la sociedad occidental actual no quieren estar enfermas. Por eso procuran ir (los que pueden y tienen recursos para ello) una vez al año –o cada seis meses– a “chequeos” médicos que les devolverán la tranquilidad de saber que no hay nada de qué preocuparse.
El médico es el único que tiene la autoridad para decir quién está enfermo y quién no lo está. Aunque el individuo se sienta bien, aunque nada le duela o le moleste, si “sus niveles” de esta o de aquella sustancia en el cuerpo son “anormales”, entonces hay que tratar de “curarlo”. Por estas razones, los médicos españoles Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández publicaron su libro La expropiación de la salud, para cuestionar todo ese sistema que reduce a valores numéricos el bienestar o malestar de una persona.
La salud, sostienen, no es una condición, sino una experiencia. Lo importante es cómo se siente la persona, no qué cantidad de sustancias hay por mililitro de su sangre. Asimismo, plantean la salud
como un proceso relacionado directa e ineludiblemente con la edad (no es lo mismo un joven saludable de 20 años que un hombre saludable de 65). Las constantes visitas al médico, los interminables análisis clínicos y la perpetua ingesta de medicamentos solamente opacan los síntomas que realmente avisan cuando alguna parte del cuerpo está enferma.
De acuerdo con los autores, la incuestionada autoridad del galeno llega, en sus límites, a expropiar no sólo la salud, sino procesos tan importantes como el desánimo, la depresión, el sentimiento de vacío existencia, el embarazo, el parto, el dolor, el envejecimiento e incluso la muerte.
La expropiación de la salud
Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández
Los libros del lince
España 2015