Un vestido blanco perfecto, un traje de lo más elegante. Amada Díaz e Ignacio de la Torre y Mier comenzaba una vida juntos. El suegro, don Porfirio Díaz, presidente de México, bendecía el matrimonio y le recordaba a su yerno los acuerdos a los que se había comprometido con él para con su hija, hacerla feliz. Como empresario e influyente personaje del ámbito político, De la Torre congeniaba de forma frecuente con distintas personas del círculo para llevar a cabo pactos que le harían mantener su posición de poder y privilegios, y así cumplir con Díaz, el padre.

Amada intentaba que su relación fuera ejemplo para otras mujeres de sociedad, pero no contaba con que ella y las conductas de su esposo eran tema de conversación que, como secreto a voces, hablaban del interés de Ignacio por Evaristo Rivas, político con quien se reunía a altas horas de la noche acompañado de un grupo selecto de la élite porfiriana, sin razones de negocios aparentes.

Entre luces y sombras, un enorme banquete, muchos corsés de encajes y una rifa, la noche del 17 de noviembre parecía una más en la rutina de Ignacio. Tras una redada policial en un baile de la colonia Tabacalera habían sido detenidos algunos hombres vestidos de mujer y otros tantos con indumentaria masculina reunidos con un solo objetivo: placer sexual y convivencia nocturna organizada por Ignacio de la Torre y Mier.

Basado en los hechos del 17 y 18 de noviembre de 1901 en México, David Pablos llevó al ambiente cinematográfico El baile de los 41 (México, 2020). El filme pone en evidencia la moral conservadora y el ejercicio de poder durante el siglo XX para mantener viva la memoria histórica de la violencia, censura y abuso de poder sobre grupos sexuales diversos.

El baile de los 41

Director: David Pablos

México, 2020