Hace diez años, la Ciudad de México se declaró gay friendly. Con ese anuncio culminaba una serie de modificaciones legislativas que reconocieron, por fin, derechos largamente omitidos, como las sociedades de convivencia, primero, y el matrimonio igualitario después. Pero en los años previos a estos logros, la visibilidad era un privilegio que la mayoría de las personas LGBT pagaban muy caro. La homofobia era el pan de cada día en todos los estratos de la vida y había que aprender a escapar de ella.

En esos años previos creció Alfonso, en la mira de los reclamos familiares por su amaneramiento y de los ataques de sus compañeros de escuela, quienes lo agredían por más que se esforzaba en cubrir las características del hombrecito que se esperaba que fuese; todo esto dentro de un pueblo pequeño del centro de México, donde no había cabida para la disidencia sexual.

En medio de la violencia, real y simbólica, Alfonso sabía que no podía cambiar lo que era: un varón homosexual. Desde pequeño supo que tenía que irse de ese pueblo si quería vivir con más libertad, pero quizás no imaginaba que, en la Ciudad de México, le tocaría presenciar los más grandes cambios sociales en materia de derechos LGBT de los que se tenga registro.

En su libro El síndrome del año perro (Latice, 2025), Alfonso Castañeda repasa su propia historia, pero bien puede ser la historia de cualquier joven gay nacido en los años ochenta del siglo pasado. Es un conjunto de relatos cercanos donde, a la distancia, el autor reflexiona sobre las implicaciones de la vivencia homosexual como secreto, como pecado y también como derecho, como reivindicación.

El síndrome del año perro es un libro íntimo y honesto que explora el significado de la libertad, el amor, la identidad o las convicciones de la identidad homosexual.

Cl síndrome del año perro

Alfonso Castañeda

Latice Editorial, 2025