La mayor prueba de amor, se acompaña de información
El noviazgo entre adolescentes representan una oportunidad para experimentar la atracción física, descubrir y sentir emociones nuevas. Sin embargo, muchas de estas relaciones se prestan a distintas expresiones de violencia, tal como lo reconoce la Organización Mundial de la Salud.
Es muy común que en el noviazgo uno de los integrantes revise el celular y las redes sociales de su pareja, que decida sobre la vestimenta, controle el tiempo de sus actividades personales o realice comentarios incómodos, que constituyen expresiones muy sutiles de violencia. Pero también es común que haya escenas de celos, gritos y golpes que pueden llegar a tener graves consecuencias.
A pesar de que un alto porcentaje de adolescentes sufre violencia por parte de su pareja, no la reconocen debido a que está tan matizada por estereotipos y construcciones sociales que establecen que cierto tipo de conductas discriminatorias en el noviazgo son normales, que tiende a volverse invisible o difícil de aceptar y por lo tanto no lo hacen público ni lo denuncian.
Aunque el noviazgo es una etapa para aprender, conocer y disfrutar, son las chicas, quienes las más de las veces se sienten presionadas a tomar decisiones sobre su sexualidad. Seguimos observando que se recurre al chantaje para exigir “la prueba de amor”. Además ellas prefieren no proponer el uso del condón por temor a la reacción de su pareja. La cultura patriarcal enseña que la sexualidad sólo debe ser controlada por los hombres, y las chicas se doblegan a este mandato cultural y se les dificulta la negociación para tener relaciones sexuales protegidas y cuando ellas lo decidan libremente. Este es uno de los factores que incide en el aumento de embarazos en adolescentes en México. Vale la pena mencionar que entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE: 2013), México tiene la tasa más alta de embarazos en adolescentes.
Es lamentable que la mayoría de las adolescentes y los jóvenes que profesan la religión católica hayan aprendido esta violencia a través de los mandatos de esta religión, que enseña que "el amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta”. Estos mandatos han traído como consecuencia que las adolescentes acepten la violencia y establezcan relaciones de dependencia y sumisión ante sus parejas. La utopía del “amor romántico” les hace creer que van a superar todos los problemas, que la pareja va a cambiar y que finalmente terminará la violencia, difícilmente se hará realidad mientras no haya relaciones de respeto y equidad entre las parejas.
Consideramos que es urgente que adolescentes y jóvenes reconozcan que tienen derecho a vivir relaciones de pareja equitativas y libres de violencia y a disfrutar plenamente su vida sexual.
Queremos que el principio católico “ama al prójimo como a ti mismo”, sea una enseñanza compartida en el noviazgo, para que sea un proceso de paz, amor y misericordia.