El fin de un ciclo es el inicio de otro
El último año ha estado marcado por movilización, celebración y cambio para Católicas por el Derecho a Decidir (CDD). Si bien ahora nos encontramos resguardadas debido al COVID-19, recordamos con emoción que cada vez más mujeres, muchas de ellas jóvenes, han salido a las calles y reclamado otros espacios para denunciar el acoso y las violencias que vivimos; para exigir seguridad, justicia y el acceso a derechos, incluyendo el aborto legal y seguro. En marzo de este año, los ríos morados entre árboles de jacarandas y los pañuelos verdes volvieron a extenderse como símbolos de esa lucha que, si bien ha ganado muchas batallas, nos recuerda que aún hay mucho por hacer.
La memoria viva es particularmente importante para CDD, pues en este último año celebramos nuestro 25 aniversario. Festejamos un cuarto de siglo de trabajo a favor de los derechos de las mujeres y los jóvenes, de ser una voz católica alternativa que busca una sociedad e Iglesia más solidarias y compasivas. Presenciamos con alegría que Oaxaca se convertía en el segundo estado en despenalizar la interrupción del embarazo hasta la décimo segunda semana de gestación; vimos soplar vientos feministas desde Puebla hasta Nairobi -en el aniversario 25 de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo-; aquellas mujeres, a quienes acompañamos y brindamos información, accedieron al aborto legal y seguro; nuestras compañeras de América Latina y el Caribe continuaron a pie de lucha de la mano con nosotras; y más de un millón de personas vieron la décima temporada de nuestra serie animada Catolicadas.
Caminamos junto con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) y familiares de víctimas en más de 50 casos de violencia feminicida. Celebramos la justicia que llegó para cuatro de ellos cuyas sentencias condenatorias son un paso importante en la lucha contra la impunidad. También recibimos con beneplácito que la demanda que presentamos sobre la Alerta de Violencia de Género por Agravio Comparado en Veracruz fue atraída por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Junto con estos motivos de celebración también han llegado cambios. Iniciamos una transición hacia un nuevo modelo de co-dirección, a partir de un proceso de reflexión en el que hemos reiterado los retos y oportunidades que enfrentamos, así como nuestro compromiso con el co-liderazgo feminista. Como resultado de este proceso, nuestra Asamblea de Asociadxs eligió a Paula Sánchez-Mejorada y Lola Guerra como Co-Directoras de CDD. Esta decisión es una apuesta por un relevo generacional que estamos convencidas traerá nuevos ímpetus, a la vez que se cimienta sobre el legado de nuestra directora interina Gillian Fawcett y de María Consuelo Mejía, nuestra fundadora y directora por casi 25 años, así como sobre el liderazgo ampliamente reconocido de nuestras Coordinadoras y el compromiso de todo el equipo.
Junto con este proceso de movilización, celebración y cambio, también ha llegado el momento de despedirnos de este espacio que Letra S nos ha brindado durante tantos años. Agradecemos enormemente a su director Alejandro Brito y a todo su equpio la confianza y la lucha compartida por una sociedad más respetuosa de las elecciones reproductivas, así como de las identidades sexuales y de género de todas las personas.
En los umbrales de este nuevo ciclo para CDD, sin duda nuestros caminos seguirán cruzándose en búsqueda de la justicia, los derechos humanos y las libertades fundamentales.